martes, 3 de agosto de 2021

EL OCASO DE UN REBELDE

 Bolívar le sigue dictando a Martel su escribiente: 


"Engreído el General Piar de pertenecer a una familia noble de Tenerife, negaba desde sus primeros años, ¡qué horrible escándalo!, negaba conocer el infeliz seno que había llevado este aborto en sus entrañas. Tan nefando en su desnaturalizada ingratitud, ultrajaba a la misma madre de quien había recibido la vida por el solo motivo de no ser aquella respetable mujer de color blanco, que él había heredado de su padre. Quien no supo amar, respetar y servir a los autores de sus días, no podía someterse al deber de ciudadano y menos aún al más riguroso de todos, al militar".  Durante largo tiempo estuvo enumerando esta implacable acusación para justificar un castigo ejemplar hacia Piar, quien quería estimular  el odio de las castas de color. Su voz exaltada, su sangre de criollo mantuano pareció rebelarse en sus palabras, interrumpiendo al secretario con varios golpes sobre la mesa. "La imparcialidad del gobierno de Venezuela ha sido siempre tal, desde que se estableció la República, que ningún ciudadano ha llegado a quejarse por injusticia hecha a él por el accidente de su cutis. Por el contrario ¿Cuáles han sido los principios del Congreso? ¿Cuáles las Leyes que ha publicado? ¿Cuál la conducta de todos los magistrados de Venezuela? Antes de la revolución todos los blancos tenían opción a todos los destinos de la monarquía, lograban la eminente dignidad  de ministros del rey y aún de grandes de España. Por el talento los méritos o la fortuna lo alcanzaban todo. Los pardos degradados hasta la condición más humilde estaban privados de todo. El  estado santo del sacerdote les era prohibido: se podría decir que los españoles les habían cerrado hasta las puertas del cielo. La revolución les ha concedido todos los privilegios, todos los fueros, todas las ventajas."

"¿Quiénes son los actores de esta revolución? No son los blancos, los ricos, los títulos de Castilla y aún los jefes militares antes al servicio del rey? ¿Qué principios han proclamado estos caudillos  de la Revolución? Las actas del gobierno de la República son monumentos eternos de justicia y liberalidad. ¿Qué se han reservado para sí la nobleza, el clero, la milicia? ¡Nada! ¡Nada! ¡Nada! Todo lo han renunciado a favor de la naturaleza y de la justicia que clamaban por la restauración de los sagrados derechos del hombre. Todo lo inícuo, todo lo bárbaro, todo lo odioso se ha abolido y en su lugar tenemos la igualdad absoluta hasta en las costumbres domésticas. La libertad que hasta en los esclavos que antes formaban una propiedad de los mismos ciudadanos. La independencia en el más alto sentido de esta palabra sustituyen a cuantas dependencias antes nos encadenaban"

"El General Piar con su insensata y abominable conspiración, sólo ha pretendido una guerra de hermanos en que crueles asesinos degollasen al inocente niño, a la débil mujer, al trémulo anciano, por la inevitable causa de haber nacido de un color más o menos claro. ¡Venezolanos! ¿No os horrorizáis del cuadro sanguinario que os ofrece el nefando proyecto de Piar? Calificar de delito el accidente casual que no se puede borrar ni evitar. El rostro según Piar, es un delito y lleva consigo un decreto de vida o muerte. Así ninguno sería inocente, pues que todos tienen un color  que no se puede arrancar para substraerse de la mutua persecución

El general Piar ha infringido las leyes,

ha conspirado contra el sistema republicano, 

ha desobedecido al gobierno, 

ha resistido la fuerza, 

ha desertado del ejército y 

ha huído como un cobarde; 

así, pues, él se ha puesto fuera de la ley: 

su destrucción es un deber y su destructor un bienhechor "

Desde esta casa Piar caminó al patíbulo

Tomado del libro Bolívar de  Indalecio Liévano Aguirre 1974

EL GENERAL REBELDE

 

