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lunes, 21 de junio de 2021

PERSEO Y MEDUSA

 

El Oráculo había revelado al rey de Argos, Acrisio, que sería muerto por su nieto.

 Atemorizado, encerró a su hija Dánae en una

 torre de bronce y rehusó darla en matrimonio a ninguno de los príncipes que lo solicitaron; 

Pero el rey de los dioses, que la amaba, queriendo ir a donde ella moraba, 

se transformó en lluvia de oro y de ese modo, Júpiter que así se llamaba, prodigó a manos llenas este metal entre los soldados que guardaban a Dánae, con el fin de sobornarlos; la raptó y se desposó secretamente con ella, de este matrimonio nació Perseo. Acrisio, más atento a las amenazas del oráculo, que sensible al amor de padre, se llevó a su hija y nieto y los abandonó en una frágil barquilla en medio de olas agitadas por un fuerte vendaval. Sus muertes parecían ya inevitable, pero un dios velaba sobre la navecilla,  que fue arrastrada por el viento hasta la isla de Serifea, en cuya ribera fue recogida por un pescador llamado Dietys. 

Dietys  los condujo a presencia del rey Polidecto, que los recibió con benevolencia y encargó a los sacerdotes del templo de la diosa Minerva, para que cuidaran de la educación del pequeñuelo. Veinte años después, la bravura de Perseo y el afecto que el pueblo le tenía, oscurecieron la gloria del rey Polidecto, quien buscó un pretexto razonable para alejarlo de su presencia, halagó las ambiciones del joven con promesas de triunfos y laureles, por lo cual le propuso que se preparara para una expedición brillante pero difícil. 

Se trataba de ir al encuentro de Medusa, que era una de las Gorgonas, para luchar con ella y cortarle la cabeza. Ya sabemos que Medusa en vez de cabellos tenía serpientes y por su aspecto asqueroso, convertía en piedras a todos los que la contemplaban. Perseo aceptó sin titubeos tal proposición y los dioses vinieron en su ayuda: Minerva le cedió su escudo, Mercurio sus talares y una espada de diamante, Plutón un casco que le hacía invisible, Armado con esa triple defensa, se fue hasta la espantosa morada de Medusa, a la que halló sumida en profundo sueño, al igual que sus serpientes. Minerva guió su brazo que se mantenía al lado del escudo, donde se reflejaba la cara de Medusa que no se atrevía a mirar, y de un golpe cortóle la cabeza.

 Al escuchar ese ruido las otras Gorgonas se despertaron y quisieron vengar a su hermana, pero Perseo escapó usando el casco de la invisibilidad y levantó su vuelo llevando consigo la cabeza de Medusa ligada a la cara exterior del escudo. 

Después se encontró en Mauritania con el gigante Atlas, a quien convirtió en montaña, luego, volando con sus alas en los pies contempla en Etiopía a Andrómeda, encadenada a la orilla del mar a expensas de un monstruo que la quería devorar y se desposa con ella después de salvarla

Entonces Perseo, después de una ausencia de cuatro años, regresó a la isla Serifea, la del rey Polidecto, que mantenía prisionera a su madre Dánae y la llenaba de ultrajes, ella le pidió que luchara con el tirano, lo venció y lo mató. Después Perseo venció a Preto, hermano de su abuelo, que había usurpado a Acrisio, el trono de Argos. Acrisio, sabedor del camino triunfal de su nieto, fue hasta Larisa para felicitarle, expresarle su gratitud y reconciliarse con él, pues ahí se estaban celebrando los juegos de la rayuela, que era ejercicio en boga. Perseo quiso dar prueba de su fuerza y maestría, lanzó su disco con tan mala suerte que dio en la frente de su abuelo Acrisio, muriendo instantáneamente, cumpliéndose así la Profecía del Oráculo.