domingo, 16 de septiembre de 2018

cuento: EL GRAN NEGOCIANTE



Hubo una vez un niño llamado Toni, que vivía con una familia muy trabajadora, y él había aprendido a trabajar ahí, sin flojera y muy diestro en todas las actividades que se realizaban en esa estancia. Pero ya tenía que salir de vacaciones y la familia no tenía dinero para cancelarle sus servicios, en cambio le dieron una gran piedra de oro, muy, pero muy pesada, con la que se fue a su casa... pero como pesaba tanto se le hacía muy difícil la travesía y paraba a cada rato su caminar, descansaba, se sentaba sobre la misma piedra y luego proseguía.
Hubo un momento en el cual se encontró con un hombre que venía a caballo y pensó: "Yo nunca he tenido un caballo", se resolvió y le preguntó al hombre: -¿Señor..usted me cambiaría su caballo por esta gran piedra de oro?; el hombre le respondió: -¡¡ Claro que si, muchacho¡¡¡.
Toni se montó en su caballo, pero no sabía cómo manejarlo, y de repente, ¡¡pum!, el caballo lo tumbó:¡¡Aaayy!! mi colita, mi colita. Muy molesto lo agarró por las riendas para caminar a su lado, hasta que se encontró con un hombre que traía una vaca y pensó: "¡Oh, leche fresca!", e inmediatamente sin pensarlo le dijo: -¿Señor, usted me cambiaría su vaca por este caballo?, el hombre le respondió: -¡¡Claro que sí muchacho!!, y Toni, se llevó su vaca, comenzó a ordeñarla, pero la vaca estaba inquieta, lanzaba patadas, que él esquivaba, se movía mucho, hasta que en una de esas le dio en el pecho y lo tumbó al suelo; se levantó diciendo ¡¡Aaayy!! mi colita, mi colita. Muy molesto agarró las riendas de la vaca y comenzó a caminar a su lado, hasta que se encontró a un hombre que luchaba con un cochino y le pareció divertido, por lo que le dijo: -¿Señor, usted me cambiaría esta vaca por su cochino?, el hombre le respondió: ¡¡Claro que sí muchacho!! ¡¡Claro que sí!!, entregó la vaca y se dispuso a luchar con el cochino, pero no pudo agarrarlo, se disgustó mucho y se fue a buscar ayuda; caminando, caminando, llegó hasta una granja donde vio un pato echado en una cesta, le dijo al granjero: -¿Señor, usted me cambiaría aquel cochino por este pato? -¡¡Claro que sí muchacho!!,¡¡Claro que sí!! 
Toni, agarró su pato y se fue silbando; a medida que iba caminando, se iba divisando una laguna y el pato se alborotó, se sacudió tanto que salió volando y fue a caer directamente entre los demás patos confundiéndose con ellos y no pudo saber cuál era el de su propiedad.
Asombrado de su mal negocio, llegó a su casa con las manos vacías y sólo vio a su madre que lo esperaba con los brazos abiertos, y lo llenó de besos y abrazos con el cariño de no haberlo visto en mucho tiempo.
Y colorín colorado, este cuento se ha terminado y debes darle un abrazo al que esté a tu lado.


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