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domingo, 7 de junio de 2020

AQUÍ VIENDO LA TELE

                                          Samuel Bernardo Teitelman posted on LinkedIn
Aquí estoy en mi biblioteca observando lo que pasa en el mundo, tengo una taza de café, por cierto un café cosechado y envasado en mi país, que se llama CAFÉ VENEZUELA, muy sabroso, aromático, de sólo olerlo me despierta las papilas gustativas, miro la actualidad en USA, veo como a Floyd lo mata poco a poco  un policía, mientras el agredido tiene las manos esposadas, los otros policías lo sostienen para que no se mueva, el policía sabe que lo están grabando, tiene la mano izquierda metida dentro de su bolsillo, me imagino que para sostener su pierna y que no aflojara la presión en contra del pecho del hombre que está agrediendo, pensando quizás en que aunque lo graben mil veces él va salir airoso, porque los blancos son los dueños de las ejecuciones legales. Este hombre acostado en el suelo, presionado, le habló varias veces pidiéndole oxígeno, porque no podía respirar, que son las palabras que usan los manifestantes hoy día mientras caminan: No puedo respirar...no puedo respirar...no puedo respirar...
A veces mirando ciertas imágenes me dan ganas de llorar, aprieto los labios cuando veo a los policías abrazarse con los manifestantes, claro ignoro si es premeditado y/o sin empatía esta acción, sólo para salvarse el pellejo, aunque no puedo dejar de pensar en las agresiones que el gobierno de USA ha desplegado sobre el pueblo de Venezuela, cuando impide que tengamos la calidad de vida que nos merecemos y que es nuestra por las riquezas que están en nuestra tierra, cuando impide que lleguen los alimentos que siempre hemos disfrutado,  las medicinas, las cremas, productos para nuestro cuerpo, golosinas, dulces, y el pueblo de USA no ha protestado por eso, no les ha importado un comino todo lo que su gobierno nos ha hecho, acompañado por supuesto por otros presidentes que cumplen a pie juntillas con todos esos abusos que nos ha cambiado la vida.
 Recuerdo que en el 2013, fuimos en vacaciones para Mérida, fue el último viaje que realizamos, después de ahí se nos puso la vida bien dura, todos los productos escasearon, sobre todo la comida, en  mi casa, mi hija salía en la mañana a comprar haciendo largas colas para comprar pocas cosas y regresaba en la noche, tuvimos que comer arroz picado, había que limpiarlo a conciencia, para botar la mitad. Sentíamos vergüenza entre nosotros mismos vivir esa situación, porque ese arroz era sólo para el alimento de los animales. Nos comimos todas las reservas alimenticias que quedaban en la despensa, un poquito de esto, un poquito de aquello, otro poquito de esto y así con estas menudencias preparábamos una arepita para que las niñas comieran algo.  
Es de recordar que teníamos una niña de meses que no creció gorda como las otras dos, sino delgada, musculosa y comiendo a sus horas, con la comida controlada, no conoce de chucherías, de refrescos, de fiestas de cumpleaños, de regalos, de viajes a la playa, de viajes de turismo, de ropita nueva con zapatos, tiene séis años y sólo conoce de escuela, del parque de la comunidad.
Muy difícil ha sido la vida desde el 2014/2020, hemos recibido palo y palo, todos los días algo nuevo, verdaderamente no me explico cómo lo hemos resistido. Aquí en la comunidad los transportistas decidieron un buen día dejar de trabajar y todas nuestras diligencias teníamos y tenemos que hacerlas, todavía, caminando, lo que alegaban era que nosotros los ancianos debíamos pagar pasaje completo, pues ellos eludían la Constitución Nacional que nos da ciertas ventajas a la tercera edad, y una de ellas es pagar medio pasaje al igual que los estudiantes. 
Todo eso se destruyó, así como destruyeron nuestra moneda.
Como ven soy testigo fiel de las innumerables agresiones de que hemos sido objeto en Venezuela y que ha habido gobiernos que han apoyado, en Europa, en América y sobre todo en Colombia, que ha abusado de su condición de Caín.
Aquí debajo les dejo una URL de un muchacho venezolano, analista de todo lo que nos ha pasado, espero que lo vean y entiendan lo que mucha gente está entendiendo, porque las caretas no son para siempre.



Espero que lo disfruten y se adhieran, como lo hice yo.