domingo, 15 de abril de 2018

EL GRAN CACHICAMO




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Trabajaba en ese tiempo cerca del río Súcuta, en una escuela rural, ahí estuve trabajando 20 años hasta el 2014, e hice amistad con una hermosa viejita, Beatriz, que podía curar con plantas cualquier afección, me enseñó la utilidad de una gran variedad de ellas, autóctonas de Venezuela y cómo se usaban, en su sabiduría me contó muchas historias de esta región, una de ellas es la siguiente:En una oportunidad, mi esposo y mi hijo deseaban tomarse unas cervezas, aproximadamente las ocho de la noche, por lo que Antonio decidió irlas a buscar atravesando el río con el carrito, aprovechando que estaba seco, sólo se oía un chorrito pasar por su cauce ya que estábamos en verano.Tomó su carrito rojo para no ir por la carretera que quedaba enfrente de la casa y se dispuso hacer lo que tenía pensado.Cuando llegó al centro del cauce del río se desató una tormenta horrible, el agua del río creció vertiginosa e incomprensiblemente, el carro era manejado por las tormentosas aguas, pero de pronto, no se sabe si para salvar o para perder, dentro del agua apareció un gran cachicamo, un inmenso cachicamo que se metió por debajo del carro, lo empujó con mucha fuerza hasta los bambúes que estaban a la orilla, una vez hecho esto, todo desapareció: la tormenta, el cachicamo, bajo el asombro y los gritos de todos los presentes que observaron con estupor los acontecimientos.
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MUERTE

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Iba en cuatro alados
quedé adormilada
soñando frescuras
de campos floridos
en verde paisaje
la tierra en promesa
que el cielo me ofrenda
con flores cambiantes
de poniente a ocaso.

Y música suave
del trinar que flota
entre miles de hojas
que la brisa mueve.
Subí un escalón
observé dos puertas
derecha e izquierda...
No me decidía..

Surgió sin pensarlo
miré sin querer
a la puerta rucia
que chirrió una vez.
Y allí estaba ella
o él, no lo sé
ví sus ojos huecos
sangre por doquier.


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Carencia de iris
muy cerca de mi
y su cara toda 
como un frenesí.
Sentí un gran repudio
asco y estulticia
de seguir mirando
sus ojos de grana.

El espectro abría
su puerta hacia mi,
no supe qué hacer
me sentí aterrada
Le miré consciente
de su esqueletura
observé su abdomen
fungoso y bufante.

Un salto atrofiado
de los cuatro alados
me dejó dispersa
me dejó asustada.
Entre las tinieblas
de la noche oscura
sus ojos soflama 
saltan del recuerdo
miran con ternura
mi cara extrañada.

Mientras que mi pecho
la voz sofocada
del presentimiento
grita muchas veces:
-Aleja tu esencia
de la esencia mía
que aún no he cumplido
con todas mis gestas, 
mis rutas, mis metas.

La misión que un día
ante el trono regio
que mi bien amado
me entregó afligido
por yo estar confeso
como ángel caído.
                             CJB 2006

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viernes, 13 de abril de 2018

