sábado, 6 de febrero de 2021

PAULA CORREA

Nace en Choroní y bautizada en la iglesia de la Villa de San Luis del Cura en 1780, hija de Don Juan Víctor Correa y Doña Bárbara Rodríguez
, (Tomado de Tucuy), contrae matrimonio con Alejandro Zamora y de esta unión nacen tres hijas Carlota, Genoveva y Raquel y tres hijos: Ezequiel, Antonio José y Gabriel. La familia  Zamora forma parte de la llamada "blanco de orilla", la cual estaba conformada por medianos propietarios de ganado y de tierra, y constituían el grupo social más reprimido de la época. Con el ejemplo de su abnegación hacia su esposo, la solidaridad y compromiso a los patriotas perseguidos, Paula Correa brinda a sus hijos lecciones que difícilmente se aprende en los libros o estudiando catecismo.
En Paula Correa se conjuga el carácter, la voluntad y la determinación. En 1847 cuando la olgarquía, los godos como le decía él, reclama el patíbulo para Ezequiel Zamora, la voz de ella se alza firme y resuelta para defender la vida de su hijo. Entre marzo y julio de ese mismo año, tiempo en el cual su hijo permaneció prisionero en Villa de Cura, estuvo ahí su madre para apoyarlo, su presencia física fue determinante para salvarle la vida, así que diariamente podía vérsele, vestida de negro, en muda protesta contra los verdugos de su hijo amado, yendo de la cárcel al tribunal, del cuartel a las oficinas del Estado Mayor, elevando protestas, gestionando diligencias, solicitando permisos para visitarlo y llevarle el consuelo de la madre.
La presencia de Paula Correa en Villa de Cura facilitó la movilización popular en pro de la salvación de la vida de Zamora, ella convenció al abogado Manuel Díaz para que actuara como su defensor, promovió las pruebas más eficaces ante el tribunal, convenció a los testigos para que concurrieran a declarar a favor de Zamora, escribía decenas de cartas, que con la firma de hombres y mujeres del pueblo, llegaran diariamente a las oficinas del Estado Mayor reclamando la vida y la libertad de su hijo; cuando fue llevado a Maracay, estuvo ahí, físicamente envejecida, al ver a Zamora en manos de los verdugos del pueblo, moralmente activa y le refutaba los agravios del comandante Juan Pereira. Después de la muerte de Zamora continuaría apoyándose en reinvidicar el nombre de su hijo y el de su familia, para que reconocieran a su esposo como ilustre prócer de la independencia de Venezuela y el de su hijo como líder máximo del proceso federal venezolano. 
Concluyo preguntando ¿Para qué más teniendo una madre así, que defendió a su hijo hasta la saciedad, con la convicción de saber lo que había criado y la causa patriota que le corría por las venas, sin traiciones a la patria, sin cuchilladas traperas, sin venta de pedazos de Patria al enemigo. ¡Honor y Gloria! ¡Paula Correa, eres una venezolana neta, pura, incólume!.

jueves, 4 de febrero de 2021

LA LLUVIA

 La lluvia cae muy torrencial

corre en el campo su trajinar

siembra y  florece

su semillita de amor y paz.

Salen las hadas

van a bailar

y en sus vestidos

relampaguean

miles de estrellas

con la alegría del corazón.

Los elfos miran

ven y suspiran

porque las hadas

están bailando con emoción.

Con travesuras

risas y saltos

se lanzan todos

hacia estas diosas

que los esperan con su canción.

Pero de pronto

una ninfa azul celeste

con los cabellos

igual que el sol

le lanza rayos 

a los danzantes

mientras se hundía

y los atrapaba

bajo el nadir.

Con muchas risas

y un gran jolgorio

bailaron todos

mientras el hada

hace cristales

de escarcha y oro.

Todo el ambiente 

abrillantado

la fuerza de agua

cristalizada

rayos dorados del sol viviente.

Y estos seres de gran dulzura

lanzando cantos

que engarzan lirios

árboles, frutas

y cómo no

la semilla 

del hombre niño


miércoles, 3 de febrero de 2021

DEDICATORIA A...

