Sobre la hermosa ciudad de Mérida se levanta esplendorosa la Cordillera de los Andes, con su pico Bolívar, la cumbre más alta de Venezuela, la cual está cubierta de nieves perpetuas y antiguamente los otros cuatro picos: Espejo, La Concha, El Toro y el León también permanecían siempre nevados; a ese conjunto de picos nevados se les asignó el nombre de "Las Cinco Águilas Blancas". El escritor merideño Tulio Febres Cordero recogió la leyenda que explica el origen de este nombre.
He aquí el relato:
Cinco enormes águilas blancas volaban errantes por el cielo azul, siendo observadas por la princesa Caribay, quien miraba embelesada su vuelo y anhelaba ardientemente hacerse una espléndida corona con un manojo de sus plumas....una tarde, salió en su persecución, mas, cuando las perdió de vista, invocó a Zuhé, el sol, pero el viento se llevó sus voces y gritos lastimeros.
Invocó entonces a Chía, la pálida luna y aparecieron de nuevo las cinco águilas blancas volando a su alrededor, en donde revolotearon un largo rato por las crestas desnudas y se pararon por fin sobre los picachos más altos de la cordillera.
La princesa Caribay corrió hacia ellas llena de emoción, pero cuando las iba a apresar , un frío glacial le congeló las manos, ya que las enormes águilas se habían convertido en un témpano de nieve y hielo.
Caribay gritó espantada, la luna se obscureció, el viento golpeó
furioso los peñascos, y ¡¡oh!! ¡sorpresa! las cinco águilas blancas, se
despertaron y al sacudir sus enormes alas, dejaron cubiertas de nieve los cinco
picos de la cordillera andina.
Desde entonces, Caribay, aterida de frío y de desesperación,
grita su soledad entre las gargantas de la montaña.
Los campesinos saben muy bien que el silbido del viento que se
escucha por las noches, no es otra cosa que el lamento y gemidos de
Caribay,
...aquella que persiguió a las cinco águilas blancas para
adornarse con sus plumas,
...aquella que todavía camina, errante, por las escarpadas
soledades de la sierra
....aquella que fue castigada de esa manera por osar arrebatarle
las plumas a las cinco águilas blancas.
Si algunas mañanas observamos los cinco picachos cubiertos de
nieve es porque durante la noche las cinco águilas blancas han agitado sus
enormes y extraordinarias alas en la cordillera de Los Andes venezolanos
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