VIAJE INSÓLITO




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EL DECÁLOGO DE UNA VIAJERA
1
EXCEDENTE
   Acababa de recibir una bonificación extra del sueldo de maestra y como lo veníamos haciendo con regularidad, para emular “conociendo a Venezuela”, después de visitar  isla de Margarita, Mérida, en varias oportunidades,  Macuto, Catia la Mar, Chichiriviche, Colonia Tovar, Sebucán, El Junquito, la cueva de Mauricio en El Peñón de Ocumare del Tuy, que tiene algunas leyendas muy hermosas, y otros lugares que no recuerdo, decidimos disfrutar esta vez en la playa.
   Día: miércoles, seis personas en mi familia, dos hijas con su respectiva descendencia, es decir mis nietos,  dos niñas y un varoncito, nos dispusimos a prepararnos para la zambullida (nos escapamos de los hombres).
   El día jueves, algunos de nosotros amanecimos enfermos, y pensé que el viaje a la playa no se iba dar.
   El día viernes, la niña más pequeña, fue directo hacia una plancha de alisar ropa, la tomó en sus manitas y se la pegó en la otra mano, quemándosela, porque estaba enchufada y caliente; yo que iba detrás, no sé por qué, la levanté de inmediato, la llevé al baño, le eché crema dental y la madre enseguida apareció con papa rallada, como si ya  estuviera preparada; le envolví la mano, pensé otra vez “Esa niña con la mano quemada, no va poder ir a la playa, el viaje se nos cae”, mientras seguía escuchando los gritos del llanto de la niña.
2
PRÓLOGO
   Aún así, continuamos con las preparaciones.
  Al día siguiente todo estaba bien no había gripe, dolor de garganta, malestares, pesadez estomacal, quemadura, ni nada que obstaculizara el viaje a la playa.
   Y nos fuimos…, dimos el ansiado y consabido grito:  Pa´la playa.  
   Observamos con deleite el paisaje  de los Valles del Tuy, sus montañas,  algunas colinas con hermosas viviendas y apartamentos, centros comerciales, parques, el ferrocarril que atraviesa toda la geografía, ya que viene de Caracas, atraviesa Charallave y desemboca  en la población de Cúa, desde donde se devuelve otra vez a Charallave, luego Caracas, en el terminal de La Rinconada. Observamos el bullicio del Terminal de Charallave, para ir a tomar el tren, en la Estación Sur, llegamos a Caracas y buscamos hacia el oeste, en El Silencio hacia principios de la avenida Sucre, cerca de la estación del Metro Caño Amarillo, la parada de los carros que van hacia La Guaira.
   El bullicio de nuestra capital nos atormenta un poco pues nosotros venimos de la tranquilidad pueblerina en la parte sur del estado Miranda en Venezuela. Nos montamos en el autobús y ansiosos disfrutamos del pintoresco paisaje de la autopista Caracas-La Guaira, los dos túneles, uno más largo que otro: Boquerón I y Boquerón II, que inauditamente posee viviendas arriba de su estructura;  entre verdes cerros, hondonadas, casitas, y todo tipo de construcciones, inclusive unos  edificios a los que le están haciendo su entrada exclusiva, en un  desvío de la autopista, es lo que llamamos Cordillera de la Costa para bajar hasta la playa.
3
EXPECTATIVAS


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   Al divisar el aeropuerto Internacional de Maiquetía, el mar en su infinitud desde el autobús, después de pasar el Boquerón II y sentir la brisa fresca y pegajosa nos hace deleitarnos con las zambullidas que nos íbamos a dar, cómo flotaríamos, o nos revolcaríamos cuando una ola nos tumbara, qué regalo encontraríamos en la arena, como el mar le había dado a una de las niñas en dos oportunidades, un anillo  y una cadena de plata; cuántos castillos haríamos, cuántas conchas de mar con formas extrañas recogeríamos, como la que teníamos en la casa en forma de virgen con un gran manto extendido, la cual fue conseguida en la isla de Margarita, de qué tamaño sería la piscina que construiríamos, cómo nos prepararíamos para saltar las olas, qué tipo de comida degustaríamos, o comer de esa preparación con guacuco, ostras y picante que los lugareños le llaman “rompecolchón”, o simplemente con unas ostras con limón nos conformaríamos, o yo, mejor dicho, únicamente, simplemente me conformaría; cómo espantaríamos a los pelícanos cuando se acercaran, y así…  divagando y riendo nos divertíamos recordando momentos anteriores de diversión marina.
4