A veces queremos escribir alguna dedicatoria y no podemos empezar, así que hoy te ofrezco unas palabras de amor que me inspiró una de mis nietas.

 Dedicatoria a una nieta

A mi nieta

El sol que llegó  a mi casa
A inundar mis días
De amor y ternuras

A llenar espacios
Vacíos de sueños
A inventar más vida
Que la que he vivido. 

A tapar nostalgias
A extraer sonrisas
De muecas deformes
Y a indicarnos siempre

Que la vida nace
Que la vida sigue
Que el amor no muere.

Tu abuela que te ama ......




martes, 2 de febrero de 2021

EZEQUIEL ZAMORA

 Militar venezolano, nacido en Cúa, estado Miranda el 01-02-1817, dirigente popular y primer caudillo social del siglo XIX, líder de destacada participación en la Guerra Federal, de 1859 a 1863. 



Su vida se caracterizó por el romanticismo que inspiraban los personajes Liberales de su época. Sus padres fueron Alejandro Zamora y Paula Correa, modestos propietarios pertenecientes al estrato de "los blancos de orilla". Durante su niñez recibe la rudimentaria atención de las escuelas rurales, posteriormente se traslada a Caracas, donde prosigue estudios primarios en la escuela Lancasteriana, que buscaba enseñar a las personas sin distinción de raza, condición social, edad, la cual constituye la única educación formal que conoce, después tiene contacto con su cuñado Juan Caspers quien le brinda toda la información que requiere acerca de la situación política y los movimientos revolucionarios de Europa, que llaman poderosamente su atención; luego establece  amistad con el abogado José Manuel García, quien le explica Filosofía Moderna y Fundamentos de Derecho Romano, quien le habla de los "principios de igualdad" con la necesidad de implementarlos en Venezuela. Su vida se fue alimentando en la universidad de todos los días, para configurar con ello su recia personalidad, que la pondría al servicio de una causa que a lo largo de su existencia sería desvirtuada, como bien decía Gil Fortoul: "tuvo todas las cualidades buenas o malas del héroe popular: bravura, fanatismo, partidario, constancia indomable, odio sincero, o como él mismo decía, horror a la oligarquía". Perteneció a la Respetable Logia Simbólica  La Estrella Oriental de Colombia de la Gran Logia de Antiguos, Libres y Aceptados Masones de Escocia en la antigua Angostura, hoy Ciudad Bolívar, donde obtuvo el Grado 3o. (Maestro Masón) el 18 de mayo de 1855, en tan augusta y ancestral orden hermética. 

 


Zamora se instala en Villa de Cura, estado Aragua, con una tienda de víveres, siendo probo y respetuoso, palpando objetivamente el descontento social  y económico que dejó la guerra de independencia y asume el rol de Jefe regional de los Liberales, se presenta a las elecciones de 1846, para el Cantón de Villa de Cura, pero los Conservadores objetan su candidatura compulsiva e ilegalmente, por ello se establece una reunión entre Páez y  Antonio Leocadio Guzmán, con miras a evitar la guerra, la cual fue frustrada por alzamiento de los campesinos en la región central, a lo cual Zamora llama a hacer la guerra a los godos en beneficio de los pobres, y se levanta en armas en la población de Guambra "tierra y hombres libres", "respeto al campesino", "desaparición de los godos", son las consignas esenciales de quien la gente empezó a llamar "General del Pueblo Soberano". Libró acciones victoriosas en Los Bagres y Los Leones; es derrotado y capturado el 26 de marzo de 1847, condenado a muerte por los tribunales de Villa de Cura, pero José Tadeo Monagas le conmuta la pena. En el marco de la Guerra Federal desembarca en la Vela de Coro, como Jefe de Operaciones de Occidente, organiza allí un gobierno provisional de Venezuela, triunfa en El Palito, toma San Felipe, lo reorganiza como estado Yaracuy, desarrolla la victoriosa Batalla de Santa Inés, en su viaje a Caracas, asalta la ciudad de San Carlos, donde recibe un balazo en la cabeza, que le causa la muerte el 10 de enero de 1860. Sus restos descansan en el Panteón Nacional y como conclusión se dice que su inesperado deceso cambió el rumbo positivo que llevaba la guerra para los pobres (federalistas) y produjo la pérdida de este gran líder venezolano. 


