lunes, 10 de septiembre de 2018

POESÍA: TU HIJITO

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Soy tu hijo pequeñito,
madre santa,
abrázame
cárgame
méceme.

En esta paradoja que es la vida
me encuentro varado en el camino.
te extiendo mis manos temblorosas
acógeme en tu pecho
madre mía

Sálvame de las zarzas que me pinchan
quiero fundirme en tí
desaparecer como si fuera
una gota de rocío
en el océano.

Tengo escaras vivas
en mis rodillas rotas
y mis manos raspadas
no me permiten ni un soplo.

Úntalas con tu bálsamo divino
rocíalas con néctar de las flores
tapónalas con lluvia de estrellas
y
envuélvelas en nubes irisadas.

Mi andar tambaleante e impreciso
no puede aprehender
el carril 
que me lleve hasta la senda.

Ayúdame,
guíame
llévame
soy tu hijo pequeñito
mami santa.

sábado, 8 de septiembre de 2018

POEMA: NO IMPORTA

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Hay un pecado supremo
de permanecer hierático
inconmovible y
absorto
en los propios pensamientos
cuando el universo entero
te ofrece todas sus luces
el amor como cobijo
la belleza del paisaje
y un milagro cada día.

No importa si estás muy sola
No importa que está nublado
No importa que no te quieran
No importa que hayas llorado
Sólo importa en este día
que te ofrezcas como ofrenda
hacia todos esos seres
que algún día
perturbaron tu alma
de debilitada cepa
y después que lo hayas hecho
confía
confía en Tí
para que veas los milagros
que te puedo resumir

viernes, 7 de septiembre de 2018

POEMA: VÍ

VI

Vi un niño
con hojas arrancadas de un libro
en sus bolsillos rotos.

Lo ví mirar al cielo,
a su entorno,
la tierra que lo parió
y quedarse ensimismado
hacia el horizonte longevo.
Ví sus manos abiertas
en busca de algo
intangible
etéreo
quijotesco
lozano e
inmarcesible.

Ví una mueca 
de interrogación
en sus manos apacibles
ansioso de palpitar
y en bocanada absorber
su propia e
individual corriente
del amor universal.

Ví sus ojos tristes
y sentí mi corazón
comprimido de dolor
cuando comprendí
que por carencia de letras
él no podía disfrutar
la esencia de Ser un ser.

jueves, 6 de septiembre de 2018

BARUTA

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Era el hijo del cacique Guaicaipuro y Urquía, creció en medio de las batallas de sus familiares contra la dominación española, después de la muerte de Tamanaco, la resistencia aborígen fue casi aniquilada, por lo que correspondió a Baruta ser de los últimos indios que quedaron luchando antes de capitular delante de los conquistadores.

YARE

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Pertenecía a la tribu de los Cumanagoto, pero estaba al frente de diversas tribus, ya que era cacique y sumo sacerdote; derrotó al español Zerpa en las montañas de Maturín, atacó las tropas de Rodríguez Suárez, cuando era consejero de Terepaima y persiguió a Mendoza y su perro hasta hacerlos prisioneros por haber matado a Tamanaco; ordenó que le cortaran la cabeza y se la enviaran a sus familiares como prueba del cumplimiento de su venganza; por ello los españoles ordenaron su captura, pero murió en combate sin ser reconocido por sus enemigos. Su cadáver fue sepultado con honores por los indios.

En el estado Miranda hay un municipio que lleva su nombre.

