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jueves, 30 de julio de 2020

EL ÁNGEL PLATEADO

Electric blue Cal-look beetle | Volkswagen, Volky, Vw escarabajo

Un buen día decidí que iba a Caracas a visitar a mi familia, el lugar a donde iba tiene dos escaleras y un espacio central, cualquiera de las tres vías era apta para llegar a mi destino. Dejé mi carro en una de las escaleras, subí, visité, salí y me devolví a buscar mi carro para devolverme a Ocumare. Cuando llegué al lugar a donde supuestamente había dejado mi carro, no estaba. Mi mirada estaba comprometida con la escalera, sólo veía el espacio y ahí estaba otro carro, me pasé la mano por la frente, pensando y "ahora qué hago", "me regreso a la casa" o "voy a poner la denuncia", ¿Qué hago? 
Un sinfin de historias me recorrió desde la punta de la coronilla hasta  los zapatos:

"Se llevaron el carro"
"Me tardé demasiado"
"Por qué no lo dejé en otro lado"
"Nadie miró nada"
"Aquí si hay malhechores"
"Por qué hacen eso, si todos me conocen"
"Cómo pueden hacerle eso a una visitante"
"No tienen compasión con nadie"

y bla bla bla bla...........hasta el infinito......
Las piernas me fallaron, me tuve que recostar de una pared para sostenerme, y me puse a cavilar acerca de esta situación insólita que me estaba ocurriendo, el corazón me golpeaba fuertemente y no sabía si devolverme a la casa o ir a consignar la denuncia y pensar en lo que debía afrontar desde ese momento.

Comercial Muentes Otero, C.A.

De pronto se levantó un ventarrón y una lámina de cinc se desprendió de una vivienda, y empezó a dar vueltas en el aire; cuando la veo que se acerca, me olvido momentáneamente del carro y empiezo a esconderme de esa "guillotina voladora", que empieza a dar vueltas a mi alrededor, en mi cabeza; yo corriendo, escapándome, cuando de repente me voy topando, me tropiezo, le pongo mis manos a un volkswagen, que me hizo abrir los ojos, y preguntarme si era el mío, ¡SI! ¡Era el mío!, que estaba estacionado en la otra escalera
Como la calle estaba sola, me imagino que la expresión de mi rostro era de incredulidad, que por poco no me paraliza el corazón con tanto susto recibido en ese momento, sin pensar, como una autómata, abrí la puerta, lo encendí y adiós, sin digerir aún lo que había ocurrido, creo que mas  nunca podría llegar de nuevo hasta allí. La dichosa lámina o ángel de metal, cayó en no sé dónde, o se me desapareció de la vista, pero me hizo entender que uno no se debe llevar por la primera impresión, analizar bien una situación, estudiar los factores que se tenga a mano, y acompasadamente pensar en lo que te está sucediendo para no meter los dos pies o en este caso, morir de un infarto.

Descubren un medicamento que cura el corazón roto | HISPANTV