domingo, 21 de octubre de 2018

COSAS DE SAPITOS

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Hace un tiempo, mi compañera Milena se introdujo en el transporte público, en el puesto del copiloto, que a su vez había sido alumno de ella, una vez que llega mira al chofer y con su cara sin expresión lo ve y le dice: !Bendición¡, el chofer sin inmutarse le contesta: ¡Dios me la bendiga!, todo el mundo se rió de la ocurrencia y entre alegres historias llegaron a su destino.
 

No recuerdo qué compañera fue a la que le pasó ésto, o si fue a la misma Milena:
Se montó en el transporte público y una vez que llega a su destino, en vez de despedirse y darle las gracias al chofer, lo que le expresa es un gran y estruedoso ¡ALÓ! 
El chofer, ni corto, ni perezoso, le contesta: ¡Aló!, ¿con quién quiere que la comunique?. Todo el mundo empezó a disfrutar y la autora de este acto, también lo tomo como una gracia que le sucede muchas veces a quienes están ensimismados en sus pensamientos.

Hace poco, mi hija en una reunión bailable, es sacada a bailar por un joven que no hacía más que contemplarla.
Cuando estuvieron frente a frente, los dos se dijeron : 
-¡Yo te conozco a tí!, y 
- yo también
- Tú eres de la escuela Rosa Peña
- Si...cierto...los sapitos...los sapitos...mi maestra Josefina, y sendas lágrimas le corrieron por la cara.
-Hoy soy un hombre de bien, mi esposa acaba de morir, tengo dos hijos grandes, no terminé los estudios, pero mi formación se la debo a esa escuela donde estudié mis primeras letras bajo la conducción de MI maestra Josefina.
- Y cómo está ella, dónde está, qué hace, me la saludas, y el chico que aprendió a leer en mis manos, hoy convertido en hombre, en un momento de tribulación supo mandar un pensamiento de amor a su maestra de primer grado.
Cuando nos gustan las manualidades, podemos hacer cosas que a los niños le va a encantar; yo me la pasaba haciendo origami de sapitos, ellos los guardaban celosamente para la hora del recreo y allí empezaban a competir, y así ver cual era el sapito más rápido en llegar a la meta; los 20 minutos de recreo que tenían asignados lo utilizaban en esta actividad tan placentera para ellos y que, por lo menos a él lo marcó para siempre, y me dio a mi también un minuto de felicidad de haber sido recordada con amor, que esa es la única ganancia que tenemos los maestros.

En una oportunidad un domingo en la mañanita, la reja de mi casa es golpeada insistentemente, me asomo y veo a un chico de 12 años esperando hablar conmigo. 
- Maestra, estuve ayer sábado viendo el programa "Sábado Sensacional", y usted no sabe lo que me pasó.
- Cuéntame
- Un artista empezó a declamar "Angelitos Negros", como usted sabe, y....maestra....yo me la sabía...yo me la sabía...YO ME LA SABÍA. se acuerda que nos la aprendimos esta semana, maestra y me la sabía, que contento estoy.
En ese tiempo, estaba yo dando clase en sexto grado y me gustaba repetir poesías para que los muchachos conocieran lo que era poesía y los poetas venezolanos.
Asimismo les cantaba música venezolana y ellos realizaban sus actividades cantando, era un ambiente agradable, no había acoso escolar, ni gente grosera respondiéndome mal, ni flojera, porque todos trabajaban al unísono y completo. En fin era un sexto grado muy chévere, donde todos  asumíamos nuestras expectativas.

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