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lunes, 11 de enero de 2021

CAPILLA DE SÚCUTA

 "Las plantas se estaban secando, los insectos cantaban tristemente; un canto lastimero por la sed que los agobiaba, el hombre con el sudor corriendo por sus mejillas, miraba al cielo suplicando una gota de agua, el ambiente con su inacabable  vapor arropa todo lo que mira, todo lo que toca: ¡SEQUÍA! Dice la gente, grita la gente, ¡no llueve!, ¡no hay cosecha!, ¡no hay siembra!, ¡nos moriremos de hambre!. ¡No!, ¿De hambre? ¡Nooo! Dios no lo puede permitir, un pajarito no necesita de grandes ropajes para cubrirse, no necesita de grandes banquetes para alimentarse, nosotros no podemos ser menos que los pájaros y otros animales.

Corría el año 1950, Antonio Veitía conversa con la gente, qué hacer? Será que Dios nos escuchará? Será que si le pagamos una promesa, Él nos mandará agua para nuestras necesidades, y.... ¿Si compramos un Cristo?, ¡Si! ¡Vamos a hacerlo!

Así fue como Antonio Veitía, Bernardo Flores, Cornelio Aparicio, Gabriel Landaeta, María Flores, José Cabriles y Rafael Bocanegra se unieron, reunieron el dinero para comprar un Santo Cristo a unos monjes españoles y lo obtuvieron, luego fundaron una Cofradía: La Cofradía del Cristo de Súcuta, apoyados por sus familiares: madres, padres, esposas, esposos, hijos e hijas, sobrinos y sobrinas, ahijados y ahijadas, nietos y nietas; todos con el éxtasis del encuentro con el Jesús de Nazaret que tanto amamos".

"Es así como se dá inicio a una manifestación exclusiva de Súcuta, la peregrinación del Cristo, realizada cada año en tiempo de Semana Santa; de allí nació esa fe cristiana tan arraigada hoy en día, en nuestros corazones, desde ese momento empezaron los preparativos para la instalación del Santo Cristo en una capilla, hecha con las manos ansiosas de los devotos, manos piadosas que recolectaron las piedras, el cemento, tablas, clavos, arena y unieron cada partícula con un amor tan grande como la tierra que los albergaba.

Ya en 1998 inauguraron la nueva capilla, que Antonio y su esposa, habían ayudado a construir con su peculio...para espacio y comodidad de las familias... ya que vendieron un apartamento que tenían en Caracas por 20.000 bolívares y ese dinero se entregó a las cinco personas que trabajaron en su construcción, la cual se terminó al mes de inicio.

Mensualmente Antonio Veitía, hijo de Ramón, difuntos los dos, estuvieron pendientes de recoger cada año, el dinero necesario para la compra de flores, renovar el estandarte, realizar las invitaciones, enviarlas, reunir la organización, comprar refrigerios para el largo camino y velas para ofrendar al santo". En las fotos que siguen se observa las imágenes que están en la capilla, un espacio cuidado por la comunidad y la señora Beatriz de Veitía cuidadora hasta ese momento del cumplimiento de la actividad (fallecida en el 2014). Éste fue su legado. Gracias amiga Beatriz, a quien recuerdo con mucho cariño, por su servicio invalorable, a la comunidad.




                                                               Jardín de la capilla

                                                                        El puente de Súcuta