domingo, 14 de octubre de 2018

Dr. JOSÉ GREGORIO HERNÁNDEZ

El alumno del Colegio Villegas: José Gregorio Hernández





El bachiller José Gregorio Hernández
Estudiante Universitario



El Doctor, cumplidor estricto de su deber, cursante de especialidades y prácticas fisiológicas y bacteriológicas en Cátedras y Laboratorios de París. (1890)

José Gregorio Hernández se inicia en el ejercicio de la medicina en pueblitos de la provincia venezolana y de cada visita a sus enfermos entresaca prácticas y enseñanzas que van incrementando el caudal de sus bien arraigadas teorías. Avaro siempre de saberes, desde los apartados lugares donde reside, sueña con realizar viajes por Europa y América, para frecuentar doctas cátedras y centros de altas investigaciones.
Al fin logra desplazarse  al extrajero en 1889 y cuando en 1891 regresa a Venezuela, además del acervo científico que le han procurado sus capacidades de asimilación, vuelve con un gran laboratorio, que instala acto seguido y constituye la base del Primer Centro de Medicina Experimental en Venezuela, e implanta las Cátedras de Histología Normal y Patológica, Fisiología Experimental y Bacteriología.
He aquí un médico eminente, un sabio investigador, un profesional consciente y pulcro.
En el doctor Hernández descuellan  otras características que lo destacan con brillos todavía más deslumbradores.
Es un humanista y un apóstol, su concepto de la amistad y su fervoroso sentido del deber gobiernan sus incesantes actuaciones; su señorío espiritual y su percepción primorosamente delicada, exquisita, se refleja con toda pureza en lo que cuenta, refiere y describe su personal amigo el doctor Dominici, en las cartas que periódicamente le envía.
En una de ellas le pide unas composiciones de Víctor Hugo y, casi sin transición, le narra el carácter de las enfermedades que está curando a sus clientes y le comenta unos artículos que acaba de leer sobre lavados estomacales.
Describe en otra, con imágenes casi  poéticas, las incidencias de un desplazamiento a caballo en una noche tempestuosa  .  De un sólo trazo pinta el relámpago que deslumbró a su caballo y lo impulsó a una carrera  desenfrenada entre tajos y vericuetos escurridizos, el espanto que le produjo la descarga y el trueno que retumbó en las soledades de la cordillera, para concluir refiriendoque las furias de la naturaleza que entonces le toco presenciar superan a todas las descripciones que tiene leídas, y ésto, añade, porque en Los Andes "todo se manifiesta en grande".
Y así José Gregorio Hernández, transcurre su vida entre la filosofía,  el amor a sus pacientes, el laboratorio, ajeno a las tentaciones materiales, hizo renuncia al enriquecimiento que sin duda habría podido lograr, sin más que hacer normal cotización de sus servicios.
Era un místico del bien, del amor, de la magnanimidad y de la devoción a las eternas verdades que proclaman el triunfo perenne del espíritu sobre la materia.
J.M.Herrera Mendoza. Reminiscencias. Revelaciones de mi Archivo. 1964. Caracas Venezuela.

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