Bien, por el día de hoy no hay muchas ganas de escribir, pues todo está tranquilo, en los edificios cercanos se oye el sonar de música bailable, gente reunida conversando, riendo, me imagino que brindando, en la bodega de la esquina, a la derecha, otro montón de personas sentadas en la acera, riendo, conversando.
A lo lejos se escucha el sonar de cohetes celebrando la elección de la próxima alcalde de Ocumare y escuché en una emisora que estaban invitando para celebrar con música bailable ese triunfo. Nosotros los venezolanos todo lo celebramos, si vivimos o si morimos, justamente en estos días murió un vecino y le pusieron de despedida, mientras lo conducían al vehículo funerario, una canción llanera muy bonita, que seguramente al difunto le gustaba mucho.
Así que nosotros todo lo celebramos, ni aún en los momentos de más carencias, no fuimos capaces de renunciar a la torta de cumpleaños, antes bien creo que si no hubiéramos encontrado un kilito de harina de trigo, uno de los productos más escondido, para hacer la torta, hubiera sido hecha de harina de maíz y quedado como una arepa grande, porque lo importante es cantar la canción del cumpleaños, con velas pequeñas o con velas grandes de las iglesias.
Mañana a trabajar en el preescolar, sigo engarzando piedras en alambre de cobre, y pude comprobar que la salsa de tomate deja el hilo de cobre de color rosado. Aprendiendo, aprendiendo me voy entreteniendo, estoy bajando unos aguinaldos de navidad para una obra que tenemos.