                      Casa en Cúa, donde nació Ezequiel

domingo, 31 de enero de 2021

"TOMA LA VELA Y EL FÓSFORO POR SI ACASO"

El año que trabajé en San José de Río Chico, el río Tuy inundó toda esa zona, 1970, todos los pueblos circundantes, por supuesto también mi vivienda. En días anteriores había estado sentada en la plaza Bolívar observando los tambores de San Juan, cuando ví a una amiga del colegio Fe y Alegría, Nidia Urbina, ¡¡vaya sorpresa!!, nos sorprendimos mucho, nos alegramos, nos dimos un abrazo y empezamos a contarnos del cómo estábamos las dos en ese lugar después de varios años de no vernos después de la graduación de maestra.

Mi amiga recién encontrada, me ofreció su hogar para quedarme mientras terminaba el año escolar y se secaban las calles del agua que había corrido libremente. Allí estuve una semana, aunque de todas maneras ya casi que estábamos de vacaciones; Nidia tenía una hermana que se llama Lidia, y en la cama de Nidia era que me iba a acostar, al lado de Lidia, separadas como por dos metros, en una habitación aproximadamente de cinco o más metros de largo por dos de ancho y muchos de alto. El encendedor del bombillo de esa habitación quedaba muy lejos para mi y la señora María colocó en una mesita al lado de mi cama, el plagatox encendido para ahuyentar los zancudos, diciéndome: _Aquí está una vela, el plagatox y los fósforos por si necesita algo. 

Al acostarme, me quedé profundamente dormida por el cansancio que tenía, todo estaba en silencio, todas las luces apagadas y la noche cubría con su manto de estrellas el techo de las viviendas, me desperté bruscamente ya que había una mujer en "salto de cama" transparente de color beige, pelo corto, trigueña, delgada, mediana  estatura, más alta que yo, rostro agradable, mirándome fijamente, sentada a los pies de la cama de Lidia, como preguntándose intrigada del por qué de mi presencia ahí. Me levanté para verla bien, no perdiéndola de vista mientras con la otra mano buscaba afanosa la caja de fósforos, sacaba uno lo encendía y se lo ponía en la cara, ¡¡ploof!! cuando la luz la enfocó se desapareció. No había nada, absolutamente nada qué ver, la luz se la había llevado, así como la obscuridad la había traído. Desde ese momento no pude dormir más, encendí la vela, hasta que los gallos despertaron a toda la familia, y yo  entre soñolienta y miedosa contaba mi aventura con el más allá.

Después qué hicimos?, muchachas al fin, armamos un bochinche porque no queríamos dormir, ninguna, en esa habitación ja ja ja ¡¡¡¡¡ y la señora María regañándonos: ¡¡¡muchachas........!!!!!

Y colorín colorado.........


sábado, 30 de enero de 2021

LA MUÑECA ME MIRABA¡¡¡¡

 Como había niñas en la casa, por supuesto los juguetes que llegaban eran muñecas, de todos los tipos y características, grandes, pequeñas, con hermosos trajes y accesorios y/o simples y desgarbadas, bailarinas con sus hermosos atuendos; en esa oportunidad le regalaron a las niñas una hermosa muñeca Dorothy, vestida de marinero, con su sombrerito azul, su ropita de rayas, zapatos negros y medias blancas, de más de un metro de alto; como era tan grande, las niñas la colocaban en una esquina para no tropezarla, pero una vez que la olvidaban, se escuchaban gritos de sorpresa cada vez que la encontraban o la tumbaban y pum...., sendo ruido, gritos y carrera.

