viernes, 2 de abril de 2021

PREMONICIÓN

 Yo conocí a Yolanda, cuando las dos cursábamos tercer grado, yo de 9 y ella de 8 años, en la escuela de las Hermanas Adoratrices, las dos vivíamos en El Guarataro de la parroquia San Juan, allí había una cárcel nombrada cárcel del Obispo, digo yo si sería una cárcel inventada por algún cura para sofocar a los sanjuaneros. Mi familia fue a parar allá cuando salimos de los bloques de Artigas, se pagaban ciento cincuenta bolívares y era imposible cancelarlos mensualmente. Tenía tres habitaciones: una para mi tío con su muchachera, otra para mi mamá y sus dos hijos y otra para mi tío Luis. Mi mamá le pidió a mi padrino un espacio y le dijo que sí, no recuerdo esa mudanza, pero sé que ahí estuvimos por un tiempo.

Yolanda y yo fuimos muy buenas amigas, tanto que yo fuí madrina de su hija y ella madrina de la mía, desde el tercer grado que estudiamos juntas, hasta que decidió su esposo llevársela para España y que muriera ahí, quizás de covid, no lo sé. Bueno, lo cierto fue que estudiamos tercero, cuarto, quinto, sexto, educación media, ella abogacía y yo maestra. Esta familia me hizo conocer la Metafísica, obsequiándome libros para leer. 

Un día de los tantos que pasaron, soñé que su papá se había muerto y nosotras estábamos peleando por una falda negra de tachones que usábamos las dos, por supuesto era ella la dueña, porque yo carecía de muchas cosas; ese día me levante de la cama, recordé el sueño y me vestí y fuí directo hasta su casa, a contárselo tanto a ella como a su papá, había la suficiente confianza como para hacerlo; él se sonrió y me habló así: -Mira caraj... falta mucho tiempo para que tú te bebas mi chocolate, mi café y te comas mis galleticas, oíste?, jaja, 

A la semana siguiente, que llegué a la casa de mi amiga, ella me avisa que su papá había muerto, me senté a pasar ese susto, al recordar el sueño premonitorio que había tenido la semana anterior. y puedo aseverar que si hay avisos en los sueños.