sábado, 6 de julio de 2019

CAFENOL

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Cuando yo estaba pequeña, en la cuadra éramos como diez niños y niñas, inmensamente felices, aún con todas las carencias que teníamos y que el Niño Jesús no supiera que existíamos, en un lugar de Caracas llamado  Los Flores de Catia y entre todos atendíamos un perro blanco, grande, de mucho pelo, al que queríamos mucho...pero sucedió lo inevitable, vinieron las autoridades sanitarias y envenenaron a Cafenol que así lo llamábamos.
Después de muerto, los más grandes buscaron una carretilla, lo montamos entre todos y nos fuimos caminando en procesión, rezando avemarías y padrenuestros por la salvación del alma de Cafenol.
Encontramos un solar con muchas plantas y árboles y los más grandes hicieron un hueco con picos y palas y debajo de un árbol, lo enterramos, nos quedamos un rato rezando y pidiendo a Dios para que lo acogiera en su seno y no se lo dejara al demonio, porque nosotros lo amábamos y era muy buen perro, luego todos ayudamos a dejar plantada una cruz grande en el monticulo, además de unas lagrimitas porque habíamos perdido a un gran amigo, nuestro inolvidable Cafenol.

miércoles, 3 de julio de 2019

LUCIÉNDOME

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Me acuerdo que tenía como cinco años, pero ya leía corrido y me gustaba como la gente se quedaba asombrada de ver esa pichurrita de persona, tan chiquita leyendo como gente grande.
Lo cierto del caso es que un día estaba con mi mamá en El Silencio, Caracas, porque nací por allá, estábamos caminando, mirando vidrieras, cuando me dí cuenta que había un gran cartel con letras menudas y me puse a leer en voz alta, y mi mamá al lado mío orgullosa; yo seguía leyendo y miraba de reojo a mi alrededor y veía como se iba llenando de gente que me quería escuchar leer, miraba para un lado, leía, miraba para el otro y leía, así hasta que terminé con la lectura y escuchaba las palabras de halago que decían, con mucho asombro, porque acababa de leer un texto bien largo para una bebé de cuatro a cinco años, v como dice el refrán: "Vaca chiquita siempre es ternera", mientras más chiquita más joven era.

Moraleja: Cuando a un niño se le cimenta el hábito de lectura desde temprano, es muy difícil que deje de hacerlo, tanto en la adolescencia, juventud o adultez.

