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viernes, 19 de agosto de 2022

ENSEÑAR A LEER

Termina el año escolar y empiezan los padres preocupados por las dificultades que pudieran sus hijos tener en la escuela, a buscar ayuda para sus niños. Todos los niños no tienen la misma soltura para apropiarse de las primeras letras; unos tienen la habilidad de realizar bien la caligrafía que se les enseñe, otros la tienen para retener en su mente y recuerdos las letras, mas no para copiarlas y escribirlas correctamente en sus cuadernos; en cambio hay niños que su habilidad es total, tanto para escribir sus primeras letras, con enlace, recordar las sílabas, tomar el dictado, copiar los libros consultados y arriesgarse a leer un libro, luchando para descifrar su contenido, el cual ven por primera vez, aunado a que estos últimos son un torbellino por dondequiera que se les mire.

Hay un sinnúmero de ejemplos de los que podríamos tener experiencias para futuras incursiones en materia de apoyo a niños que inician su camino por las letras. Esta es una etapa realmente delicada, cualquier error cometido en la mente de un niño permanecerá allí maltratando su psiquis, modelando su comportamiento, sus emociones, haciéndole imposible aceptar la lectura como medio de recreación y satisfacción; muchos permanecen sin aprender a leer, mientras pasan los años, llegan los enamoramientos y puede que eso sea un impulso para acercarse a la lectura y conocer las palabras escritas por la pareja, impresas en un papel. Otros niños y jóvenes se sienten ateridos de miedo, cuando el maestro grita o se exalta ante la equivocación, las lágrimas brotan, es el momento preciso para cambiar el método o buscar un medio de distracción que no tenga que ver con la lectura, ejemplo jugar con la matemática, con las figuras geométricas, los colores, recortar y pegar, armar rompecabezas, para equilibrar las emociones.

Después de recuperada la tranquilidad ver si se puede tomar el camino y tiempo perdido, siempre usando palabras tranquilizantes como: "muy bien", "perfecto",  "así es", sin levantar la voz, despacito, repetir la sugerencia las veces que se requiera, usar las normas del oyente y hablante, usar las normas de cortesía, conminar al alumno a expresarse cuando observemos poca comunicación, en total que el niño quiera regresar a estar contigo, a participar de tus orientaciones, mientras aprende a leer. De vez en cuando contar un chiste, una anécdota, una situación, que lo hagan sentirse en familia, reir, cantar, contar un cuento con mucha dramatización, recurrir a las onomatopeyas, que entienda que el maestro no es su enemigo, sino antes bien un amigo con el que puede contar. A continuación te entrego imágenes de trabajo de niños que se están iniciando en el camino de la lectura y los cambios de letras que se pueden lograr.

                                                          Esta es la letra inicial: pipote


Este es el logro después de trabajada con caligrafía.
Este trabajo de darle al niño una nueva visión, es meticuloso y satisfactorio al final.