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domingo, 19 de diciembre de 2021

CORPUS CHRISTI

                                        O el triunfo del Bien sobre el Mal.

 El día miércoles, antes del jueves del Corpus Christi, alrededor de las doce del mediodía, los bailadores se concentran en la Casa de los Diablos para explicarle a los iniciados, los pasos y las normas del ritual de los promeseros. Una vez que están todos reunidos, se dirigen a la iglesia para ubicarse en la puerta del templo, luego le solicitan permiso al padre para realizar la manifestación. Las mujeres se juramentan en privado; las promeseras cuentan con una compañera principal, quien cumple la función de la capataz; ella será quien acompañe a los hombres durante el ritual.

Luego los Diablos Danzantes visitan a las autoridades, pasan por los altares y por algunas casas, siendo recibidos con bebidas, golosinas y comidas:

Este recorrido se realiza calle por  calle, casa por casa hasta las seis de la tarde, momento en el que se efectúa la procesión, desde el sector El Empedrado hasta El Calvario, para decorar la Cruz y realizar el altar. Al ritmo de tambor, los bailadores danzan de espaldas durante el trayecto de la procesión. Cuando llegan al Calvario se da inicio al Velorio del Santísimo Sacramento, cantando décimas, fulías y coplas, hasta el amanecer del día jueves del Corpus Christi.

Su origen proviene de la Europa medieval, llega a Venezuela y a América en el tiempo de la colonización; la representación simbólica de los Diablos, se hizo presente el día del Corpus Christi a partir del año 1595. La celebración es de fecha movible, entre mayo y junio, en San Francisco de Yare, la iglesia inicia la misa el jueves a  las diez de la mañana, los promeseros ataviados de personajes satánicos,

llegan con sus instrucciones por parte de los capataces, se colocan en grupo, que son precedidos por el portaestandarte,
                                                                    el cajero,
el primer capataz, el segundo capataz y el capataz.

Con el sonar del redoblante, todos los Diablos comienzan a sacudir rítmicamente sus máscaras, danzando al son de la música en dirección al altar que está en las afueras del cementerio, en honor a los fallecidos.

Luego salen bailando sin darle la espalda al altar, para dirigirse a la iglesia danzando alrededor de la plaza, se sitúan en las puertas del templo a esperar que la misa culmine,

finalmente, el padre se sitúa en las puertas del templo junto con sus acompañantes, para bendecir a los Diablos con el Santísimo en la mano, y ellos se arrodillan en señal de respeto y el triunfo del bien sobre el mal. 

El sacerdote se sienta al lado del primer capataz y juntos juramentan a los nuevos promeseros, quienes le expresan el por qué de su compromiso; al finalizar repican los tambores y las campanas dando paso al baile de los Diablos, agitando constantemente las maracas.

En la fiesta participan más de 1300 integrantes, entre hombres, mujeres y niños de la Cofradía del Santísimo Sacramento, promeseros del lugar y visitantes  de pueblos vecinos. En la ejecución de la danza sólo lo hacen hombres y niños,
y muy importante la participación del respetuoso público espectador que puede ser reprendido si actúa indebidamente.

El baile consta de varios pasos como el de la Bamba, que consiste en sostener la máscara caída sobre sus espaldas,

igual, el movimiento cruzado del Diablo, la posición de pago de promesa, que radica en estar arrodillado con la máscara caída hacia el frente;
el paso de baile corrido, que lleva la máscara sobre la cara,
la posición de descanso ante el Santísimo,

el baile de promesa y la posición de descanso en la calle. 
La música tiene su instrumento principal que es la caja,
con la que se ejecutan dos toques, junto con maracas
y cencerros.
El toque se ejecuta al compás de cuatro tiempos, donde el cajero desarrolla diversas formas rítmicas, generalmente termina con tres golpes pausados que marcan el pulso; el otro toque conocido como la bamba, con un compás de cuatro tiempos, tiene carácter reverencial, es tocado por los capataces frente al altar, como muestra de respeto, mientras los Diablos avanzan, retroceden hasta ir cruzándose y formar un semicírculo,
porque la música posee un tiempo más reposado e intensidad menor. Documento extraído de Patrimonio Cultural Venezolano