O deslave de La Guaira, ocurrió en 1999, una de mis hijas, la mayor, había sido invitada a ir el día anterior a la playa, el día siguiente sería su cumpleaños. Por suerte para todos los fiesteros, ella se negó a ir de parranda a bañarse en la playa, siempre oyendo su voz interior que le ordenaba que se quedara en su casa junto a su familia para celebrar juntas el día de su cumpleaños y apagar la velita número 23. Cuál sería la sorpresa cuando escuchamos la tragedia que estaba ocurriendo en La Guaira, la cantidad de viviendas destruídas, la cantidad de fallecidos, y que si no hubiera escuchado la voz de su Dios que le habló dentro de su corazón, hoy en día no lo estuviera contando con satisfacción y alegría por haber obedecido una orden que se le estuvo dando.