Información extraída de Almanaque mundial 1965

miércoles, 5 de septiembre de 2018

JOSEFA JOAQUINA SÁNCHEZ



BORDADORA DE LA PRIMERA BANDERA NACIONAL DE VENEZUELA

Doña Josefa Joaquina Sánchez nació en el puerto de La Guaira el 18 de octubre de 1765, sus padres fueron Don Joaquín Sánchez y Doña Juana Bastidas, contrajo matrimonio con José María España, promotor de la revolución de 1797, de cuyo matrimonio nacieron ocho hijos e hijas: Bernardino, Germana, Valentina, Francisca, José M., Prudencio, Cosme, y José A.
Joaquina era una mujer de espíritu espartano, que adquirió conciencia de clase y de patria al lado de su esposo, elaboró y distribuyó propaganda, copió documentos de la revolución, confeccionó la primera escarapela de los patriotas, bordó la primera bandera.
Fue llamada a declarar  por  instigación a la rebelión de los negros de la hacienda, confesado por su esclavo Rafael España, ante las autoridades coloniales.  
En ese interrogatorio respondió con aplomo que tenía tres meses que no veía a ese esclavo y cuando lo hizo, le encargó madera, que no sabía dónde estaba su esposo, pero las autoridades sabían lo contrario.
Doña Joaquina estaba encinta de su último hijo, ya muy visible  y contestaba: ¿Y acaso no hay en el mundo otro hombre que José María España?, inmolando así su honor por salvar al padre de sus hijos.
Le fue registrada la casa, fue arrestada, trasladada a Caracas y privada de comunicación en una celda frente a la plaza donde pudo observar a su esposo cómo quedaba colgado y ensangrentado en el patíbulo el 8 de mayo de 1799, fue condenada a ocho años de prisión, y una vez cumplidos "se diese cuenta al tribunal  de la conducta de la señora Sánchez, para tomar las debidas medidas".
El 13 de junio de 1808 después de haber cumplido ocho años y diez meses de prisión, escribe una petición al gobernador, suplicando que permita a sus hijos continuar los estudios en la Universidad, le responde Don Juan Germán Roscio, negándole esta Gracia y dándole la orden  de que ella y sus hijos se fueran a Cumaná como el sitio elegido para terminar su vida.

Extraído del libro "Encuentro con las heroínas de la Patria" del Instituto Nacional de la Mujer. Gobierno Bolivariano de Venezuela 
             

lunes, 3 de septiembre de 2018

LA LEYENDA DEL MAÍZ Y...



EL BAILE DE LAS TURAS
Dos historias

El maíz y la yuca eran y son el alimento esencial de nuestros indígenas y en la actualidad del venezolano en general, De la harina del maíz se hacen las arepas y con la yuca se elabora el casabe, que es el verdadero pan rural de Venezuela.

Para dar gracias a los espíritus por las buenas cosechas de maíz y por la abundancia de lluvias que hacen posible las cosechas, los campesinos de las montañas de Falcón y de Lara solían celebrar todos los años la Fiesta de Las Turas.

Tura significa, en lengua indígena, maíz tierno o jojoto, que es cuando se celebra la fiesta; los hombres llegan al sitio elegido para el baile cargando matas de maíz con sus mazorcas, y las mujeres traen tinajas de chicha con las que adornan el lugar; los bailarines, hombres y mujeres tejen un corro agarrados de los hombros, utilizando maracas, flauta de caña de distintos tamaños (turas) y cuernos de venado que soplan con increíble maestría.

En el centro del círculo que hacen, se coloca el bailarín principal, que lleva una cabeza grande de venado, del que imita sus mugidos, e intenta saltar sobre el corro y forzar el paso mientras los demás se lo impiden y se balancean al compás de la música.

Terminado el baile, los danzarines se dirigen con sus matas de maíz y sus tinajas a un árbol de copey, al que riegan con la chicha, porque ellos creen que estos árboles tienen el poder de atraer las nieblas y las lluvias, por lo que piden que el próximo año les traiga lluvias abundantes.

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-arepa-

Algunas historias cuentan que el baile de  las turas se lo enseñó a los indígenas la propia virgen María y su esposo San José, ya que un día, la Virgen de Las Mercedes que andaba por estas tierras, se puso a bailar alrededor de una esbelta mata de maíz, la cual desgranó, y después de secos ellos lo sembraron, por lo que recogieron una hermosa cosecha después y les aconsejaron que bailaran como ellas lo habían hecho.

Otra historia es, que al comienzo sobre la tierra no había comi
da, no había nada, los hombres se morían de hambre, andaban desesperados por conseguir maíz, que se encontraba en un sitio encantado, en un subterráneo donde nadie podía llegar.

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-casabe-

Enviaron primero al pájaro carpintero a buscar maíz, quien empezó a picar y picar en el tronco de un árbol y por ahí se fue tierra adentro hasta llegar a un palacio encantado donde vivía el espíritu del maíz, pero al llegar allí, el pájaro carpintero se olvidó de los hombres y no regresó.

Cuando vieron que pasaba el tiempo y el carpintero no llegaba, los hombres enviaron al venado, que tampoco regresó, enviaron al cochino de monte y tampoco volvió.

Cuando ya no sabían a quien mandar y estaban a punto de morir de hambre, vino la ardilla y se les ofreció para traer el maíz, la que se fue por el mismo camino de los otros animales, empezó a bajar y bajar y llegó hasta el palacio encantado que tenía unos hermosos campos de maíz de todos los tipos y colores; como la ardilla era chiquitica y no podía cargar mucho, agarró una mazorca pequeña y se la trajo a los hombres, los cuales sembraron sus granos y ya nunca les faltó la comida.

(Material preparado por 
Pedro Pablo Linares y Malula García 
en la revista Artesanía y Folklore. 1986)

(De Antonio Pérez Esclarín 
"Leyendas y Tradiciones Venezolanas")