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sábado, 14 de noviembre de 2020

CUENTOS DE CAMINO


 Por el sector El Birico o El Brinco, se dice que al caer la tarde noche, se vislumbra un hombre, que permanece allí parado y a todo aquel que pasa en automóvil, le pide una cola o el favor de darle un aventón. Cuando las personas deciden detenerse, no llegan a verlo, pero sí sienten el peso de ese cuerpo dentro del carro, y al mirar por el retrovisor y volver la cabeza, no ven nada ni a nadie. 


Entonces desesperados del susto comienzan a rezar, para alejar su espíritu o su alma en pena, y si esto no funciona le gritan un rosario de vulgaridades.


Pero, cuentan los que han vivido esta experiencia, que es en vano, pues su peso y presencia se siente, hasta llegar a Los Cerritos, a la altura de la empresa Prensamir.

Esta historia, lleva más de cincuenta años en nuestra comunidad, la gente relata  que el espíritu es de un hombre que vivía en el circo, pero que todas las noches se llegaba hasta Los Cerritos hasta que un automóvil a alta velocidad, lo atropelló, y cuando lo trasladaban al hospital, falleció en Los Cerritos, desde donde aún no logra descansar en paz.


Dicen los que saben, que con este tipo de almas en pena, lo que hay que hacer es decirle, dónde está, que ya está muerto, que tiene que buscar la luz, que ya está bueno de castigarse y de revivir ese infierno del atropellamiento constante.


Con esto podemos darnos cuenta, que el infierno NO existe, que el infierno lo construímos nosotros mismos, reviviendo alguna situación que nos cauce gran dolor o desesperación y que no queremos olvidar, para castigarnos por toda la eternidad, hasta que alguien nos haga caer en cuenta de nuestro error y que entendamos que ya estamos muertos y que debemos buscar es la LUZ y no repetir ese acontecimiento frustrante.