LA MOMIA

Me pasó en el año 1969, en la región de Barlovento; vivía yo en una casa cedida por el IAN: Instituto Agrario Nacional, asignada para uso del gobierno. Era una comunidad tranquila, calles de granzón, cerca del rio Tuy, casas de bloque, una de las habitaciones era utilizada como baño. Esa semana había tenido ciertas desavenencias con la compañera de cuarto, por lo que ella había decidido mudarse, sin decírmelo. La noche anterior a la mudanza me despierto al escuchar mi nombre varias veces: Josefina Barreto...bla bla bla, Josefina Barreto...bla bla bla Josefina Barreto..bla bla bla. Me dispuse a escuchar pero tenía mucho sueño y no lograba escuchar qué maldición me estaba lanzando: "bueno, maldición de gallinazo no pega en el espinazo", pensaba yo y seguí durmiendo, de todas maneras me quedé inmóvil a ver si hacía algo más, pero el sueño me venció y tenía que trabajar al día siguiente. cuando regresé de la escuela, la casa estaba vacía y ella se había mudado a la casa de al lado, que por cierto tengo guardada todavía la tarjetica que el niño de esa casa con mucho cariño me hizo como despedida del año.

Esa noche, por supuesto, me sentía sola, atemorizada, porque era la primera vez que iba a dormir en esas circunstancias, en una casa fuera de la mía, población lejana, sin mi mamá, total un desastre.

Me acosté, todavía se oían afuera las personas enfrente hablando y jugando, me fuí adormitando y me quedé dormida, de pronto veo delante de mí a una momia del tamaño de la habitación en una esquina de donde tenía ella su cama y comienzo a gritar y gritar y gritar, tenía mucho miedo, corro hacia el encendedor de luz, lo toco, prendo la luz y me calmo, pero casi estaba que lloraba. Aún veía lo amorfo de mi visión, un ser envuelto en vendas, la venda de la cabeza desprendida, un ser gigante, oscuro, que yo sabía que me miraba, porque estaba dispuesto hacia mí, y yo en mi soledad sentía que aquello, aquella mala vibración, mala energía que se había quedado allí agazapada podía atacarme si dejaba la luz apagada.