Ayer
escuché una voz enternecida:
¡Gracias!,
Por qué? le pregunté
¡Gracias a aquél que me da mi comida y mi cereal!
Bajó su cabecita acongojada
repitió con voz quebrada de emoción,
lágrimas en sus ojos
de siete años de experiencia
¡Gracias!
Donde pude visualizar un alma agradecida
Y yo pregunto:
Tú
Cómo te atreves a quitarle a un niño su sustento?
¡No!
¡No me respondas!
¡No quiero oir tus alegatos!
Ayer en mi pecho se apretujó el dolor por los que amo.
Ayer escuché a una anciana
con demasiados surcos en la cara,
cansada del bregar de las mañanas:
¡Soy muy pobre quiero vivir bajo de un techo!,
mientras de sus ojos
bajaba un arroyo manso de aguas cristalinas
Y yo
me revuelvo otra vez en mis adentros
y te increpo:
Por qué?
Si tú estás bien
Por qué quieres quitarle a otro su esperanza?.
¡No!
¡No me respondas!
¡No quiero oir tus alegatos!.
Ayer en mi pecho
se apretujó el dolor por los que amo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario