domingo, 13 de mayo de 2018

EL POZO



En los tiempos de mi niñez, solíamos llevar la vasenilla al cuarto, realizar allí nuestras necesidades corporales y llevarlas en la mañana al pozo séptico, que se encontraba como ocho casas más allá para servicio de la pequeña comunidad donde vivíamos, que había sido construída por algún veterano para alquilar, en los Flores de Catia, por cierta cantidad mensual a los representantes de cada familia, para nosotros eran dos espacios, porque era mi tío con su mujer e hijos y la otra para mi mamá, mi abuela y yo.Estas viviendas eran rectangulares, con espacio como de 2x3mt al final, como vestidor y depósito de ropas y en la puerta estaba la cocinita de kerosene con los utensilios propios para elaborar la comida; enfrente estaban dos camas, dividido el espacio con una cortina blanca y en la ventana el moisés donde yo dormía, hecho de hierro pintado de gris o plateado, desde donde contemplaba el cielo cuando me acostaban ahí; afuera de las viviendas, era un pasillo de cemento, ya que las casas  fueron construídas en forma de terrazas, el techo era de cinc, y se acostumbraba uno a dormir bajo el ruido de la lluvia, que es como un soporífero, super agradable. La historia nos lleva al relato del fulano "pozo séptico" que contaban los habitantes de ese espacio donde vivíamos, cuentan que era custodiado por un niño bebé que había caído allí y se había ahogado en esos excrementos, que cuando los vecinos fueron a sacarlo no pudieron hacer nada.
Resultado de imagen para pozo septico ecologico
Luego de toda esta tragedia que había sucedido, se dio inicio a que el espíritu del niño era visible para los otros niños que necesitaban usar el pozo, invitándolos a jugar, y ahí llegué yo.... con mi vasenilla en la mano para vaciar su contenido, el niño me estaba esperando, pero no para jugar, ni para invitarme a algo, me agarró por los hombros y me empujó para que cayera al pozo.Sentí en mi espalda las manitos frías, y el dolor, la angustia, el asco y las náuseas que sintió ese niño en ese momento, me agarré, me arrastré a la pared para no caer, me raspé los brazos, mis manos se llenaron de telarañas, mis piernas se doblaron, me apreté a la orilla para no hundirme en él; me arrastré hasta afuera, salí despavorida, corriendo atolondradamente, sin ver para los lados, hasta que llegué a mi casa.
Volteé para atrás porque sentía su presencia y ahhhh....puro miedo, no había nada.
Hoy viviendo mi futuro puedo recordar claramente ese suceso que me marcó profundamente y sufro por él, por el niño, porque quizás no quería hacerme daño, sino que en su soledad necesitaba de una compañia.


Resultado de imagen para dos niños hablando

No hay comentarios:

Publicar un comentario