MAURICIO Y LA DESPEDIDA
Mauricio sale de su hogar y
va caminando como siempre
por lo mullido del monte,
observa los turpiales, las guacharacas y
torditos que lo saludan al pasar,
palmea las aguas
que se levantan en onírico y sensual vuelo
hacia sus amorosos brazos,
toca las plantas y huele las flores
que le regalan sus exquisitos aromas;
el paisaje, en fin, lo va adormeciendo
en atractiva confianza,
sosiego e invitación a disfrutar de
un estar desconocido
una cristalina sensación de paz,
de armonía sin par,
lo hacen escapar de su realidad por
tres días,
mientras su desesperada madre
lo buscaba por todas partes,
llorando con amargura su pérdida.
Pasaron tres días,
Mauricio llega con semblante diferente
con cambios en su fisonomía,
su mirada y oídos percibían lo intangible,
siendo realmente agudos.
Con mucho amor en la mirada,
Mauricio miró a su madre
diciéndole:
"Madre, tengo que irme
tengo que volver a cuidar del bosque y
de los animales,
Toma estas monedas de oro
para que te sostengas mientras vuelvo"
!Adiós, me voy a cuidar de la flora
y de la fauna!.
Y salió.....
con su morralito cargado de oro,
prodigándole una hermosa melodía
a la naturaleza que lo abraza







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