Los maestros, y todos los del habla hispana, hemos escuchado por mucho tiempo, los chistes de nuestro querido Jaimito, que si decía esto o aquello, que si hacía esto o lo otro, por lo que soltábamos las carcajadas y decíamos: _¡Francamente, ese Jaimito si es tremendo! y todo el mundo repetía, a diestra y siniestra los chistes del muchachito.
Así, las embarazadas se sentían a gusto con las gracias del chico, que conquistaba sus corazones y el nombre de Jaimito se repitió por toda la geografía nacional.
Bueno, lo cierto del caso es que a mi me tocó un Jaimito, hiperactivo, gracioso, inteligente; yo veía que el niño se desplazaba por los pasillos y me daba la impresión de que no se podía sentar, o mejor dicho debe ser que su silla tenía algún tipo de corriente, o puyas que no lo dejaban quedarse en su sitio ni por un momento, como esas sillas medievales o igual a las que los magos usan para engañar al público; y me supongo que la docente a cargo, no podía estar persiguiéndolo por toda la escuela, después que se le escapaba.
Bueno, ese año me tocó controlar esa caminadera y la mejor forma que encontré fue cantar, contar cuentos, aprender poesía nacional y divertirlos mientras hacían su tarea, ya que necesitaba de "pega pega" que le permitiera amar su salón de clases.
En Venezuela había un programa semanal de los sábados conducido por Amador Bendayán donde eran invitados artistas de diferentes estratos, categorías, no sé cómo se dirá, lo cierto es que un sábado presentaron a un declamador que debe haber sido Luis Edgardo Ramírez y recitó "Píntame Angelitos Negros" de nuestro Andrés Eloy Blanco; el niño estaba sentado frente al televisor y cuando empezó la declamación, él iba igual repitiendo, el corazón se le iba hinchando de alegría, de satisfacción de saber de que algo que estaban exponiendo fuera de sus dominios, en la tv nacional, era realmente asombroso, extraordinario. Yo no me explico, cómo la madre lo contuvo esa noche para que no me viniera a visitar, escondería las llaves para que no se le escapara, porque en la mañana bien temprano, sería como siete u ocho de la mañana, llamó: _¡Maestra Josefina!, _¡Maestra Josefina!, ayer en Sábado Sensacional recitaron el poema "Píntame Angelitos Negros", _maestra, y ¡yo me lo sabía!, ¡yo me lo sabía!,. No sé cuántas veces me lo repitió, pero estaba felíz, feliz y necesitaba ver correr esa felicidad y darme ese agrado, que él también estaba disfrutando, con algo que a él le parecía extraordinario que en su escuela del "monte" pudiera acceder a un conocimiento de la televisión.Justamente en estos días cumple años. Felíz cumpleaños Jaime, que la vida te aproxime a todo lo que quieras. Muchas Bendiciones.
