miércoles, 31 de julio de 2019

ViSITA AL ANCIANATO

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Ayer 28 de julio de 2019, fuimos al ancianato La Esperanza, donde los ancianos son atendido muy pulcramente, están todos limpiecitos, tanto el ambiente como las personas internas allí, que son personas de la tercera edad y dos jóvenes que pude observar, una de ellas con problemas motores y otra igual que aparentemente sufrió algo cerebral y permanece en una silla de ruedas.
El señor Victor montó el aparataje de sonido, Lissete le ayudó y en un rato pudimos cantar; empecé yo con las canciones venezolanas La Noche de tu Partida, Desilución y Cuando me faltas tú, luego pasó Lissete con Junto al Jagüey, Muchacha de Ojazos Negros, siguió el señor Victor con unas canciones que incluía joropos y alababa sobre la belleza de nuestra música, siendo Venezuela 1, Venezuela 2, Venezuela 3, Venezuela 4 Venezuela 5, que es la de hoy que estamos viviendo, y siempre será Venezuela. Después de este paquete de música venezolana le damos inicio a la música romántica conmigo interpretando  Caminemos, luego Obsesión y Dos Almas; pasó Lisset y cantó sus lindas canciones como Bésame Mucho y pasodobles, luego cantó Gloria su música de Sonora Matancera; al final inició Víctor con su cancionero que lleva en el cerebro, de años y años de experiencia.
A un lado mío se encontraba una mujer de tercera edad, que me sonreía de vez en cuando y yo también la miraba y le sonreía, hasta que me dí cuenta que habia sido representante mía porque le dí clases a su único hijo en una escuela de la localidad.. Lo cierto del caso fue que ella se levanto de su silla y se puso a mi lado, hablándome de que estaba muy delgada y yo le contesté igual que yo también estaba muy delgada, pero que por el volumen que había no podíamos hablar y le prometí que dentro de un rato lo haríamos, que se sentara, porque ya me tocaba cantar. Ella se fue hasta el fondo del salón y se sentó. Pienso ahora que se acordó de mí y necesitaba hablar en ese preciso instante y no después como yo se lo sugerí.
De repente, una de las encargadas nos dijo que bajáramos el volumen de la música porque una de las ancianas estaba muy nerviosa y ella tenía que ir a averiguar qué era lo que le pasaba. Y era precisamente mi amiga la que se sentía mal
Así se hizo, llegó la hora del almuerzo, todo el mundo almorzó y me voy a donde está mi amiga, me siento a su lado y le pregunto por su comida, si ya había comido, me responde que sí, pero que no se la había comido toda porque iba a quedar muy inflada y me señala su estómago.
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Después de esas palabras que tuvimos le pregunto si se acuerda de mí, por dos veces, y me responde que "lo tenía aquí y se le perdió, que no sabe si alguien se lo llevó", asombrada le vuelvo a preguntar si sabe quién soy yo, y me respondió con otra cosa diferente; viendo que no podía hilar un pensamiento me levanté con mucho pesar y dolor en el alma, al contemplar a una mujer que había sido personal administrativo del liceo más grande de mi comunidad, y ver que sufre de demencia senil y mal de Alzheimer, que si no reconoce a su propio hijo, menos me iba a reconocer a mí.
Bueno, así y todo, las personas bailaron, cantaron junto con nosotros, y pudimos despedirnos hasta después del mediodía, recogimos nuestros cachachá y salimos.
Qué terrible es querer olvidar¡¡¡¡¡