lunes, 1 de julio de 2019

MARI LA MARIPOSA

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Este era una vez, un bosque encantado, donde  a los animales se les podia escuchar las conversaciones que mantenían con sus iguales.
Pues allí vivía la mariposa más linda que había sobre la tierra, una carita preciosa, unos ojos tan azul turquesa que el mar se ponía celoso de su frescura, de su transparencia, donde se veía reflejada la inmensidad del firmamento, con sus luces titilantes de estrellas multicolores.
Tenían por habitación un frondoso árbol, en cuyas ramas apretadas estaba colocado el espacio vital.
Un día su madre se despide diciéndole: -Amor, no vayas a salir, quédate en tu capullo, sé que te gusta mucho pasear, pero sólo hazlo en tu árbol y sino espérame, que yo vengo temprano. Diciendo esto, salió a trabajar.
Mari, revoloteó y revoloteó de arriba abajo, miró y remiró algunos árboles cercanos, y pensativa observó, muy lejano, un árbol de manzanas, y muy especialmente, que se balanceaba, pues en su interior se encontraba anidado un hermosogusano de color verde oscuro, brillante, al ser besado por los hilos  dorados del astro rey.
Mari se acercó amigablemente, sonriendo, se saludaron afablemente ¡Hola amiguito¡ - ¡Hola amiguita¡ ¿Qué haces por aquí tan temprano? -Es que mi mamá se fue a trabajar y estoy aburrida en mi capullo, ¿Si?..- ¡Si¡...mmmmm pensemos..pensemos, qué podrás hacer, mmmm ¡ya sé¡, ¿Conoces las casas donde viven los humanos?..¡No¡, - Pero chica, tú no sabes de lo que te has perdido,  visítalos para que veas sus grandes casas, las luces con las que se alumbran y un montón de cosas inimaginables que sólo el hombre sabe hacer, anda, vé, vé, disfrútalo ya verás cómo se te va alegrar la vida, ja ja ja.
Mari accedió gustosa, voló posándose en algunas flores  para inhalar su rico perfume y contemplar su belleza, hasta toparse de frente con el techo de una casa, se acercó velozmente a la puerta, pero ya un niño la había atisbado y salió corriendo a buscar una red.. ¡Rápido, rápido¡, debo cazarla, me gusta, es la quinta mariposa que se acerca, es tan bonita que no la puedo perder.
se colocó sigilosamente detrás de la puerta, jadeante, con la boca abierta y con la red dispuesta a tragarse a una confiada mariposa, que llegó al instante a chocar con un broche del amarre  en el centro de la malla, dejándola aturdida por momentos.
¡uy¡ ¡uy¡, que  bueno, por fin tengo otro tipo de mariposa, voy a prepararla, pero primero voy a meterla en la jaula, para después disecarla, tra la la la la la la tralala.
Despertó sobresaltada y lloró, lloró mucho; pasó por su mente, días de felicidad hogareña, de arrullos a flor de piel, de mimos, de calor, cantos, lágrimas caprichosas, de tiranía, rebeldía, desplantes, de manipulación para conseguir sus deseos, desobediencia que la convierten en lo que es hoy, una mariposa encerrada en una jaula, una mariposa batiendo sus alas rabiosamente, despedazándolas con los barrotes.
Lanzó tanto sus alas sobre los dorados barrotes, que sus satinados colores fueron cayendo en el piso húmedo de lágrimas, un sinfín tornasol se derramó en el suelo de la casa y gritaban a su conciencia ¿Por qué tuve que oir un mal consejo? ¿El mal amigo, importaba en mi vida? ¡NO¡ entonces Por qué tuve que salir a conocer lo que me decía?, por qué me dejé llevar por un recién llegado a mi vida?, por qué tuve que desobedecer a mi madre?, que tanto me quiere, por qué tuve que portarme tan mal ?  Ya no hay remedio, nunca más nos volveremos a ver¡¡¡ Dios mío¡¡¡nunca más nos volveremos a ver¡¡, diciendo esto, cayó de espalda, levantó sus patitas y murió sola y triste, como mueren los seres que todo lo tienen en esta vida, porque sus padres los han amado más allá de lo apetecido y no lo han sabido aprovechar.
Y unos ojos gigantes se posaron en sus alas....

domingo, 30 de junio de 2019

EL TRÍPTICO

Estaba recordando una oportunidad en la que teníamos un encuentro de Club de Lectura, con los maestros del estado Miranda,  cuya reunión se hizo en el Instituto Profesional del Magisterio, ubicado en Los Dos Caminos, Avda. Rómulo Gallegos, Caracas.
En esa oportunidad, yo me estaba preparando porque tenía que declamar la poesía ganadora en un concurso que tuvimos, cuyo nombre es "El color de mi soledad", bellísima expresión del amor silencioso que no se delata ante nada ni nadie, la sala estaba llena de colegas que esperaban el desarrollo de los actos que se iban a escenificar; por lo pronto, mi jefa Libertad me entregó un sobre manila con un montón de trípticos que debía entregar al público y así, lo hice, lo primero fue sacar uno de estos para saber en qué consistía el paquete, cuando leo, mi asombro fue tal que me quedo muda, mientras era observada por mi equipo de trabajo, la expresión de mi rostro, mis manos, no atinaba qué decir, cuando oigo que Libertad, me dice: y no me vas a dar las gracias. Por supuesto: ¡¡Gracias, gracias¡¡
 Era mi poema "En nombre del Amor", que a mi jefa le había gustado tanto que sin que yo supiera, lo había mandado a montar en word y reproducir y que yo misma lo entregara al público asistente. 
Otra cosa que me conmovió fue una maestra que al verme, me dijo: "Yo no podía morirme sin conocerla a Ud. porque ese poema representa lo que he sufrido en mi vida"... y.. otra vez..... muda.....¡¡
Estas son las cosas que me hacen agradecer al universo por su conspiración para agradarme.

