Trabajando ya en el preescolar Año Internacional del Niño, estaba comprometida con las manualidades diarias que me pidieran en esta escuela los maestros; para cantar cumpleaños elaboré una torta, más o menos grandecita de doble piso, que pudiéramos dejar por ahí montada y sería sacada cuando la necesitáramos para festejar algún cumpleaños, sin temor a que se nos estropeara o se cayera, o rompiera; esta torta estaba confeccionada con cartón y hecha para simular bien que se trataba de una torta de cumpleaños, hasta que un buen día desapareció. .
Bueno, lo cierto que un día me dispuse a hacer un quesillo, para el cual utilicé papier maché, cuya técnica me permite hacer similitudes, que se parezcan mucho al objeto que se está copiando; utilicé el papier maché, un bol redondo de metal, y monté allí el papel, luego lo cubrí delicadamente con líquidos que fueran asemejando un quesillo de chocolate, lo cubrí con cola plástica, lo monté sobre un encaje elaborado con mis troqueles, que por cierto ya dañé el más bonito, y por último lo coloqué sobre un plato de vidrio, y para semejar "evitar los insectos", lo cubrí con papel celofán transparente. Cuando las personas lo veían se lo comían con los ojos, pero no se atrevían a pedirme, no así Rosa, la maestra de Simoncito Comunitario, con quien yo asistía en compañía de mi nieta Victoria, de dos años y medio.
Cuando Rosa me vió, le clavó los ojos al quesillo, y me dijo muy quedo: Josefina, acuérdate de mi. - Okey. (Yo todavía estoy creyendo en que ella está chistando), y pongo el quesillo en la mesa, al rato vuelve: -Josefina, por favor, no te olvides de mí, le contesto: _Mira bien el quesillo, -Lo estoy mirando, por eso es que te digo y te repito que NO te olvides de mí, cuando lo vayas a repartir.
Levanto algo la voz y le repito con fuerza: MIRA BIEN EL QUESILLO.
Ella se acerca lo mira detenidamente, y pega un grito: -Por qué me engañaste?, ji ji ji, me quedé con el saborcito.
Aquí te dejo el link para preparar un rico quesillo venezolano
Y a comer se ha dicho¡¡¡¡¡
Aquí estoy hablando del quesillo venezolano, pero ayer unos alumnos me trajeron una bolsa de mango verde, los lavé los monté y preparé dos ollas de una sabrosa jalea, con la cual me desayuné untándola en una panqueca de harina de trigo, y seguí comiendo jalea hasta que se levantaron las niñas.
Como digo y repito, el mango es sabroso en cualquier circunstancia, a cualquier hora, solo o acompañado, como fruta, como dulce o bebida.
¡Bienvenido seas mango y sobre todo en tiempo de crisis!
En el cumpleaños de mi nieta Gabi 15 de julio, la madre le preparó una torta con 4 huevos, harina y azúcar, maravilloso, quedó esponjosa y deliciosa.
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