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miércoles, 4 de abril de 2018

JULIO, EL FIN

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Calmada después de muchos sacrilegios, lo piensa, recuerda y añora, lo ama... lo AMA... y se indigna de ser gris, de ser común, de su drama, su impaciencia, de trocar su amor en odio y se sosiega,
y emociona al mismo tiempo, por ello lo percibe, lo busca y lo encuentra, le anuncia su presencia, quiere que él, por sus propios pies la busque y no lo obtiene, se va a su Olimpo, cae otra vez en melancolía pero no lo acepta, se devuelve y lo encuentra, por supuesto con su madre en el mismo lugar a donde lo llevó por primera vez: el pozo de "Ña Sabá".
Doña Natividad oye a su hijo, muy distante, como después de haber estado soñando, o como episodio olvidado de que una mujer blanca de pelo largo lo llama insistentemente, que le hace señas con las manospero ella no la vé y duda de la palabra de Julio.
Es tal la excitación, que la madre se estremece y tomándolo de las manos lo saca de allí inmediatamente.
- !! Vamos!!, !sal rápido!
Muy asustada, la madre va ante el cura párroco y después de hacer los preparativos formales, lo hace bautizar en la iglesia; es llevado a siete templos, se le coloca además sal en los bolsillos, como es el decir popular, a los encantos no les gusta la sal;


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le hace comer de sus excrementos para que la ninfa se aleje de él y lo encomienda a las Tres Divinas Personas como a sus mejores guarda espaldas.
Julio se fue formando como un hombrecito, con muchas responsabilidades; empezó a trabajar fuera de casa con "Los Caballeros de Cúa" y le pagaba a un obrero tres bolívares diarios y a otro muchachito para que repartieran las arepas
Muere su madre y queda con su hermana María de los Ángeles en Piñate; lleva una vida de soledad, de parrandas, de licor, con ese miedo a las límpidas aguas de este Valle,
miedo a conocer el mar, con el temor insano de que ese mar inexpugnable se le viniera encima y no fuera una ninfa sino muchas que se le abalanzaran y lo ahogaran en las profundidades del océano.
Así pasaban los años hasta que conoció el amor terrenal, a los treinta y cinco años se casó con Belén María, y le juró ante el Creador no mancillar su matrimonio, su sacro templo-hogar, con cigarros o aguardiente, ya que se le proporcionaba la seguridad, la dicha de disfrutar de los correríos de niños jugando, como lo eran Ami, Mili, Xavi, y Jean, además de una esposa atenta a sus más mínimos deseos, quien tenía que tolerar esa condición extraña, mágica, innata de volverse invisible ante los ojos de quien lo requiriera, aún cuando estuviera sentado en algún mueble y le pasara por un lado, o verlo, asombrada pescar del río con las manos todo lo que necesitara, porque los peces lo rodeaban,o sentir su ausencia cuando se perdía dos semanas y ella angustiada lo esperaba en las riberas hasta ver cómo de un salto emergía de entre las aguas con el terror reflejado en el rostro, siendo perseguido por entidades que ella no podía visualizar, pero que sus brazos y su amor le hacían olvidar porque... 
"el hechizo fue roto, mas no el encanto"...
Escuchar de sus labios que cuando llegaba a las profundidades del río los castillos que aparecían y desaparecían eran formados por serpientes que cambiaban de cuerpo como relámpago o chasqueo de los dedos.

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Dulcinea tuvo contacto por última vez con Julio en un pozo del río Tuy, cuando ella se elevó de entre las aguas, pidiendo compasión, provocó más remolinos, le extendió sus manos, le sonrió y su dolor se hizo punzante, cuando percibió el olor de la sal en el cuerpo del amado.
Él le negaba la posibilidad del reencuentro; y ella con toda la rabia que el amor le reverberaba, le hizo una promesa:
!Te dejo! Espero que seas feliz aquí en este momento, si se enteran de lo nuestro, te vienes conmigo aunque no quieras y te arranco de la dicha de tu hogar.
!TE LO JURO!

                      !Te Lo Juro!

                                          !te lo juro!
Julio le dio la espalda, se retiró del río acosado por los malos recuerdos que se producían dentro de su mente y ella, se hundió en el cristalino, de golpe, con rabia, para no dejarse ver más.


                                                                       Capitulo final: El Fin

"La Educación es un área estratégica en los procesos de transformación social y cultural de la República, por lo tanto es fundamental mejorar su calidad y para ello es necesario que los controles de supervisión funcionen a cabalidad" 
(Reglamento del Ejercicio de la Profesión Docente)