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PERNOCTA
   Cuando llegamos quisimos primeramente ubicar el hotel para quedarnos a pernoctar en el Litoral, caminamos por sus hermosas calles, observando sus casas antiguas unas y otras modernas, edificios, calles limpias, con gente en los negocios comprando licores, comida, charcutería, pasteles, pan, flotadores, trajes de baño, juguetes de playa y más; no encontramos ninguno con precios solidarios, estaban agotados,  el que conseguimos fue el Ed, un poco más alto para nuestras expectativas, ubicado ya finalizando la calle para tomar la autopista de vuelta hacia la capital.
   Un hotel limpio, de grandes ventanales con vidrio que dan al mar, paredes gruesas mas que imposible el escuchar los sonidos laterales, y menos  los de la calle, grandes cortinajes, una piscina, cyber con varias computadoras, una mesa para pool, taxis y en la recepción estaban unos muebles de espacioso volumen y un gran árbol de Navidad bellamente decorado.  Como llegamos después de la 1pm no quisimos ir la playa por lo tarde que era, sino que los niños se bañaran en la piscina, aún con el agua tan fría como estaba, pero ellos aceptaron, por lo novedoso.
   Para comer nos dirigimos a una extensión de restaurantes en frente del hotel en la orilla de la playa, comimos y los niños se fueron a un parquecito en otro frente. Llevamos chucherías para pasar  la noche y sobre todo para dar a los niños antes de quedarse dormidos;
   Luego de esto,  las madres se fueron a recrear un poco en el pool y en el cyber mientras yo velaba los sueños infantiles, con la promesa de ir a la playa en cuanto se despertaran.
5
DESCANSO

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   Ese día yo había escogido la habitación más amplia, de puerta con cerrojo mientras la chiquillería se arreglaba en otro ambiente de la habitación con camas individuales, me acosté a descansar, la cama estaba colocada de frente a la puerta, tenía dos mesitas una a cada lado; cuando me había dormido profundamente y estaba todo en silencio, la mesita del lado derecho inició un movimiento frenético de baile y tamborileos, que me hizo sobresaltar, me levanté y me arrimé hacia mi izquierda, me arropé hasta la cabeza y comencé a buscar el sueño, porque estaba realmente cansada; se inicia ahora  el movimiento de la mesa izquierda, que me impulsa a moverme hacia el centro de la cama, pero, menos pude conciliar el sueño porque  pude observar que sobre el marco de la puerta había unas luces que se apagaban y prendían como si fuera un ascensor subiendo y bajando, lo que me distrajo momentáneamente; me repuse de mi asombro y le dije a quien me estuviera acosando, en voz alta: ¡!Déjenme en paz!!, ¡!fuera de mi vida!!, ¡!no me molesten!!, ¡!fuera!!, ¡!yo no puedo hacer nada por ustedes!, ¡!fuera!!, ¡Queee fastiiidiiooo!.


6
PERSISTENCIA
   Ya no hallaba qué hacer porque “estaba más temblorosa que pájaro en alambre”, se apagaron estas luces miro para todos lados, cuando de pronto escucho a un bebé llorando y a dos mujeres riendo y conversando animadamente sin ninguna preocupación por el niño, que arreciaba su molestia con llantos cada vez más feroces. ¿De dónde salía aquella bulla?, de las paredes, del techo, del canal de ventilación, ¿de dónde?, si era imposible por su grosor  y la altura del techo, peeero… ¿DE DÓNDE?

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   Así transcurría mi noche de descanso, rogando a las mujeres que callaran al bebé, que lo atendieran, a ver de qué se quejaba, qué le dolía, o si tenía hambre, porque no paraba de llorar, y yo acostada intentando dormir aunque fuera un poco obviando la bulla de estos tres seres, del baile de las mesas, del titilar de las luces y de mi gran miedo interno. 
   En este drama se hicieron las 5 de la mañana y mi nieta más pequeña, Gabi, abre la puerta, me llama y me pregunta si puede dormir conmigo. Le respondo que sí, que se acueste conmigo, para ver si puedo yo puedo hacerlo por lo menos hasta las 8am.
7
ADVERSIDAD

