Poco se conoce de la vida de este cacique, de origen caribe.
Se sabe que su tribu y él, particularmente, profesaba culto a las ranas.
Se cuenta que, en una ocasión le brindó albergue a un soldado español y a un misionero que se habían extraviado por su región.
El soldado molesto por el croar de las ranas, comenzó a apedrearlas, Itaca se enfureció por la agresión que le hacía a los animalitos y con su conciencia ambientalista le hizo un juicio y lo condenó a muerte.
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