Estos son mis secretos, mi biblioteca, frases, relatos, historias y cuentos, que celosamente he guardado en mi nube, de los lugares donde he trabajado como maestra, en Venezuela, que ha llenado mi vida de satisfacciones; poesías que han salido del fondo de mi alma para botar con sus letras mi deslastre. ¡¡¡¡Que entre la vida de nuevo!!!! Y como Pablo Neruda: "Confieso que he vivido"
Cuando trabajé en el campo, me gustaba compartir con las personas que tenía como representantes, las escuchaba y me sentía bien, me contaban sus historias del más allá y yo le contaba las mías, que eran inacabables; así hice buenas amistades, que actualmente me invitan a participar en sus actividades, a las que me niego por falta de transporte, ahora por la cuarentena, pero lo cierto es que se me hace muy difícil salirme de mi espacio, de mi comodidad.
Una de mis amigas con la que solía tener grandes conversaciones era la señora Beatriz, una anciana espectacular, que fue enfermera en sus tiempos de juventud y cuando yo la conocí se dedicaba a curar a los enfermos con su conocimiento de las plantas; todos los lugareños se acercaban hasta ella para remediar sus dolencias. En una oportunidad, ella observó que un chico del mal proceder estuvo sentado en las escaleras de la escuela día y noche, mirando para su casa, por supuesto, todo el mundo asustado, y ella mortificada porque el muchacho no dejaba de mirar y mirar pero sin decir nada. Ella vio como pasaban las horas, un día, la noche, el día siguiente , hasta que se dejó de la zozobra que le procuraba el muchacho y salió, lo encaró, le preguntó: - A usted qué le pasa?...
El muchacho, se levantó cojeando, y le respondió: -Es que estoy herido y necesito su ayuda.
Ella, suspirando ya de alivio, lo invitó a pasar, para escucharlo, revisarle la herida, limpiarlo y mandarlo a su hogar, con la promesa de parte y parte que debía hacerle otras curas hasta verlo sanar.
Por supuesto, el muchacho fue un eterno agradecido de Doña Beatriz que con sus conocimientos, sabiduría y servicios atendía a la comunidad de Súcuta, con amor, dedicación y altruismo, hasta el momento de ir a entregarse a una mejor vida.
Bueno, yo quería ganarme un dinerito en euros, no me caerían mal para darme algunos gusticos, como comprarme un kilo de queso blandito y comérmelo con cambur, con pan y café o solo; pudiera ser blanco, amarillo, crema, telita, de mano, guayanés, palmizulia, mozarella, Santa Bárbara, cuajada, paisa, crineja, ricotta, aliñado o natilla, cualquiera de ellos porque el sabor individual es exquisito y no está para desperdiciar. pero me salió el tiro por la culata, como se dice aquí en Venezuela cuando algo nos sale contrario a lo que pensamos.
Lo cierto del caso es que mi hija me dijo que la vecina de la esquina había hecho unas pruebas para ser redactora, y después de algunos contactos y pruebas la respuesta había sido que tenía mala ortografía. Punto y pa´fuera.
Yo escuché eso y pensé que podía intentarlo, me he pasado la vida escribiendo, y creo que podría incursionar en una nueva profesión, escribiendo tareas para anunciantes que necesitaran del servicio por una módica suma.
Me senté frente a mi laptop y escribí Publisuites, entré y observé algunos de sus trabajos que me llamaron la atención, atendí videos, escuché otras cosas, en fin quería saber de qué se trataba esta comunidad para compartir criterios y aunar esfuerzos. Realicé el curso de redacción, que se basaba en uso de los signos de puntuación, ortografía, vocabulario y escribir con propiedad un artículo, más o menos eso creo que se basaba el curso; al final de cada unidad debía presentar un examen, para optar por la siguiente; había la oportunidad de completar el puntaje de 1 a 10 puntos. De prueba en prueba pude completar los ocho puntos para optar por el certificado de aprobación. Había que pedirlo y este diploma lo iban a colocar en mi página con mis datos para que me diera más visibilidad ante la mirada de los anunciantes que quisieran contratar.
Como tenía contacto con el personal de la comunidad en cuestión, me sentía triunfadora, estaba encantada con la comunicación, hasta el 31 de mayo que ya me dijeron que había fiesta en no sé donde y que de regreso me responderían, me dieron otro link para que me dirigiera alli. Creo que este era el momento perfecto para decirme que no sería contratada, que me quedara tranquila e hiciera otras actividades.
Pero, bueno, así y todo, seguí en contacto, bajé mi diploma, lo comuniqué en facebook, pero sí noté algo raro, que no ví mi diploma en mi página, inclusive hubo alguien que me requirió para realizar el curso de redacción y les envié un correo preguntándoles a ver qué posibilidades habría de entregarle el link a la maestra aunque yo no perteneciera todavía a esa plantilla, (aún aquí tenía la seguridad de que sería contratada, aunque para adivino Dios y para sabio Salomón) y que por supuesto debía ser incluida entre mis afiliados. Antes ya había terminado mi inscripción (que la había llenado como tres o cuatro veces, porque siempre me faltaba algo) y al finalizar me dijo que había sido entregada con éxito.
Pues enviando este mensaje el 12 de junio 2020, ya me estaban enviando que mi solicitud como redactor había sido rechazada, por contener mi escrito faltas de ortografía.
No reaccioné, me sentí avergonzada, no contesté el mensaje, lo obvié, pero lo comuniqué en la casa y a todo el que me preguntaba, para quitarme el peso de encima o refrescarme la mente.
Creo que es la primera vez que emprendo algo y no se me da¡¡, a esta edad y con la experiencia que tengo, bueno alguna vez sería.
Hoy 16 de junio, abrí mi correo y encontré la respuesta del correo que envié el 12 de junio, eso era que estaban deliberando a ver qué me respondían, de todas maneras, ya sanada la herida me dispongo a nuevas expectativas, y gracias Publisuites por lo que pude aprender, entre SEO, linkbuilding, membresías, media kits, avatar, nick, títulos que atraen, qué hacer cuando no llegas a las 500 palabras.....
La verdad, la verdad, dí muchas vueltas, para llegar al mismo lugar de entrada