lunes, 24 de junio de 2019

EL PATÓN

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Yo vivía en Los Flores de Catia, desde donde el gobierno de Pérez Jiménez tumbó todo esos cerros para construir lo que hoy llamamos 23 de Enero, me eduqué en el colegio Cristo Rey, Cañada de la Iglesia que, creo aún existe, hasta el tercer grado, aunque lo tuve que repetir aquí en la avenida San Martín después de mudarnos. Lo cierto del caso es que pasé una infancia feliz junto con toda la muchachera que vivía por ahí; en esta oportunidad se había muerto un señor grandote que no usaba zapatos, ni alpargatas porque no le cabían los pies en ningún calzado, además que era muy pobre, vivía en un ranchito de tablas, donde sólo cabía su cama, más pobre que el mío, donde yo vivía junto con mi mamá. Una vez que dan la noticia de que el hombre está muerto, vienen los bomberos a sacar al Patón de su rancho, que así era como se le nombraba en la comunidad; por supuesto yo no me iba perder ese acontecimiento, aunque tuviera seis años; allá me fui, como a dos o tres cuadras de mi casa, y a todas estas yo no sé dónde estaba mi mamá que me dejaba recorrer tanto sin llamarme. Observé bien a los bomberos cuando lo bajaban  para introducirlo en la ambulancia, cuando se lo llevaron, luego lo trajeron y lo dejaron en una casa que no era familia de él para el velorio. En esa casa acomodaron una mesa con una tela azul manto de la Virgen, lo colocaron arriba de una mesa y le dejaron afuera los pies. Alrededor le pusieron un altar y el pocotón de velas para acompañarlo y pedir por la salvación de su alma. Desde ese momento en que yo lo ví, me decidí que "le iba a tocar las patas al patón", pasé por su lado,  ví a todos los que estaban rezando, estaban sentados con sus oraciones y yo pensando en la forma en que debería tocarle las patas al Patón, sin que me regañaran; caminé hacia la salita, me devolví hasta la salida, me paré en la puerta de la calle y volteé para dentro, miré a cada uno de los rezanderos y me percaté que nadie me tomaba en cuenta, volví a entrar y salí de nuevo y al pasar al lado del cadáver le pasé las manitas por los dedos, sin que alguna emoción, ni sensación extraña me estremeciera, con la misma me fuí para mi casa pensando en la muerte de aquel pobre hombre grandotote, sin familia, al que todos llamaban El Patón. 
Y yo a veces me quejo de la tremendura que hay en mi familia.

domingo, 23 de junio de 2019

PININOS


Corría el año 1968, presenté mis exámenes de junio antes de los finales que creo eran los del lapso, pero no recuerdo si eran tres lapsos como ahora o sólo dos lapsos, porque luego en julio debía presentar los exámenes finales de cada materia, para graduarme de maestra, me habló una de las monjas del colegio y me ofreció trabajar en un colegio de El Junquito, en el kilómetro 13, que si aceptaba me fuera al día siguiente a hablar con los representantes de la escuela San José, que ellos me estarían esperando; así mismo lo hice y quedé contratada para empezar a trabajar en septiembre de ese mismo año, aunque aún debía presentar los exámenes finales cuyas notas fueron: Inglés 17, Formación Social, Moral y Cívica 17, Organización y Administración Escolar 13, Psicología Educativa 16, Técnica y Práctica de la Enseñanza 18, Práctica de Economía Doméstica y Puericultura 18, llevaba de los años anteriores Castellano con 17, Matemática 13, Física 12, Historia Universal 19, Sociología e Historia de la Educación 17, Educación Manual y Artística 19, Orientación Profesional 18, Ciencias Biológicas e Higiene 18, Geografía de Venezuela 14, en una escala de calificaciones del 1 al 20.
Cuando estaba estudiando el primer año, mi mamá me dijo que no tenía cómo seguir pagando los veinte bolívares que costaba la mensualidad, entonces me decidí a buscar ayuda entre los partidos políticos de la época, en Caracas; uno de ellos me atendió y me mandó a buscar al padre Clermont; allá fui y me dijo que él me pagaría la escuela, me daría los libros, pero que tenía que esmerarme en los estudios, y tan despistada yo, que nunca fui a saber del padre Clermont, a ver cómo estaba o darle las gracias por mis estudios. En fin desde aquí, Padre Clermont gracias..gracias en el lugar donde se encuentre.



