Ahí soñando, me encontraba
en la cima de mis alegrías
y sin pensarlo dos veces
me arriaste
a la sima de mis tormentos.
¡Ay¡ Cómo se siente mi alma
como un arma con brillantes
donde la luna de abril,
que es muy fuerte y poderosa
no me la queme por fuera
por sólo abrir el cerrojo.
¡Ah! qué decir,
si no sé qué pasa
parece que se me escapa
mi poca tranquilidad
de no saber lo que sé.
Es harto sabido
que mi sentimiento alto
como el Burj Dubai de allá
que carece de rotos y descosidos
o como el famoso cocido
que no he vuelto a saborear.
A Ud. le puedo contar
lo que me ha llevado a ser
tan callado como soy
aunque a veces lo echo fuera
con todo y que San José
me dé unos buenos pelmazos
con su gracioso cayado.
Y te hablo porque sé
que eres un ser tan cortés
digno de toda confianza
nieto del Abad Cortez.
Pero estoy viendo lo otro
ya que tú no me has cocido
porque te has hecho rogar
aquel cuaderno viejito
que me iban a firmar
mis artistas preferidos,
aquél, que en esa oportunidad
lo tenían los camarógrafos
que me fueron a filmar
en Mauricio El Encantado.
Allí tuve la alegría
pues aprendí muchas palabras
y además las aprehendí
tan bien
en mi cuaderno viejito,
también allí, la gente amiga
me abrazaba con cariño
y yo sentía mi corazón
que se abrasaba de gozo,
de tanto calor humano
que sentía lo disfrutaba.
En fin, por ese camino recto
parecía que iba arreada
a arriar nuestra Bandera
para irme a trabajar,
muy cerca del río Tuy
aunque parezca un arroyo
aquél que no queda en Asia
sino, hacia Asia me voy.
Yo recuerdo que un mal día
una mula me arrolló
en ese camino vasto
y yo le grité ¡BASTA1
buen animal
si te quieres animar
vete al agua a nadar,
aunque sea en pocos ciclos
que no se convierta en siglos
para poderte ayudar.
Eso lo escribí de plano
por supuesto, lo edito,
lo trasformaré en edicto
que algunos lo leerán,
y por si alguien me espía
tendré yo, que expiar mis culpas
escribiendo textos simples
como el que está ahí
o, no sé dónde los hay.