   Nos quedamos rendidas, abrazadas, nos levantamos luego, despertamos a los demás e iniciamos el periplo para irnos a la playa de Camurí Chico; Nos comimos unas empanadas con café con leche y salimos; del hotel Edwards hasta la playa lo hicimos en autobús, por la autopista que recorre la orilla de la costa como por diez minutos.
   Ese día las aguas estaban revueltas, me dio la impresión que ellas me esperaban con muchos dedos espumosos preparados para atraparme y las fauces abiertas para tragarme, ¡uf!, ¡pero que fea está la playa! colocamos todas nuestras cosas en un peñasco: zapatos, bolsos, toallas; la playa estaba honda, alejada, revuelta, conmocionada, había llovido, se encontraban montículos de piedras rodantes y rocas mas grandes lo que no nos permitía caminar sin  zapatos; me paré enfrente ya que tenía disgusto hasta para sentarme en la arena, llegue hasta el romper de la ola, sentí su temperatura muy fría y me devolví a contemplarla desde lejos, había un trío de personas sentadas al lado de nosotros: un viejo  con dos chicas jóvenes, de rasgos foráneos, sudamericanos, el hombre no quería que una de ellas se levantara de allí, pero joven al fin, junto con la otra lo engatusaron y se fueron a bañar, pegando grandes saltos y riendo a carcajadas dentro  del agua,  el hombre sintiéndose ofendido por haberse quedado solo sentado, sin compañía, con su cerveza en la mano, observando cómo se divertía, cuando llegó a sentarse la chica,  la agarró a golpes  e insultos, y yo tratando de que mis nietas no vieran semejante espectáculo, me les ponía por delante, a un lado, o les decía que voltearan a un lado u otro, o expresándome con ¡no vean eso tan feo y desagradable!, para que esos adultos me oyeran.
   Al fin me olvidé del asunto.
   Sigue el reloj en su loco desvarío, cuando en un momento  pasan dos  jóvenes, conversando tranquilamente acerca de la dirección a donde se dirige cada uno, y se paran frente a mí, por lo que pude observarlos detenidamente, uno blanco, muy lindo, y uno trigueño, también de buena estampa, como de dieciséis años los dos, de chaqueta anaranjada como de salvavidas, se dirigen hacia la derecha de la playa, los dos.
Pasó un heladero y cada uno nos comimos uno con diferentes sabores, el mío de pastelado de chocolate.
 Listo, no volteé a mirarlos más.
8
BAÑO

   Me conseguí un vaso de plástico en la arena, lo llené con agua de mar, me lo eché encima y brindé porque “sí me había mojado en la playa y nadie podía decir lo contrario”. Las niñas fueron a comprar obleas, mientras esperábamos que nos trajeran un almuerzo, que consistía en ensalada, pescado frito, tostón y refresco.  Al cabo de un rato vemos un montón de aves marinas revoloteando en frente, en el mar, en el revuelto mar, daban vueltas y vueltas, bajaban, subían, lo que nos parecía sumamente extraño; pensamos que había una camada de peces allí y que ellas estaban pescando.
   Pasa un hombre delgado, de mayor edad, también con la chaquetica anaranjada y le pregunta al anteriormente mencionado, el trigueño, dónde estaría el fulano  con el que estaba hablando, éste le responde que no sabe y siguen su trayectoria. Todo esto sucedía enfrente de nosotros, como si ellos fueran los actores y nuestra familia el público. Este mismo individuo, mayor que los otros dos, se va, y de un momento a otro sale del agua con el cuerpo del muchacho blanco, al cual las aves le habían destrozado la cara,  y nos lo lanza a los pies, sentimos el repudio, lástima por el muchacho, e inmediatamente llegó la ambulancia, lo colocaron en una camilla, se lo llevaron; amontonados, el poco de curiosos encima de nosotros, una gran ola llegó hasta nuestros pies y lo mojó todo,  recogimos  nerviosas, temblando, nos vestimos en la calle, nos montamos en el autobús y llegamos al hotel, nos bañamos, arreglamos y nos despedimos, dimos las gracias, posamos para las fotos.
“Nos vamos a nuestro hogar, de donde nunca debimos haber salido”.

