Mostrando entradas con la etiqueta risa. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta risa. Mostrar todas las entradas

lunes, 1 de noviembre de 2021

LA ARAÑA Y EL GUSANO DE SEDA

 


Trabajando un gusano su capullo

a la araña que tejía a toda prisa

de esta suerte le hablo con falsa risa

muy propia de su orgullo:


"¿Qué dice de mi tela, Don Gusano?

Esta mañana la empecé temprano

y ya estar´acabada a mediodía.

Mire que sutil es, mire qué bella..."


El gusano con sorna respondía:

"¡Ud. tiene razón, así sale ella!

                                        Por: Tomás de Iriarte


Moraleja: Juzguemos la calidad de una obra por el resultado obtenido y no por la rapidez con que ella ha sido realizada, pues las más grandes obras suelen  ser fruto de una larga paciencia.

lunes, 10 de mayo de 2021

BINGO

 El Bingo es un juego, creo que mundial, que nos enseñó a contar y a sumar y como no teníamos computadora pues lo hacíamos manualmente repitiendo los números a cada rato una y otra vez, mientras buscábamos y se nos grababan las letras B, I, N, G, O; al igual que con el bingo, nos sucedía lo mismo con el Ludo (aunque se diga que lo mismo es una enfermedad del lomo), ya que contábamos hasta que llegáramos a la casilla central y si nos botaban teníamos que volver a empezar; por supuesto nuestros padres nos incitaban a jugar tanto el bingo como el ludo con el interés de que nos aprendiéramos los números. 

Recuerdo que en una oportunidad, ya jóvenes, no sé a quién se le ocurrió la idea, salíamos a pasear ese poco de muchachas, entrábamos al autobús, nos sentábamos cada una en el puesto de la ventana, muy seriecitas, esperando que el autobús se llenara, éramos aproximadamente seis y las que se nos pegaran, todas pendientes de todas, entraban los muchachos al autobús, por supuesto los muchachos miraban todos los asientos y estaban ocupados ya, entraban, paseaban, caminaba, se devolvían, miraban otra vez y por último se sentaban en cualquier lado, cuando lo hacían, todas al unísono decíamos ¡Bingo!; el muchacho que se acababa de sentar, se daba cuenta del juego y se ponía rojo como un tomate, de que se estuvieran dirigiendo  él, y a la que se le sentaba al lado, tenía que hacer muecas para no reírse y guardar la compostura después del bingo, pues de verdad que nos daba mucha risa después que todas las demás decían BINGO. Juegos inocentes de juventud inocente y sin malicia.