Un pobre pescador echaba inútilmente sus redes en el agua -!Dios Todopoderoso, invocó, -!Que al menos pueda llevar un pez a casa¡. De pronto la red se hizo tan pesada que sólo con gran demanda y apuro, pudo arrastrarla a la orilla. Pero para su sorpresa en la red sólo encontró una botella sellada y pesada, impacientemente abrió la botella y de pronto frente a sí, se elevó una nube oscura de humo que se convirtió en un enorme genio. Al pescador se le heló la sangre en las venas cuando oyó -Mi salvador, hace 2000 años el rey Andrés me encarceló en esta botella, escucha ahora una alegre nueva: !Ahora mismo te desapareceré, escoge tú de qué modo lo harás¡ -¿Es ese el agradecimiento por mi buena obra? Preguntó el pescador empezando a rogar por su vida, pero el genio no se ablandaba. -En el fondo de mi corazón prometí al comienzo todos los tesoros del mundo para mi libertador, pero con el tiempo, mi ira ha ido creciendo y he jurado desaparecer al primero que me libere.  Cuando el pescador se dio cuenta de que no podía cambiar el parecer del genio, se tragó el miedo, pensando muy bien una treta: -Muy bien, si este es tu deseo: !Desaparéceme¡, pero júrame que dices la verdad. ¿Estabas realmente en el interior de esta botella? -Si no lo veo con mis propios ojos, no te creeré. Entonces el genio se convirtió en nube de humo, desapareciendo en la botella, como un relámpago, el pescador cerró nuevamente la botella y dijo: -Ahora te toca a tí escoger cómo deseas desaparecer, te echarél al fondo del mar, y después aquí en la orilla construiré una casa y vigilaré día y noche para que nadie más te saque del agua. Y así el genio durmió en el fondo del mar mientras el pescador tenía vida |
Cuando tus hijos duermen
Tu devoción hace crecer la luna
Suspendes en tus ojos
Soledad de la noche más augusta
No hablas por temor de que se rompa
Un sueño de menudos universos
Si contemplas el monte
Tanta luz de cilicia de recuerdos
Presiento tu suspiro
En el jazmín que sin rumor trasciende.
Rodolfo Moleiro
Venezolano
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