9
ARRIBO
  No pasaba autobús para Caracas, y decidimos tomar un taxi que se nos ofreció amablemente, para llevarnos a la próxima terminal de autobuses en La Guaira. Una vez que nos embarcamos y avanzamos como unas dos cuadras había una cola inmensa, esperamos, …esperamos y esperamos, una protesta por no sé que fuera, pero allí estuvimos desde la 1:00 hasta las 6 pm, comiendo chucherías, contando lo que me había pasado, preguntándole al chofer si en el hotel había muerto alguien, dándole participación como toda una familia completa, y pensando cómo nos íbamos a ir a los Valles del Tuy con esa muchachera y lo tarde que era. El chofer, que nos estaba escuchando y viendo, nos preguntó al lugar a donde íbamos en Caracas, pensando en cómo ayudarnos a resolver este conflicto donde nadie es culpable, sino las circunstancias.
   En vez de llevarnos hasta la terminal de autobuses en La Guaira, siguió para Caracas, autopista El Valle-Coche, hasta La Rinconada, lo cual le agradecimos con mucho énfasis, a cada rato.
   Tomamos el ferrocarril, último del día, llegamos a Charallave, luego un taxi para Ocumare y de allí otro auto para llegar a nuestro hogar, e iniciamos así el periplo de los primeros recuerdos, donde una moraleja es el mejor resumen de las experiencias vividas:

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10
MORALEJA

“Si recibes el aviso con antelación de que
no puedes hacer algo”,
¡!NO LO HAGAS!!,
 ¡por favor!”
Atiende tu voz interior,
Que esa es la Voz de tu Dios que te habla desde el corazón.

CARMEN JOSEFINA BARRETO
2005




LA LIMOSNERA

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(Hoy con una historia de Carlos Peña)

Bajaba yo por unas escaleras del sector Sebucán, en Caracas, rápidamente, porque era ya aproximadamente las siete de la noche y me iban a llamar la atención, si llegaba muy tarde a casa; todo estaba nublado, una extraña bruma a la que no estamos acostumbrados aquí.
Bajaba con prisa, con mucha prisa, parecía que tenía alas en los pies, y el deseo de llegar era tan intenso que el corazón me palpitaba con desenfreno en las sienes, cuando, de pronto una niña se me acerca, una niña a la que sólo podía verle la cara y las manos, una niña que me miraba con ojos llorosos de súplica:
-!Por favor, dame una locha para comprarme una vela!
Con todo el miedo que me podía permitir, sacando fortaleza de donde no la tenía, puse mis manos en uno de los bolsillos del pantalón, extraje unas monedas y se las entregué, sintiendo el escalofrío en todo mi cuerpo cuando toqué aquellas manos sin vida, aquel espíritu hecho cuerpo y pedir para ella.
Una vez entregadas las monedas, desapareció de mi vista ante mis ojos atónitos.... corrí....corrí con piernas temblorosas, las rodillas se negaban a mantenerse firmes, pero estóicamente resistí hasta llegar a la parada de los autobuses, que se encontraba congestionada con un tropel de gente. Logré montarme en el bus y miré distraído hacia la parada y ..... una niña a la que sólo se le veía la cara y las manos.... me decía adiós.......... con una gran sonrisa.
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MI VOZ

Mi voz nació cantarina
con gorjeos y susurros
y risas
reí contigo
en primavera y estío

Mas todo se ha transformado
ya mi voz está quebrada
como cristal estallado
entre mis manos sensibles

No pude mirarlo todo
por mis ojos de riachuelo
unas veces anhelante
taciturna
misteriosa 
y
otras veces delirante.

