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sábado, 17 de abril de 2021

CARAS VEMOS, CORONA...

 En estas noches de espíritus danzantes buscando cuerpos que se rindan, urgando en la mente de los mortales a ver, a medir el cansancio de los días, sintiendo el dolor latente de cada ser humano, de sus fobias, de sus caídas ansias, de sus fatigados días; así soñé con Brenda, una mujer morena, alta, una negra buenamoza, con un celular en la mano, vestida con un traje negro deslucido, que me preguntaba sobre la venta de un jarrón que tengo en el jardín, que me conminaba a que se lo vendiera, que por favor se lo vendiera, por supuesto le contesté que no, que tenía que pensarlo, que lo iba a pensar.

Me desperté con esa inquietud, de saber quién era Brenda, que mi mente grabó, qué extraño, cuando por lo general me cuesta mucho recordar mis sueños, pues deben impactarme mucho para poder recordarlos.

Pasó el día sin mayores inconvenientes, en la tarde me recosté a descansar, hasta que llegó la noche, escucho una conversación y risas en el frente de mi casa y me digo a mi misma:_¡Esa es Brenda!, mas, no se llamaba Brenda. 

Al día siguiente, en la mañana tempranito, viene la joven otra vez a buscar su carro que lo había dejado custodiando, nos ponemos a conversar y se me ocurrió  referirle el sueño con Brenda, y ella me responde con estas palabras: _Estoy erizada, me has hablado de Brenda, ¿la conoces?

_No, no sé quién es, sólo recuerdo su nombre, su físico y lo que pedía. 

_Pues yo tengo una amiga, mejor dicho tenía una amiga llamada Brenda, igual como la describes: una negra alta, buenamoza, que murió hace dos días.

Con esta visita, me doy cuenta que Brenda me estaba avisando la visita de esta muchacha amiga de ella, que pocas veces viene por aquí. Bueno, saludos Brenda, donde estés.

A los cinco o seis días de esta situación, me levanté al baño, era como dos o tres de la madrugada; ví que sólo la luz del baño estaba prendida y me extrañé porque siempre mis nietas tienen todas las luces encendidas. Salgo del baño y me doy cuenta que la luz del comedor está prendida, me dirijo al cuarto de las niñas y les pregunto que para qué prendieron la luz, y me contestan que ellas habían apagado todas las luces??? y se acababan de acostar. 

Acto seguido no pudimos conciliar el sueño, ninguna de las tres, ellas en su habitación y yo en la mía, hasta que amaneció, que fuimos sorprendidas por gritos, terribles gritos que anunciaban la partida de un anciano. 

Sin más palabras que agregar, aquí seguimos, lavándonos, usando el tapaboca y tratando de tener el mínimo contacto con otros seres para no contagiarnos.

A la expectativa, mirando a los asintomáticos pasar sin tapaboca, sin importarle nada el público que los contacta.