sábado, 10 de noviembre de 2018

LA RENUNCIA de Andrés Eloy

He renunciado a tí. No era posible
fueron vapores de la fantasía
son ficciones que a veces da a lo inaccesible
una proximidad de lejanía

Yo me quedé mirando como el río se iba
poniendo encinta de la estrella...
hundí mis manos locas hacia ella
y supe que la estrella estaba arriba...

He renunciado a tí, serenamente,
como renuncia a Dios el delincuente;
he renunciado a tí, como el mendigo
que no se deja ver del viejo amigo.

Como el que ve partir viejos navíos
con rumbo hacia imposibles y ansiados continentes
como el perro que apaga sus amorosos bríos
cuando hay un perro grande que le enseña los dientes.

Como  el marino que renuncia al puerto
y el buque errante que renuncia al faro
y como el ciego junto al libro abierto
y el niño pobre ante el juguete caro.

He renunciado a tí, como renuncia
el loco a la palabra que su boca pronuncia;
como esos granujillas otoñales
con los ojos estáticos y las manos vacías,
que empañan su renuncia, soplando los cristales
en los escaparates de las cristalerías...

He renunciado a tí, y a cada instante
renunciamos un poco de lo que antes quisimos
y al final, ¡cuántas veces el anhelo menguante
pide un pedazo de lo que antes fuimos!

Yo voy hacia mi propio nivel.
Ya estoy tranquilo
Cuando renuncie a todo, seré mi propio dueño,
desbaratando encajes regresaré hasta el hilo.
La renuncia es el viaje de regreso del sueño...

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