Mi voz dejó de contar
y susurrarle a las piedras
lo iluso de su ficción
con vértigos de un orate.

El viento cerró mis ojos
con su lluvia de quimeras
que no las pude hacer mías
ni tocar en la penumbra.

Yo palpé insistentemente
a ver si tactaba algo
más fue en vano
pues los años me aplastaron 
inmisericordemente.

Y no te pude palpar
más nunca en mis sentimientos
pero toqué la penumbra
la toqué insistentemente
aunque mis manos cansadas
nunca encontraran tus manos

Y mis huesos se encorvaron
reduciéndome a cenizas
hasta ser polvo de tierra
en la faz del universo.

Pero mi voz sigue allí
rasgando hasta el espejismo
en la montaña, en el eco
en la nube y en el cielo
en las hojas de los árboles
en la faz, en el reverso
buscando mil pensamientos
que la hagan suya otra vez

Al tomar alas de viento
y música de las esferas
surquen en haces de luz
el añorado infinito
CJB 2000

MERENGUE VENEZOLANO
LA MÁQUINA

Préstame tu máquina señora Isabel
Yo no te la presto, se me echó a perder
Préstame tu máquina para yo coser
Yo no tengo máquina se me echó a perder
Préstame tu máquina
para yo coser
Yo no tengo máquina,  se me echó a perder

Yo te lo agradezco querida Isabel
Hasta que la mía
pueda componer.
préstame tu máquina para yo coser
yo no tengo máquina se meechó a perder.

Julio me reclama
con mucha razón
que tiene dos rotos en el pantalón
si no se lo arreglo
se va enfurecer
pues va pa´una fiesta
que da Don Manuel.

Le daré manilla
pa´lante y pa´tras 
a la maquinita que me va prestá
gracias de antemano
querida Isabel
en lo que termine
se la llevaré.

Balbino García.





jueves, 12 de abril de 2018

Los Correazos de Andrea



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Mi nieta Andrea, de pocos años de nacida, era una hermosa niña de labios rojos, cachetes rosados, ojazos marrones, pestañas pobladas, una piel limpiecita y una sonrisa espectacular, cautivadora, siendo por ello la delicia de los adultos que la contemplábamos con amor. Pero había un problema, regularmente amanecía con ciertas marcas en su cuerpo que semejaban correazos. 
Un día la cambié, observé líneas en sus piernas, asombrada, pensando que pudo haberse golpeado con algún mueble, la curé con cremas y yerbas, sin comentar nada porque me pareció que se golpeaba por tremenduras; al siguiente día habían desaparecido. 
Nos seguíamos divirtiendo con su palabrerío loco que me explicaba lo inexplicable; como siempre, la examinaba detalladamente cada vez que le iba a cambiar los pañales, pero en esa oportunidad me asombro al observar horribles correazos en el muslo y abdomen, color rojo sangre, una hebilla marcada en las costillitas, me hacen gritar,
¿Qué es eeesto?, 
La madre no atina respuesta, está muda, no da explicación, se dedicó a tocarle la piel, sin conseguir balbucear una palabra. 
¿Qué es esto
_No podemos llevarla al médico porque nos apresarían por maltrato a un menor de edad, 
-¡No! un ser que está dando sus primeros pasos a la vida! una criaturita.
Y la veo bajarse de la cama, correr desesperada gritando:
 _ !Ese muñequito se ríe de mí! -,
Se lleva todo lo que encuentra a su paso y cae al piso, con las manos en alto:
!!!Yogüeeelaa!!! ese muñequito se ríe de mí.
-Por supuesto, mi amor, busca un palo, y empieza a darle palos, donde lo consigas, le dices que se vaya de aquí, que ésta no es su casa y por lo tanto debe irse fuera, fuera de aquí.
Dicho y hecho: buscó el palo del cepillo de barrer y me preguntó:
-Yogüela, ésto sirve?,
-Sí mi amor, sí sirve
A continuación escucho como va a su cuarto a darle golpes a las paredes, a la cama, y gritar:
!Fuera!, !fuera de aqui!, !esta no es tu casa!, !vete!, !vete para tu casa!, !esta es la mía!  
Luego nos fuimos al automercado y ví un martillo grande de goma y se lo enseñé mientras estaba sentada en el carrito de la compra, le dije;-mira qué te parece si nos llevamos este martillo para darle a tú sabes quien, y con mirada de complicidad me asintió con sus ojos grandototes.
En cuanto nos bajamos con lo comprado, agarró su martillo, sin pedirlo, y se fue directo al cuarto, empezó a golpear y a gritar: !vete!, !fuera de aquí!, !fuera de mi casa!, !tú no vives aquí!.
Desde esa oportunidad, más nunca se le vio una marca, ni sintió miedo, y en estos momentos ya con catorce años, no recuerda ese traumático episodio de su vida. 
  