Un día recibió Bolívar comunicación del General Manuel Piar en la cual le anunciaba su decisión de renunciar al mando y le pedía pasaporte para salir del país, pues según afirmaba, su mejor contribución a la Causa Americana era la de eliminarse para poner término a las funestas rencillas entre los jefes. Comprendiendo el Libertador que Piar solamente buscaba evadir la vigilancia inevitable de los campamentos, trató de evitar su dimisión con bien disimulada cordialidad: "No insista Ud. - le decía en su respuesta- en separarse de su puesto. Si Ud. estuviera a la cabeza, yo no le abandonaría, como no abandonaré al que esté mañana, sea quien sea, con tal de que tenga la legitimidad y lo necesite la Patria. La Patria lo necesita a Ud. hoy como lo que es y mañana habrá de necesitarlo como lo que por sus servicios llegare a ser". El valor entendido de estas frases no tuvo  efecto distinto en Piar, así que el Libertador aceptó su renuncia el 30 de junio. Libre de responsabilidades, Piar se consagró con singular actividad a recorrer los territorios vecinos a Guayana La Vieja, afirmando en ellos que se le había destituído por su calidad de "Pardo".  Juan Francisco Sánchez, recibió francas incitaciones para la revuelta contra Bolívar, concebidas con el tenor que él relata así:"En el instante que llegué a esta ciudad tuve la fortuna de encontrarme con el señor Piar; este general después de haberme hecho las más sinceras demostraciones de amistad, me habló de este modo: Yo he sido elevado a General en Jefe por mi espada y por mi fortuna, pero soy mulato y no debo gobernar en la República; no obstante, yo he penetrado el gran misterio de la administración actual y he jurado a mi honor restituírle la libertad a tanto inocente que está derramando su sangre por encadenarse más y más en una esclavitud vergonzosa; me voy a Maturín y al fin del mundo si es necesario a ponerme a la cabeza de los que no tienen otro apoyo que sus propias fuerzas; estoy seguro que haciendo resonar por todas partes la justicia de mis sentimientos y la necesidad en que nos ponen de tomar las armas cuatro mantuanos, por la ambición de mandarlo todo, y de privarnos de los derechos más santos y naturales, no quedará un solo hombre que no se presente a defender tan digna causa" Bolívar hasta ese momento había logrado principios sociales, amplios y justos, como la libertad de los esclavos y la igualdad política de las razas, en cuyo ámbito le fue posible unificar a todos los americanos sin distinciones de color, nacimiento y riqueza. La ambición de Manuel Piar siguiendo el ejemplo de Boves, ponía en marcha una funesta revuelta de las castas de color contra Bolívar, cuyo objetivo era el exterminio de los blancos. El 23 de julio de 1817, Bolívar firmó la Orden de Arresto de Piar: "Con esta fecha, libro la orden al General Bermúdez para que intime al General Piar que se presente en este Cuartel General, o lo remita preso con seguridad si no obedeciese a aquella intimación". Piar huyo hacia Maturín con la esperanza de provocar una insurrección general de los pardos y la simpatía del negro Rojas; cuando se descubrió sus verdaderas intenciones un notorio vacío se hizo a su alrededor; consciente de su fracaso se dirigió a Cumaná buscando salvarse con el General Mariño, que lo acogió prontamente, pero surgieron desacuerdos serios entre ellos y ya Bolívar estaba informando a la comunidad y tropas sobre los motivos que le obligaban a no tener más consideraciones con el General Piar: "Ciudadanos: Yo denuncio a la faz de la nación el crimen más atroz que ha podido cometer un hombre contra la sociedad, el gobierno y la patria. El General Piar es el autor execrable de ese fatal destino. Colmado de los honores supremos de la milicia, de la consideración pública y la confianza del gobierno, nada quedaba a este ciudadano a qué aspirar sino a la gloria de titularse bienhechor de la República  ¡Con qué horror, pues, oiréis que este hombre tan favorecido de la fortuna haya pretendido sumergirnos en el piélago espantoso de la anarquía! Sí, venezolanos, el General Piar ha formado una conjuración destructora del sistema de igualdad, libertad e independencia". 

Después de apresado y sentenciado, llegó al lugar de la ejecución, al pie de la bandera del Batallón de Honor porque no fue degradado, oyó leer nuevamente la sentencia con aire de desprecio, teniendo su mano en el bolsillo, moviendo sobre el suelo el pie derecho y tendiendo su vista a todas partes. No queriendo que le bendase, se quitó por dos veces el pañuelo que le puse; vendado por tercera vez, se abrió la esclavina, descubrió el pecho y sufrió la ejecución, con una escolta o pelotón de fusilamiento que él pretendía mandar, un 16 de octubre. 


Tomado del libro Bolívar de Indalecio Liévano Aguirre. 1974