sábado, 27 de julio de 2019

MI PRIMERA COMPUTADORA

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Mi primera computadora me costó 18.000 bolívares, (1991) claro sin ratón.


Cuando mi hija mayor cumplió 15 años, en el año 1991, me pidió un equipo de computación como regalo de cumpleaños y que no me iba a pedir más nada... mentira me sacó también la fiesta. 
La computadora me costó 18.000 bolívares, igual que mi casa; pues bien, el regalo también fue para mí porque todos los domingos lo primero que hacía era encender el equipo y ponerme a estudiar todo el día, hasta que aprendí a manejarla, Y como lo mío es aprender para extraerle jugo, ofrecí mis conocimientos para hacer currículos, montar tesis, tarjetas y diplomas, que antes lo hacía artesanalmente, dípticos, trípticos, investigaciones, dibujos, presentaciones en power point, copiaba libros de internet aumentando así la colección de mis gustos, elaboraba, editaba e imprimía mis creaciones, como  poemas, cuentos e investigaciones en la comunidad donde trabajaba.en fin la computadora fue mi varita mágica para inventar lo que a mis manos le costaba. 
Realizaba trajes completos en papel, se los ofrecía a las alumnas, las fotografiaba y luego les vendía las fotos que imprimía, por supuesto todas compraban su foto y con el dinero compraba recursos para el salón, para que ellos mismos lo utilizaran.
Me vino a la memoria mi poca experiencia y buen tiempo con una computadora en mis manos, cuando una colega está atascada con un cuadro en word, y yo humildemente le digo que la puedo ayudar, ella deja que toque su Canaima, pero el cuadro llevaba su tiempo, pero si se podía resolver a lo que la chica quería. 
Mientras yo trabajaba en el cuadro, ella llamó a otra joven y le pidió que por favor le resolviera; con una sonrisa en los labios le entregue la laptop, pero esta nueva chica no supo qué hacer y se la devolvió. 
Yo me dí la vuelta y no tuve más qué hacer con respecto a la solución del problema que ya estaba encaminado.
En ese momento es cuando me doy cuenta que mis arrugas le dieron a entender a esta joven que soy una analfabeta cibernética ante ella que tiene un año con la Canaima que les donó el gobierno. jaja, no me queda más remedio que sonreir ante las incongruencias de la vida.