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viernes, 21 de mayo de 2021

LUNA, LA GATA

 


Aquí en mi casa un buen día, apareció una gata negra con blanco y como las bebé empezó a quererla, pues la gata se quedó; a mi particularmente no me agradan los gatos, desde siempre, ya que hacíamos muchos cuentos sobre los gatos y los tres pelos del diablo que nos causaba mucho terror.

Bueno, la gata se quedó en la casa y empezó a recibir visitas que armaban tales berrinches que me partieron mi vajilla de Navidad, platos de postre, bandejas, vasos, copas, tazas de café con leche, tacitas de café negro, un despelote total, que si hubiera sido en otras condiciones de miseria absoluta, me hubiera puesto a llorar, pero resistí ese dolor punzante de mi corazón y seguí adelante guardando en alto lo que me sobró, y es lo que tengo hoy día guardado para ocasiones especiales. 

No nada más me hubiera puesto a llorar, sino que hubiera botado a la gata de mi casa (No sé cómo); la vida continúa y la gata pariendo, y nosotras buscando familias de adopción, ya que cada vez (que fueron cuatro) que paría salían cuatro lindos y raros gatitos. Esa situación me desgastaba, porque no me gustan los gatos, sólo en fotos.

En una última camada tuvo dos gatos blancos hermosos, inmensos, hembra y macho; el macho lo regalé en la escuela donde trabajaba y la hembra se quedó en la casa y   ..... salió preñada; ya no era la madre, sino también la hija; la gente pensando que yo quería a los gatos, me enviaban las fotos de los animales en sus casas y lo cómodo que estaban para que no me preocupara por su bienestar. Por un lado la madre embarazada y por otro la hija, a quien le habían puesto el nombre de Luna, que le sentaba muy bien, por lo hermosa que era su piel.

Ya para parir, Luna entró en la habitación de su ama y estuvo allí un buen rato, cuando salió, le dije: _Aquí no vas a parir, así que te vas a cualquier parte, pero aquí no lo hagas. porque estoy cansada de gatos y gaticos, todo hediondo a orine, a pupú, no quiero saber más nada de gatos. La gata se paró, empezó a caminar, dirigiéndose a la puerta, me miró fijamente a los ojos, como una despedida, salió y más nunca volvió, ni se asomó por ahí, ni la hemos visto por la comunidad, hemos salido a pasear, llamándola, y nada, se mudó de comunidad, o alguien que la vió en el proceso que estaba y lo bella que era la adoptó y no la deja salir. La mamá, Princesa, un día salió y se fue por detrás de la casa y entró en una de la esquina, que estaba cerca de la mía; pues resulta que su dueño había fallecido, y ella lo estaba buscando, en esa búsqueda llegó aquí, se encontró con las niñas que empezaron a mitigar su dolor, con abrazos y besos, por supuesto se quedó aquí, tenía todo lo que necesitaba, la única que estaba fuera de tono con ella era yo, y me la tuve que aguantar durante cuatro partos.

Cuando reconoció su casa anterior, entró, visitó las habitaciones, se sintió  a gusto y se quedó allá, nos veía en la calle y ni nos miraba; era un consuelo porque yo no quería que regresara. Inclusive su dueña nos dijo que la gata había parido otra vez y que nosotras teníamos la obligación de ayudarla con las crías, porque la gata era de nosotras. ¡¡¡¡¡No NO No señora!!!!, se la tuvimos mientras el dolor por su amo se apaciguaba, ahora vuelve a sus raíces



lunes, 5 de abril de 2021

¡HORROR! ¿TÚ LA CORREGISTE?

 Ese día mi mamá había salido, al hospital como siempre, cuando se fue me dijo que cuando llegara le enseñara la tarea que iba a hacer en la escuela; me fuí para la escuela, trabajé como nunca en el salón, no molesté a nadie, obedecí a la monjita que me atendía, y me vine para mi casa; la esperé impaciente porque estaba satisfecha con mi tarea, luego que llegó, me pidió el cuaderno para revisarla, le entregué fue el cuaderno de matemáticas porque me sentía muy  orgullosa de haber atinado las seis u ocho cuentas de sumar que me había puesto la maestra, en ese momento estaba yo  en segundo grado de la Escuela Cristo Rey, ubicada en la Cañada de la Iglesia que queda en los Flores de Catia; la maestra realizó las cuentas en la pizarra y creo que desde siempre las maestras usan esa técnica para no estar ellas corrigiendo cuadernos; hicimos las cuentas, las resolvimos y  las corregimos en la pizarra, cada vez que atinaba una cuenta yo le ponía una B mayúscula grandotota, para emular la felicidad que sentía por lo bien que me había salido  la cuenta; 

Cuando mi mamá vio el cuaderno con las cuentas corregidas por mi, me preguntó que qué  era eso, que por qué estaba mi letra en las cuentas y con una b tan grande, yo le expliqué cómo era la técnica usada por la maestra, que ella las resolvía y si teníamos bien la cuenta, teníamos el permiso para evaluarla, a mi mamá le pareció horrible eso y me dijo ¡Mentirosa!, después de múltiples explicaciones aún así no me creyó y me sentí tan avergonzada y humillada con esa situación, que  me juré ese día que nunca nunca diría una mentira. 

Esa palabra se me clavó en el corazón y fue muy difícil arrancármela.

Con esto podemos darnos cuenta, que los niños son como un cristal que cualquier soplo los empaña.