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miércoles, 19 de mayo de 2021

VIENE MI BEBÉ



  Hacia el año 1976, nosotros aquí en Venezuela todavía no estábamos interesados en mandarnos a hacer un sondeo para conocer el sexo del bebé en las últimas semanas del embarazo, probablemente no creíamos que debíamos gastar dinero en eso, si hacía falta para otras necesidades urgentes de última hora; sino que eso se lo dejábamos a los dichos de las parteras, claro no dudo que había quién se la hiciera, y a los significados mitológicos inventados por las comunidades. Lo cierto del caso es que el día que nació mi primera hija Maigret, lo que me sorprendió fue el sexo, por ello, la gente se dedicaba a saber por medios profanos para conocer al desconocido.

 Me hicieron la prueba del tenedor y la cucharilla que consistía en colocarlos debajo de dos almohadas en una silla y mandar a la embarazada a sentarse en una de las sillas, la que escogiera, así iba a ser el sexo del bebé; me senté en el tenedor. Luego en otro lado me hicieron el del cuchillo y la cucharilla, me senté en el cuchillo; Y no sé que otras, la gente siempre inventa para saber lo que quiere. Pasé por la casa de una señora mamá de una amiga y me dijo, -"Josefina esa barriga tuya es hembra" ?? y yo con duda le escuché: "Porque la barriga está así y está asá, por eso es hembra". Como ya había pasado tantas pruebas y había dado masculino, pues no le creí, aún sabiendo que ella había dado a luz  como a diez muchachos. 

Ya yo había bordado un montón de camisitas con verde agua, azul marino, amarillo, al igual que la sabanitas con sus respectivas fundas y con bordados; al igual había escogido muchos nombres con combinación.  

Cuando ya me habían hecho la cesárea, la doctora me dice _"felicitaciones, es una hembra" Por supuesto, me quedé de una sola pieza, asombrada, pensando en todas las oportunidades que se habían dado con las pruebas apuntando para el otro lado, que al verme ensimismada preguntándome: ¿pero cómo? ¿pero cómo?; la doctora que me observaba el comportamiento y la respuesta que estaba dando a esta situación tan imprevista, me miró bien y me interrogó que si no la quería, yo le respondí, que eso no era, que yo creía o esperaba un varón, y como estaba convencida de eso, me sorprendió el sexo, que yo a mi hija la quería en las condiciones que fuera. Punto final, ahí me volví a quedar dormida cuando íbamos de regreso a la sala, del piso 10, de la maternidad del Clínico Universitario en Caracas.