MI CREDO

Creo en la Misión para la que he nacido
El hermoso Magisterio, centro de mi vida
Creo en los niños sin amor, que necesitan un abrazo
Creo en mis hijas, que buscan mis ojos para decir:Te amo
Creo en mis pies buscando la seguridad
Creo en mis pensamientos limpios, oteando más estrellas
Creo en mi Dios, esperando mi regreso
Creo en el arduo trabajo, copándome los días
Creo en mis silentes noches, buscando desvanecer el cansancio del trabajo
Creo en la Musa, que llega a mi alma, sin tocar la puerta
Creo en la Naturaleza, con su furia salvaje
Creo en el llanto quejumbroso de un niño enfermo
Creo en la Aurora que tiñe mi vida de esperanzas
Y en fin hoy,
la Esperanza ya gatea por la casa.
2004


LEY ORGÁNICA DE EDUCACIÓN

Los medios de comunicación social se utilizarán en el desarrollo del proceso educativo, en la forma y condiciones que se establezcan en el Reglamento que al efecto se dicte.

La efigie del Libertador y los símbolos de la Patria, como valores de la nacionalidad, deben ser objeto de respeto, y de culto cívico permanente en los planteles oficiales y privados, en los cuales ocuparán un lugar preferente.



La DIGNIDAD es la piedra angular de todo ser humano, sin ella nuestro barco navega sin brújula y sin destino alguno. 

Tener dignidad es reconocer el derecho de todos los seres humanos a una vida digna, 
a la educación, 
al amor, 
al respeto, 
a la libertad, 
pues no importando nacionalidad, 
raza, o 
color 
TODOS 
tenemos el  derecho de vivir.
El ser humano puede someterse a las peores humillaciones, es más a perderlo todo, si salva su dignidad se mantendrá en pie para siempre.
Lic. Yelitza Vizcaya.
Programa de Formación Ciudadana-Venezuela
Poder Ciudadano
Consejo Moral Republicano
mayo 2014


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miércoles, 11 de abril de 2018