El padrino de la promoción, el profesor Eduardo Castillo, seleccionó a dos alumnas, una era yo, para obsequiarnos zapatos, carteras, traje, peluquería, para el día de la promoción; como yo me había encargado de los anillos del salón, me premiaron al darme gratis una joya en oro blanco con una piedra Aqua Sus, además que debía dar el mensaje final de agradecimiento a la institución y a los profesores. Gracias profesor Castillo, desde aquí gracias.
 En la escuela me dieron fue quinto grado, los niños eran chicos grandes, algunos de ellos internados en esta institución, que después de cierto tiempo dejó de funcionar; los primeros que dirigieron eran personas extranjeras cuyo oficio anterior era de un supermercado, los segundos, cuando salí era un ingeniero, que me imagino tampoco sabría nada de educación y mucho menos de pedagogía. 
En septiembre me fuí a buscar en Los Teques un cargo y había huelga de maestros, estaban todos los supervisores reunidos, y se levantó de su asiento y me salió al encuentro un Director de Barlovento, José Antonio Camacho, me saludó, me preguntó qué deseaba y le contesté que estaba buscando un cargo de maestra, le enseñé mis notas y me respondió con una pregunta, si quería irme a trabajar a Barlovento, mi respuesta fue: -Sí, yo lo que quiero es trabajar.
Me aceptó, a la escuela a donde me mandó se llamaba Concentración Escolar No. 69 de Los Galpones, donde daba primero, segundo y tercer grado, y mi nombramiento decía Coordinadora de la Concentración Escolar tal y tal. Me mandó a hablar con el encargado del Instituto Agrario Nacional, para que me diera una vivienda a dos cuadras de la escuela, y así empezó mi travesía por el bello mundo de la educación, de donde no he querido salir, tenía yo 24 años. 
"Es una muestra de que el universo conspiró para que estudiara gratis, obtuviera un cargo y una casa dónde vivir sin penalidades e ir amasando satisfacciones y triunfos personales, de lo que me siento realmente orgullosa".

sábado, 22 de junio de 2019

¡¡POBRECITO¡¡


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Soñé que estaba en París, unas escaleras redondas, amplias, había brisa, que golpeaba mi sobretodo negro y me lo abría, llevaba sombrero y bufanda, estaba parado, yo era un hombre; miraba con presión el cielo, esperando una avioneta que debía pasar por encima de mi cabeza, tenía las manos en los bolsillos, tenía frío, pero más frío había en mi alma; allí iba mi hermano gemelo, y la avioneta debía explotar para que mi hermano muriera, lo cual sucedió. 
Que pesar sentí yo Josefina, cuando miré la trama completa como un espectador que no podía hacer nada, sólo terminar de ver la película. 
Yo había mandado a matar a mi propio hermano, qué película de horror era esa?, qué asombro me acongojaba y por eso lágrimas sinceras corrían por mis mejillas, las de Josefina. 
Vi cuando explotó y yo era el planificador de esa muerte. Ví a mi hermano gemelo morir en la explosión de la avioneta, porque yo me ví en la avioneta y supe que iba a morir, con mucho dolor en el alma, y que mi hermano era el planificador de esa muerte, de mi muerte, mi hermano, mi querido hermano.
Aún cuando me desperté sentía tanto dolor que las lágrimas se me salían, y pensaba en la dureza de mi hermano gemelo esperando en las escaleras ver con sus propios ojos que la avioneta explotara, sentir la satisfacción de haber logrado un triunfo a costa de la propia sangre.
Cuando me levanté de la cama, me senté a recapacitar mientras me secaba las lágrimas, sobre los dos hermanos, uno el bueno el que acepta la muerte y perdona al hermano criminal, y el otro, el verdugo, el cruel, el que no tiene compasión para lograr un dinero que venía y ansiaba sólo para él.  
Aún hoy, después de haber vivido en sueños esta horrenda experiencia, se me humedecen los ojos de pensar en el hombre de la avioneta y pienso: ¡¡pobrecito¡¡ y aún así fue capaz de perdonar.