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domingo, 23 de junio de 2019

PININOS


Corría el año 1968, presenté mis exámenes de junio antes de los finales que creo eran los del lapso, pero no recuerdo si eran tres lapsos como ahora o sólo dos lapsos, porque luego en julio debía presentar los exámenes finales de cada materia, para graduarme de maestra, me habló una de las monjas del colegio y me ofreció trabajar en un colegio de El Junquito, en el kilómetro 13, que si aceptaba me fuera al día siguiente a hablar con los representantes de la escuela San José, que ellos me estarían esperando; así mismo lo hice y quedé contratada para empezar a trabajar en septiembre de ese mismo año, aunque aún debía presentar los exámenes finales cuyas notas fueron: Inglés 17, Formación Social, Moral y Cívica 17, Organización y Administración Escolar 13, Psicología Educativa 16, Técnica y Práctica de la Enseñanza 18, Práctica de Economía Doméstica y Puericultura 18, llevaba de los años anteriores Castellano con 17, Matemática 13, Física 12, Historia Universal 19, Sociología e Historia de la Educación 17, Educación Manual y Artística 19, Orientación Profesional 18, Ciencias Biológicas e Higiene 18, Geografía de Venezuela 14, en una escala de calificaciones del 1 al 20.
Cuando estaba estudiando el primer año, mi mamá me dijo que no tenía cómo seguir pagando los veinte bolívares que costaba la mensualidad, entonces me decidí a buscar ayuda entre los partidos políticos de la época, en Caracas; uno de ellos me atendió y me mandó a buscar al padre Clermont; allá fui y me dijo que él me pagaría la escuela, me daría los libros, pero que tenía que esmerarme en los estudios, y tan despistada yo, que nunca fui a saber del padre Clermont, a ver cómo estaba o darle las gracias por mis estudios. En fin desde aquí, Padre Clermont gracias..gracias en el lugar donde se encuentre.



El padrino de la promoción, el profesor Eduardo Castillo, seleccionó a dos alumnas, una era yo, para obsequiarnos zapatos, carteras, traje, peluquería, para el día de la promoción; como yo me había encargado de los anillos del salón, me premiaron al darme gratis una joya en oro blanco con una piedra Aqua Sus, además que debía dar el mensaje final de agradecimiento a la institución y a los profesores. Gracias profesor Castillo, desde aquí gracias.
 En la escuela me dieron fue quinto grado, los niños eran chicos grandes, algunos de ellos internados en esta institución, que después de cierto tiempo dejó de funcionar; los primeros que dirigieron eran personas extranjeras cuyo oficio anterior era de un supermercado, los segundos, cuando salí era un ingeniero, que me imagino tampoco sabría nada de educación y mucho menos de pedagogía. 
En septiembre me fuí a buscar en Los Teques un cargo y había huelga de maestros, estaban todos los supervisores reunidos, y se levantó de su asiento y me salió al encuentro un Director de Barlovento, José Antonio Camacho, me saludó, me preguntó qué deseaba y le contesté que estaba buscando un cargo de maestra, le enseñé mis notas y me respondió con una pregunta, si quería irme a trabajar a Barlovento, mi respuesta fue: -Sí, yo lo que quiero es trabajar.
Me aceptó, a la escuela a donde me mandó se llamaba Concentración Escolar No. 69 de Los Galpones, donde daba primero, segundo y tercer grado, y mi nombramiento decía Coordinadora de la Concentración Escolar tal y tal. Me mandó a hablar con el encargado del Instituto Agrario Nacional, para que me diera una vivienda a dos cuadras de la escuela, y así empezó mi travesía por el bello mundo de la educación, de donde no he querido salir, tenía yo 24 años. 
"Es una muestra de que el universo conspiró para que estudiara gratis, obtuviera un cargo y una casa dónde vivir sin penalidades e ir amasando satisfacciones y triunfos personales, de lo que me siento realmente orgullosa".