martes, 1 de mayo de 2018

LA CALLE DEL "HAMBRE" Y MAURICIO




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LA FLAUTA DULCE

Graciela es una hermosa niña de piel transparente, cabellos rizados color sepia, de un perfil distinguido y una sonrisa cautivadora.
Hacía tiempo que ella había hablado con su madre, en razón de lo mucho que le gustaba el baile, el canto o la práctica de algún instrumento musical; su madre optó por el instrumento musical y le compró una flauta dulce, que ella empezó a tocar para saborear sus melodías de inmediato.
Fueron muchas las horas que empleó en la práctica de las notas sublimes de la flauta.
La singular melodía que tocaba, la hacía vibrar de una intensa felicidad, se imaginaba en un mar de vívida luz, rodeada por incontables formas y colores... y ...pensaba .. y ...soñaba que así como ella se desdoblaba hacia otros planos superiores sintiéndose tan feliz, podría ayudar a miles de niños, cuando oyeran su preciosa melodía.
Habló con el presidente de aquel país, de su país, un buen hombre que parecía un tanque de guerra, por lo grande que era y le expuso su deseo de ayudar a los jóvenes, que carentes de amor universal, vivían en el angustioso hoy, ayer y siempre, pensaban y hacían cosas negativas, creando con ello, minúsculos seres que los acompañaban día tras día, revoloteando alrededor de sus cabezas como si fueran zancudos.
Como al presidente le interesaba cuidar a los jóvenes, preparó un acto en el Poliedro de Caracas, que así se llamaba para aquel entonces una gran y hermosa construcción, en pos de hacer su presentación una tarde tranquila bañada por el ocaso del sol, de un día cualquiera, en una hora cualquiera.
Y así comenzó a tocar...
Los jóvenes iban entrando uno a uno, como hipnotizados por la melodía, los minúsculos seres iban cayendo en bandadas al suelo, desintegrándose al contacto con la música; las luces se apagaron, pero no hacía falta, porque era tanta la que brotaba del pecho de los muchachos que parecía que una estrella se había desprendido del cielo y se había colocado en el techo del Poliedro.
Un extraño sentimiento de amor y paz universal los bañó a todos, que tomándose las manos, abrazándose y llorando observaron con toda la plenitud de su nuevo corazón, cómo aquellas vibraciones y maravillosas formas, luces y colores se conjugaban unas con otras, permitiéndoles la felicidad anhelada, intensa e indescriptible, una confianza absoluta hacia toda la humanidad circundante especialmente hacia sus padres y hermanos.
Desde ese momento Graciela ha sido completamente dichosa, porque supo que la verdadera felicidad está en ver sonreir  a las demás personas.
CJB 2001






1 comentario:

  1. Disculpen, pero he escrito, redactado dos veces la historia de Mauricio en la calle del Hambre y no se queda.

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