Poeta nacional, poeta popular, se le ha llamado a unos y otros y todo eso fue. como su compadre Nicolás Guillén, con quien compartió en días alegres o áridos; el verso le brotó natural y musical y prefirió la musa de la calle, del llano, de la humilde comarca a los entorchados y las ensayadas cortesías del protocolo.
Hombre de fraternidad universal, se dolió de esos niños que escaparon de Herodes para caer en Hiroshima/ entreabiertos los ojos como los niños de la guerra.
Fue el cantor del amor, de la lucha social, "del niño indio que carga la negra, del niño negro que carga la tierra", de Juan Bimba, de su mar Caribe, de la España esencial, de nuestra América, de Simón Bolívar y Jose Martí.
Y en "Pleito de amar y querer", dejó escrito: "Del obrero y sus quereres / todo el rescoldo se vea/ cuando haga la chimenea / suspirar a los talleres / y en la voz del campesino / vaya un poco de mi amor / como de savia en la flor / como el agua del molino"
..."Soy el hijo de un pueblo autodidacta, que vió a sus maestros dividirse en dos grupos: uno para los hermanos del continente y las repercusiones de la gloria y otro para el respaldo de la tiranía". (Luis Suardíaz. Mayo 2003)
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