Hace algún tiempo, andaba yo con mi nieta A., a quien le veía muchas virtudes y competencias que podía desempeñar con habilidad, porque su hemisferio derecho estaba realmente estimulado, por lo tanto quería que fuera formada en alguna institución del Estado que pudiera ella ejercer profesionalmente en un futuro. Llegué hasta varias instituciones y la respuesta era: "Espérate que crezca un poco más", tenía en ese momento tres años; seguía en mi búsqueda, mientras en la casa la niña era un derroche de creatividad, en dibujos, cuentos, manualidades, la computadora figuras en plastilina, y, pasaron dos años más y cumplió los cinco. Me dí cuenta que ahí estaba la Orquesta Sinfónica Juvenil Simón Bolívar, me fuí hasta allá con mi muchacha, hablé con el Director y él me respondió, que sí, que podía ingresar, pero que si la niña no estaba dispuesta, bueno... que tendría que abandonar, (con otras palabras, pero ésto fue lo que interpreté), muy amablemente, y yo le contesté que sí, que era algo lógico, si no daba la talla me la llevaría, eso fue frente al Miranda. La muchacha empezó con sus clases, sus tediosas clases teóricas, aprendía y no faltábamos un día; jamás me llegó a decir que no quería ir, le fue comprada la flauta dulce y dio inicio a su instrucción bajo la mirada y conducción de la profesora Zanice Bello, ex compañera de trabajo.
Estuvo en la orquesta hasta los nueve años, en donde me dijo que no quería participar ya, y bueno, me quedé con las ganas de verla en un concierto, vestida de negro fiesta y con sus prendas que le tenía reservada para esa ocasión, pues para mí hubiera sido maravilloso, tener una concertista de la Orquesta Sinfónica Juvenil Simón Bolívar, orgullo de Venezuela.
Aquí guardo en mi corazón fotos de esos momentos satisfactorios y de gran expectativa.
Aquí estamos en el Santa Rosa, despidiéndonos
Un representante envió una torta musical
En el último concierto en la Aldea Bolivariana
Un día antes,ensayo de los jóvenes
Preparé bolsitas para colocarle allí dulces para cada niño.
Fueron años muy productivos, me alegra haber estado allí, ya que los representantes amorosamente colaboraban con todo lo que se necesitara, desde el agua diaria, hasta cualquier otra cosa que se pidiera.
Estuve allí hasta el año 2013.