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domingo, 6 de diciembre de 2020

HOY 06 DE DIC.2020


 Bueno, como la vida continúa y todo, absolutamente todo, está ya designado, nuestras vidas dependen de un hilo, donde el titiritero mayor es el encargado de moverlos, y nosotros somos los muñequitos de papel  que divertimos al publico que está sentado en las gradas, que ríe a carcajadas cuando nos enojamos, reimos, lloramos, entristecemos, pataleamos. Así que, tocó votar, voy a votar, no me cuesta nada.

Me levanté tempranito, me tomé una pastillita de vitaminas, preparé una arepa para mi nieta Victoria que aún dormía y se la dejé tapada, porque ya sus padres habían salido a cumplir como miembros de mesa en instituciones cercanas a la casa, la noche anterior había dejado la ropa y zapatos preparados, el monedero con la cédula de identidad y mis llaves cerca, para tener todo a mi disposición en la mañana.

Salí de mi casa, llegué a la escuela Chamicero, me busqué en la lista de votantes y me correspondió la Mesa número 1: tercera edad, adultos y jóvenes; a mitad de la cola me senté en los pupitres que ya estaban colocados, guardando la distancia con unas etiquetas amarillas pegadas en el piso de la calle. Entré a la escuela, me desinfectaron las manos, luego al aula, me desinfectaron otra vez las manos, entregué el papelito con el número de la mesa, luego entregué la cédula de identidad... miento, coloqué la cédula en una cajita,  coloqué el pulgar derecho en el capta huellas  que tardó algunos segundos, ya que no me reconocía la huella, y me enviaron al lugar de ubicación de la máquina de votación, allí pude observar en la pantalla las tarjetas de los partidos políticos participantes, toqué el que me interesaba, luego pulsé la palabra Votar, enseguida por una ranura fue expulsado el comprobante impreso de mi voto, que recogí, revisé, doble e introduje en una caja colocada cerca de la máquina; luego fuí a un cuaderno de votaciones, donde firmé y escribí el número de mi cédula 

Salí del aula y cuando iba llegando a la salida, la coordinadora me saludó afectuosamente, expresándome su extrañeza porque tenía tiempo que no me veía. Conversamos rápidamente y salí.

Me vine rápidamente a mi casa a seguir con mis actividades diarias y realizar trabajos hogareños y por supuesto, a desayunar ya que no lo hice al principio. Todo esto con los tapaboca.