Yo recuerdo que ese día, alguien me lo comunicó y salí a verla, porque además de obrera en la escuela, también era representante de uno de mis alumnos; cuando llegué la ví con la cabeza en la mesa y el pote al lado, inmóvil, ya el veneno había cumplido su cometido, lo sentí mucho y conversé con ella, preguntándole el por qué de esa acción y expresándole mis sentimientos de dolor por lo que había hecho, porque yo la apreciaba sinceramente, pero como digo siempre: cada uno de nosotros hacemos de nuestra vida un saco y nos metemos dentro, lo malo es que dentro de ese saco también metemos las ilusiones de nuestros hijos. ¿Quién sabe, cuántas tragedias no pudo sobrellevar y decidió cortar por lo sano, sin mirar a nadie, ni a nada
Pasaron dos años, tres, cuatro, diez, quince, veinte años y en sueños, se le presenta a su ahijada Josefina, muy buena amiga, y le dice:
-¡Josefina, desde que dispuse de mi vida con mis manos he estado en este balcón, sin saber de nada, sólo viendo nubes o no sé que cosas pasan, ahora que se cumple mi vida terrena, es cuando voy a salir de este balcón y me toca pasar a juicio en la presencia de mis jueces, para ver cuál es la lección que me toca!.