MAURICIO Y LA REPRESA

Mauricio tiene tantas anécdotas que lo han llevado a estar en posición igualitaria con nuestra población, porque decir Mauricio, es decir Ocumare del Tuy, pues se cuenta que siempre vive cerca de los ríos, los cinco en total que circundan a Ocumare, que cuando se quiere mudar, hace crecer el río donde mora y se va aguas abajo en busca de otra querencia.
A lo que vamos hoy es a la situación que tuvo lugar cuando se construía la represa de Ocumarito: Supuestamente Mauricio se acercó a uno de los dinamiteros y lo increpó enérgicamente, preguntándole ¿Quién le dio autorización a Ud. para cambiar  el curso de las aguas, con su dinamita? -Sepa Ud. que el único que está facultado para dar ese permiso, soy yo. - No hay en Ocumare ninguna persona encargada de velar por el ambiente, por los ríos y por los animales de estos Valles del Tuy, que me pertenecen.

El dinamitero, consternado, por la impresión que le causó esta perorata durante el encuentro con este ser desconocido para él,  desapareció de la obra y no se supo mas de su paradero, cuentan los que cuentan, que al día siguiente los demás trabajadores se preguntaban el por qué de esa ausencia misteriosa, sin despedirse, sin dar explicaciones, que al no saber nada, no hallaban qué decir.  Al poco tiempo se lo encontraron y dijo que se había trastornado cuando comprendió que había hablado con Mauricio El Encantado y el miedo a participar en esa obra de envergadura, que dañaba el ecosistema de los Valles del Tuy, le aterrorizó mucho porque Mauricio podía tomar venganza contra él.

Hay muchas personas que dicen ser descendientes de Mauricio, lo que presta a confusión, y la pregunta y la pregunta espontánea es ¿Será real o irreal Mauricio?, sea de una forma u otra, Mauricio es el mito ocumareño y según el decir popular, es el Guardián de Ocumare y de sus ríos.  

UN VIAJERO MISTERIOSO

Para salirnos un momento de los Valles del Tuy, les voy a relatar el cuento del Viajero Misterioso, por el mensaje que deja:

Un día, al atardecer llegó, a la población de Bailadores, en los Andes venezolanos, un hombre muy extraño, cargaba sobre su hombro un morral medio vacío, vestía con elegancia, llevaba corbata y su semblante era distinguido, tal vez por eso no le ladraron los perros.
Golpeó con los nudillos la primera casa que encontró. La señora que le abrió la puerta le preguntó: -¿Qué desea usted?, asombrada y curiosa, -Necesito algo para comer, vengo caminando desde Tovar y tengo hambre-, -Lo lamento señor, pero ahorita mismo no tengo nada qué ofrecerle-, se excusó la señora con el tono titubeante del miedo, -No se preocupe señora, yo cargo en mi morral un sobre que posee propiedades alimenticias exquisitas, si me consigue una olla con agua hirviente, yo le cocinaré la sopa más sabrosa que haya probado en su vida.
La mujer quedó picada por la curiosidad, lo mandó entrar a la cocina, confiada en que el porte y trato distinguido del huésped merecían su confianza, colocó una olla de agua sobre el hornillo y llamó a una vecina para no estar sola y contarle la maravillosa oferta del viajero misterioso. Cuando el agua comenzó a hervir casi todas las mujeres de Bailadores se habían reunido en la cocina milagrosa; fue en aquel instante, cuando el hombre abrió el sobrecito e hizo el ademán de arrojar  algo en la olla.
Lo revolvió, probó luego con una cucharita, regodeándose con los labios y la boca, exclamó: !Deliciosa¡, no hay mejor menú para el frío de Bailadores, sólo necesita de unas cuantas papas y unas zanahorias para redondear la perfección, !Nunca deben faltar las verduras en cualquier plato inteligente y sano¡, -!Yo traigo las papas y las zanahorias¡, ofreció una vecina.

  

A los pocos minutos las papas y las zanahorias llegaron a la olla  y el hombre misterioso probó la sopa: - !Excelente.....realmente excelente¡, sin embargo,  -Mejoraría aún más si le agregáramos unos trocitos de

carne.

Una nueva ama de casa, salió rápido y entró como un meteoro con una bandeja de chuleta.  El flamante cocinero las aceptó cortésmente, agradeció la prontitud y las depositó cuidadosamente en la olla, revolviendo el contenido, y ya comenzaba a salir un olor que entusiasmaba a todas las mujeres presentes. Probó de nuevo el caldo y dijo: !Sabrosísimo¡ !Francamente estupendo¡- Con unos pellizquitos de sal, la sopa quedará lista para ser servida-


Como había sucedido anteriormente llegó una vecina con una tacita de sal, minutos después el hombre ordenó: !Pónganse en fila con el plato en la mano¡... !habrá sopa para todo el mundo¡, Las mujeres presentes corrieron a sus casa  para traer su propio plato y cubiertos.
La mayoría aprovechó para traer canastas de frutas y potecitos con dulce de lechosa. el hombre repartía la cantidad de sopa que cada una deseaba y se iban sentando donde podían. Todas se sentían contentas, nunca habían disfrutado una cena tan alegre, espontánea, singular y fraterna. Reían extrañamente felices, mientras comentaban la anécdota de la sopa y compartían por primera vez una cena en comunidad. La velada se prolongó por varias horas y las mujeres prometieron reunirse con mayor frecuencia y se dirigieron al hombre para agradecerle, pero ...había desaparecido, y en la mesa estaba el sobrecito con una nota que decía: "Aquí les dejo la fórmula maravillosa: LA SOLIDARIDAD", "Usénla siempre que deseen cenar la sopa más deliciosa del mundo".


Nadie pudo averiguar en Bailadores quién fue ese hombre misterioso, las mujeres que lo trataron aseguraron que tal vez se perdió en el Páramo La Negra, camino de La Grita.