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lunes, 14 de febrero de 2022

EL RESPETO Y EDUCACIÓN

 


Que bonita es la convivencia entre los seres humanos, el respeto, la educación, el tratar con deferencia hasta al más humilde de los seres que pasan por nuestro lado, que conviven con nosotros en nuestros trabajos, que son nuestra segunda familia, porque cuando no tenemos soluciones con la familia de sangre, encontramos esa solución en las personas que trabajan con nosotros; sabias palabras que escuché por primera vez en el Grupo Escolar Miranda en el año 1974, de boca de mi recordada Pilar de Herrera, docente de esa institución, lo que me sirvió de ayuda para servir en ésta mi profesión, que requiere de caridad diaria, tanto para los alumnos como para convivir con los adultos llamados maestros, secretarias, obreros.

A todo este personal debe aceptarse con sus defectos y cualidades, tratando de obviar esos defectos ensalzando las virtudes que seguramente tendrán, porque en esta vida no debemos afincarnos sólo en lo desagradable, mala educación, irresponsabilidad, grosería, incapacidad, no, hay que tratar de obviar lo malo y estimular lo bueno que tiene que existir en cada persona, y decimos en "metafísica" que se cambia en palabras lo malo por lo bueno; ejemplo: si una persona es odiosa, grosera, o contestona, en vez de afianzar eso tan feo, pues hay que decir: esa persona es querendona, educada y es agradable cuando habla. Con esto damos oportunidad a que el universo ayude en el cambio de actitud de la persona en mención, o que la energía positiva que le estamos enviando cargue su espíritu y le haga reflexionar para bien, buscando siempre que entienda que su actitud desagradable o malévola  le guardará enemigos inconfesables, o la pérdida de amistades anteriores, porque, aquí entre nos, aguantar a una persona grosera o que no "soporte nada", es una proeza para los acompañantes, aunque ella crea que se la "está comiendo", como decimos por aquí.

Todo sea por la convivencia, además me llamó la atención cuando pude escuchar un pensamiento de Lao Tse, que dice así: "Si alguien te ha lastimado (con su grosería) No te vengues. El destino mismo lo vengará por ti" y este otro: "Aquel que insiste demasiado en sus puntos de vista, encuentra pocas personas que estén de acuerdo con él",  si para ello toma actitudes desagradables, hasta que a la final se quedará en soledad por sus acciones tan impertinentes. 

Hay mucho que reflexionar con estos pensamientos.


Y debemos recordar siempre que por "la maleta se saca el pasajero", debemos representar el título que ostentamos con tanto orgullo, desplegando siempre una buena educación para situaciones disímiles.

jueves, 21 de enero de 2021

GANANDO, AL LEER BIEN


En mi época de internada en el colegio de las monjas Adoratrices, pues llegué con una buena condición, que fue la de que sabía leer bien, por lo que me libré de realizar labores del hogar, muchas labores de cocina, como lo eran cocinar, fregar platos, cubiertos, recogerlos, pasar coleto. ¡Uy!, ¡una olla de cubiertos!, ¡unas rumas de platos!, ¡pocillos!, ¡platicos de postre!; ¡eso era un horror!, que nunca ví de cerca, sino de lejitos cuando escuchaba ese zaperoco que estaban limpiando, mientras yo consumía mis alimentos con toda la calma del mundo.
La historia fue así, la hermana que nos cuidaba me puso a leer y vio sorprendida que leía muy bien, tenía en ese entonces doce años, me dijo que al día siguiente iba a leer a la hora del desayuno, y así fue, esa fue una prueba, me llevaron al púlpito, me monté y dí inicio a mi lectura.

Quedaron las monjas y las novicias encantadas con mi lectura, y de allí en adelante, me encomendaron que leyera en el desayuno, almuerzo y cena, peeero yo no estaba contenta con esa deferencia tan fastidiosa, y entonces empecé a maquinar cómo quitarme esa molestia de encima, y me dí a la tarea de leer como si me estuvieran persiguiendo, sin comas, puntos ni señales. Las monjas al escucharme con esa ametralladora, llegaban ante mí y me decían dulcemente: _Josefina, no corras tanto, mira que cuando escuchamos una palabra y queremos analizarla, ya tenemos 20 más que no hemos identificado, por favor hazlo con calma. 
Para mí aquello no importaba un comino, ni siquiera me daba cuenta de las ventajas que eso me proporcionaba, yo no hacía el oficio que las demás muchachas desempeñaban con rabia, flojera o asco, o quizás nunca lo habían hecho, y yo estaba a salvo por qué?, por tener un conocimiento o destreza que las demás no tenían.
Tampoco me recuerdo en la cocina, ni cocinando, ni haciendo preparaciones, porque la primera vez me dieron una tortera para que echara diecisiete huevos para batirlos, los rompí en ese envase y no los veía, no los miraba, porque cada vez que lo hacía me daban ganas de vomitar, y me encorvaba, y me tapaba la boca, por lo que la monja me quitó la bandeja antes que se le perdiera el recurso y que sólo me quedara mirando: "Poechita, taba muy chiquita"