IDILIO ETERNO
DE JULIO FLORES
Ruge el mar, y se encrespa, y se agiganta;
la luna ave de luz, prepara el vuelo,
y en el momento en que la faz levanta,
da un beso al mar y se remonta al cielo.
Y aquel monstruo indomable, que respira
tempestades, y sube y baja y crece,
al sentir aquel ósculo, suspira...
!y en su cárcel de rocas se estremece¡
Hace siglos de siglos, que, de lejos,
tiemblan de amor en noches estivales;
ella le da sus límpidos reflejos
él le ofrece sus perlas y corales.
Con orgullo se expresan sus amores
estos viejos amantes afligidos;
ella le dice "!te amo¡" en sus fulgores,
y él prorrumpe "!te adoro¡" en sus rugidos.
Ella lo aduerme con su lumbre pura
y el mar la arrulla con su eterno grito,
y le cuenta su afán y su amargura,
con una voz que truena en lo infinito.
Ella pálida y triste, lo oye y sube,
le habla de amor en el celeste idioma,
y, velando la faz tras de la nube
le oculta el duelo que a su frente asoma.
Comprende que su amor es imposible,
que el mar la acopia en su convulso seno,
y se contempla en el cristal movible
del monstruo azul, donde retumba el trueno.
Y al descender tras de la sierra fría,
le grita el mar: "!En tu fulgor me abraso¡"
!No desciendas tan pronto estrella mía¡
!Estrella de mi amor, detén el paso¡
!Un instante¡...!Mitiga mi amargura,
ya que en tu lumbre sideral me bañas¡
!No te alejes¡...¿No ves tu imagen pura,
brillar en el azul de mis entrañas?
Y ella exclama, en su loco desvarío:
"!Por doquiera la muerte me circunda¡
!Detenerme no puedo monstruo mío¡
!Compadece a tu pobre moribunda¡
!Mi último beso de pasión te envío
mi postrer lampo a tu semblante junto¡...
y en las hondas tinieblas del vacío,
hecha cadáver, se desploma al punto.
Entonces el mar, de un polo a otro polo
al encrespar sus olas plañideras,
inmenso, triste desvalido y solo,
cubre con sus sollozos las riberas.
Y al contemplar los luminosos rastros
del alba luna en el oscuro velo
tiemblan, de envidia y de dolor, los astros
en la profunda soledad del cielo.
!Todo calla¡...!El mar duerme y no importuna
con sus gritos salvajes de reproche,
y sueña que se besa con la luna
en el tálamo negro de la noche¡