Así pasó un día, una semana, un mes, todos absolutamente todos con la misma circunstancia; caída, grito y carrera. Y la muñeca sonreía...parece que se burlaba de cada susto que pasábamos con ella. Las niñas la veían y lloraban: ¡llévatela!, ¡llévatela!, ¡no la quiero!, ¡no la quiero!, ¡que no me vea!, ¡que no me vea!, ¡sácala!, ¡sácala!, ¡bótala!. y así era todos los días, pero como había sido un regalo de alguien muy especial y cercano, yo no tenía corazón para botarla, y trataba  de colocarla en lugares inalcanzables a la vista para que no se toparan con ella.

Mientras estábamos en esa disyuntiva de la muñeca, le llega a las niñas el regalo de un patico: cuá cuá, de color amarillo, que decía su cuá cuá a cada rato y que con una cuerda era llevado a rodar por la casa con sus rueditas e iba pronunciando su cua cua a medida que paseaba. Un fastidioso cuá cuá, aunque daba la impresión que el patico tendría algún mecanismo de carga interna, porque por el fastidio del cuá cuá, le sacamos las pilas para que no siguiera sonando: _¡Vamos a ver si vas a seguir sonando!, ¡cállate!, que molestas y despiertas a las niñas, Con toda esta precaución, sin pilas de ningún tipo, de repente, a media noche se despertaba el cuá cuá, sólo con el aire de pasar a su lado, lo que lógicamente nos causaba impacto, sobresalto, por el silencio o la oscuridad, o levantarse lentamente para ir al baño, el patico rompía el susto con su patético cuá cuá.  Así que sin más contemplaciones, por un lado salía el patico de la casa llevado por el "Aseo Domiciliario" y por el otro era recogida toda la vestimenta de la Dorothy, la vestí, la tomé cargada y la puse en el estacionamiento del preescolar para que alguien se la llevara.  Como a la hora de haber consumado su expulsión, me acerqué a ver, y ya no estaba, había sido adoptada por otra familia, que probablemente si la iba a estimar. Del patico ni se diga, había que abrirlo para destruir el mecanismo del cuá cuá.



viernes, 29 de enero de 2021

EL TORNEO

 Los nietos estaban pequeños, una de 4, y dos de 2 años, hembra y varón. No podíamos  descuidarnos con estos dos porque inventaban demasiado, siempre con la creatividad de Gabi. Lo cierto es que un día me fui a descansar, en el día, luego que me quedo dormida, las dos criaturas abrieron la puerta de mi cuarto, viéndome dormida se montaron en mi cama, tomaron el pote de  talco, le dieron vuelta para abrirlo, y me imagino que Gabi fue la que inauguró el torneo;  yo no me desperté porque estaban en silencio, detrás de mí, cuando ella soltaba el talco lo agarraba él, así fue pasando el tiempo. Es verdad que yo estaba bien dormida, aunque me venían ráfagas de olores de talco, no le ponía cuidado, no me importaba y seguía en mi descanso, en mi sabrosa cama, volteada dándole la espalda a los niños, efectuando el torneo: Premio al que haya quedado más entalcado.

¡Me despierto sobresaltada!, cuando la madre de Gabo, pega un grito: ¡Mamá!, ¿cómo no te has dado cuenta de lo que hacen estos niños?. Fue tanto el susto que me tiré de la cama, de casualidad no caí al piso o me morí de un ataque cardíaco.

¿De qué?, ¡qué sé yo!, cuando los veo, mi cama totalmente entalcada, mi espalda entalcada, la pared, y los niños parecían unos animalitos extraños, la cabeza completamente blanca, la cara, toda la ropa, sólo se les veía el iris, porque todo era blanco talco: _Con razón olía a talco, aunque no lo enlacé a ninguna idea y jamás pensé que estas dos criaturitas iban a estar silenciosamente bañándose en talco amparados por mi espalda. Hoy día 29 de enero de 2021, las tremenduras no han cesado. Como dice el dicho: "todo lo que sube baja"

Por fuera había gente adulta y la bebé de cuatro años, quienes no se percataron de lo que estaban haciendo los niños. No hay fotos, porque las perdí en otra computadora, ya que lo primero que hice fue levantarme, tomar el celular y......... flash.........flash.....................