Mientras el enemigo te maltrata, tú lo amas cada día más
Así como has ido leyendo mis historias personales, entenderás la vida tranquila que llevábamos los venezolanos en este tiempo antes de las sanciones, trabajábamos, comprábamos lo que queríamos o no, en mi familia teníamos la costumbre de salir a almorzar cada quincena después de cobrar el sueldo, mi hija mayor pudo estudiar, conseguir empleo, en cada vacación salíamos de viaje, en autobús o en avión, con una estadía de siete días para seis personas.
Yo reestructuré mi casa, compré cerámica para cubrir sala, comedor, habitaciones, salas de baño con un dinero atrasado que nos envió el Ministerio de Educación, me da una pena terrible que los mismos venezolanos hayan trabajado para destruir nuestra moneda, defendiendo a los ricos y poderosos, coleccionando billetes de 100 bolívares para llevarlos, sin conciencia, a Colombia para que se los cambiaran por dólares. Sin saber lo que pasaría después. El que reunió muchos billetes de cien bolívares sabe que solucionó algo pero no se hizo rico y es causante de lo que tenemos ahora con la moneda. Eso no se hace, patear la Patria, por otro Estado que sólo nos amenaza, nos calumnia, nos agrede y nos roba, además de tener a su antojo todos los medios de comunicación mundiales para diseminar falsedades. Hubo un momento en que disfrutamos de venta de linea blanca, computadoras, teléfonos, entrega de viviendas amobladas, centros de atención médica en las comunidades, las escuelas eran atendidas con suficientes recursos, libros para cada niño, su bulto, uniformes escolares, en fin nos sentíamos bien, pero empezó la guerra y aún no ha terminado.
Bueno, mejor dicho, yo soy incapaz de actuar así, porque yo amo a Venezuela, el mejor país del mundo
Pueblos del mundo aprendan, tomen esta experiencia por la que estamos pasando los venezolanos para que analicen con cuidado que algún "amigo de tus recursos" te está regalando en una mano, y después con la otra te apuñalará para quitártelos y para mirar bien a quién vas a elegir.
Muchas gracias por leerme, esta es la gran verdad, que no podemos ocultar.
Hay una ignorancia supina absoluta, en muchas personas, que sabiendo cómo son las cosas, y sabiendo todo lo que nos han hecho en Venezuela, estos seres no aceptan la verdad verdadera sino que aceptan la verdad falsa y aman a su enemigo apropiándose internamente del Síndrome de Estocolmo, actuando de acuerdo con eso.
Mucha tristeza siento ante todo esto, pero la claridad y el razonamiento, hay que pedirlo para cada acción que vayamos a tomar
Pido al universo que atraiga
sobre mi
el conocimiento
y el discernir
sobre lo justo y verdadero.
Amén