LAS CHANCLETICAS/MANITAS

LAS CHANCLETICAS

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Corría un año cualquiera en Venezuela, en el antiguo 23 de Enero,antes de la construcción de los bloques, unos cerros pelados, de pura tierra amarilla, pocas casas, la escuela más cercana era el Colegio Cristo Rey, regentado por monjas, el uniforme era de cuadros verdes y los domingos íbamos a misa con una camisa blanca, falda plisada blanca, boina azul marino, medias hasta la rodilla blancas o negras (no recuerdo) y zapatos colegiales negros.Una hermosísima escuela, absolutamente inmaculada, pupitres de madera atornillados en el piso, en salones inmensos, baños brillantes, comedor, para otros; patio de recreo, enfermería, unos ventanales con cortinas de tela gruesa color vinotinto, en todo el centro a la entrada estaba el escenario, con grandes columnas y donde un día declamé una poesía a Simón Bolívar, en segundo grado, pero cuando ví a mi mamá me tapé la cara.Perdón, me fuí más allá de la historia que quiero contar.Tenía aproximadamente de dos a tres años, dormía en un moisés de hierro plateado, que estaba ubicado en la ventana abierta hacia el frente de la casa; "casa" que consistía en un salón dividido en habitación, cocina y vestidor por la cual se pagaba alquiler.Pasaba las noches jugando con alguien que no se dejaba ver por mí, puesto que escuchaba unas "chancleticas" que caminaban hacia el moisés cuando yo tenía los ojos cerrados y cuando los abría dejaba de oirlas. Así pasaba la noche hasta que me quedaba dormida, aunque me volvía a despertar cuando el ruido era otro; tomaban la paila de hacer el café, le echaban agua, la montaban en la cocinita de kerosene, movían el depósito, encendían la mecha, y ese proceso se repetía una y mil veces. Cuando yo abría los ojos para ver quién estaba en la cocina, el proceso se cortaba y volvía a empezar en cuanto los cerraba.Esas eran mis noches, preguntándome en mi inocente niñez, por qué oía algo que no veía, todo tranquilo amparado en la oscuridad de la noche, bajo el manto de las estrellas que me acompañaba desde las alturas; mi familia profundamente dormida y yo escuchando algo que no podía ver, pero que existía porque hacía ruido que solamente mis oídos escuchaban y a mí  solamente despertaban, sólo por las noches, las oscuras noches que me acompañaban en mi vigilia.Cierro los ojos, sin miedo, no me lo habían inculcado, escucho un grito: !!HIIIJJJAAA!!,........ yo estaba en el piso, fuera del moisés...


MANITAS TRAVIESAS

Estas manitas traviesas
que tienen toda la casa
convertida en una escuela
van y vienen
vienen van
inventando mil preguntas
desgranando mil jolgorios
poesías, cuentos
responsos.

Corazoncitos sonrientes
de esos ojos grandotes
picarones, bochincheros
pegados en todas partes
junto a tus manitas sucias

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O ya sea distraída
ensimismada
sólo pensando en lo que haces
buscando la perfección
dejándome tan asombrada
cuando al jugar con el agua
me impactaron tus palabras:
"Abuelita, tú sabías
que yo soy la fuente
de la Sabiduría"
C.J.B. 2.007

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DE LA JUBILACIÓN DEL PERSONAL DOCENTE

Artículo 191
La jubilación y pensiones del personal docente, constituyen un DERECHO IRRENUNCIABLE 
e imprescriptible y una obligación para el Estado. 
El Fondo de Jubilaciones y Pensiones del personal docente regulará todo lo relativo a la concesión y disfrute de este Derecho 

Artículo 193
Los derechos económicos originados por las jubilaciones y pensiones de los profesionales de la docencia son transferibles a sus causahabientes, de conformidad con la normativa legal.
(REGLAMENTO DEL EJERCICIO DE LA PROFESIÓN DOCENTE.)
-VENEZUELA-


Ingresé a Educación en el año 1968, egresé de las escuelas nacionales en el año 1996, participé para el ingreso en el Estado Miranda y obtuve cargo en el año 1994 para una escuela rural, allí estuve hasta que salí jubilada en el 2014, descansé 2015, hasta marzo 2016, inscribí a mi nieta en el preescolar y allí me quedé ayudando a las jóvenes maestras, con dibujos y carteleras, en este momento estoy en el área de la Biblioteca dramatizando cuentos para los niños y adaptándolos a la lectura. En noviembre 2018 la inauguramos y desde ese momento pertenezco al preescolar; mi nuevo cargo se llama: Maestra Pueblo y colaboro en todo lo que se me solicite y estaré allí, hasta que el Universo lo decida en sus escrituras o Registro Akásico.
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