martes, 15 de mayo de 2018

MAURICIO EL ENCANTO DE OCUMARE

Gran piedra de la cueva de Mauricio
Mauricio El Encanto de Ocumare, como familia llegaron de Mérida, los Hernández, vivían cerca de una población llamada "La Lima", entre La Lagunita y el río Súcuta, tiene tantas anécdotas que lo han llevado a igualarse con el nombre de Ocumare, y dicen los que saben, que siempre vive cerca de los ríos y cuando decide mudarse lo hace crecer y se va en busca de otras aguas para morar, ya que son cinco  los ríos que rodean a Ocumare.



Las Cuevas del Peñón fueron bautizadas con su nombre, se dice que allí mora Mauricio y existe real y corpóreamente en esas cuevas, ya que son unos lugares, donde hay formaciones con apariencia de lecho, donde probablemente los utiliza para descansar.
Los lugareños se sienten orgullosos de él, de su Encanto, ya  que expresan con mucha emoción que es una deidad consagrada a la defensa y cuidado de las aguas, flora y fauna de la Sabana de Ocumare del Tuy.
Dicen que El Encanto fue encanto desde su nacimiento, ya que su papá era amante de la cacería.  La madre de Mauricio estaba embarazada; un día se acostó a descansar, se quedó profundamente dormida y cuando despertó, ya no tenía al niño en su vientre, por eso, cuentan los que cuentan que su padre lo cambió, o lo entregó a ser "un encanto", para obtener buenas cacerías.


Valles del Tuy,en el centro el río Tuy
Los años siguen pasando, el muchacho crece, y un buen día, desaparece, su madre no lo encuentra por ningún lado. Pasan tres días de angustia, y desesperación, revolviendo las piedras, árboles, ríos, sin noticias; cuando aparece, su madre lo encuentra distinto, cambiado, diferente, sus ojos tenían un brillo especial, su oído escuchaba más allá de lo normalmente perceptible, su cuerpo estaba más fuerte...o más alto, la mira con ternura y le dice que tenía que devolverse, para cuidar el bosque y sus animales que estaban amenazados por la avaricia y el egoísmo del hombre:
-Te dejo estas monedas de oro, con eso te sostendrás, si necesitas más, sólo invócame y estaré aquí en un parpadeo.
Salió con su morral lleno de monedas, su cuatro y su sombrero a recorrer su comunidad desamparada.     


Piedras de la Cueva del Peñón o Cueva de Mauricio