Estos son mis secretos, mi biblioteca, frases, relatos, historias y cuentos, que celosamente he guardado en mi nube, de los lugares donde he trabajado como maestra, en Venezuela, que ha llenado mi vida de satisfacciones; poesías que han salido del fondo de mi alma para botar con sus letras mi deslastre. ¡¡¡¡Que entre la vida de nuevo!!!! Y como Pablo Neruda: "Confieso que he vivido"
miércoles, 3 de febrero de 2021
DEDICATORIA A...
martes, 2 de febrero de 2021
EZEQUIEL ZAMORA
Zamora se instala en Villa de Cura, estado Aragua, con una tienda de víveres, siendo probo y respetuoso, palpando objetivamente el descontento social y económico que dejó la guerra de independencia y asume el rol de Jefe regional de los Liberales, se presenta a las elecciones de 1846, para el Cantón de Villa de Cura, pero los Conservadores objetan su candidatura compulsiva e ilegalmente, por ello se establece una reunión entre Páez y Antonio Leocadio Guzmán, con miras a evitar la guerra, la cual fue frustrada por alzamiento de los campesinos en la región central, a lo cual Zamora llama a hacer la guerra a los godos en beneficio de los pobres, y se levanta en armas en la población de Guambra "tierra y hombres libres", "respeto al campesino", "desaparición de los godos", son las consignas esenciales de quien la gente empezó a llamar "General del Pueblo Soberano". Libró acciones victoriosas en Los Bagres y Los Leones; es derrotado y capturado el 26 de marzo de 1847, condenado a muerte por los tribunales de Villa de Cura, pero José Tadeo Monagas le conmuta la pena. En el marco de la Guerra Federal desembarca en la Vela de Coro, como Jefe de Operaciones de Occidente, organiza allí un gobierno provisional de Venezuela, triunfa en El Palito, toma San Felipe, lo reorganiza como estado Yaracuy, desarrolla la victoriosa Batalla de Santa Inés, en su viaje a Caracas, asalta la ciudad de San Carlos, donde recibe un balazo en la cabeza, que le causa la muerte el 10 de enero de 1860. Sus restos descansan en el Panteón Nacional y como conclusión se dice que su inesperado deceso cambió el rumbo positivo que llevaba la guerra para los pobres (federalistas) y produjo la pérdida de este gran líder venezolano.
Casa en Cúa, donde nació Ezequiel
domingo, 31 de enero de 2021
"TOMA LA VELA Y EL FÓSFORO POR SI ACASO"
El año que trabajé en San José de Río Chico, el río Tuy inundó toda esa zona, 1970, todos los pueblos circundantes, por supuesto también mi vivienda. En días anteriores había estado sentada en la plaza Bolívar observando los tambores de San Juan, cuando ví a una amiga del colegio Fe y Alegría, Nidia Urbina, ¡¡vaya sorpresa!!, nos sorprendimos mucho, nos alegramos, nos dimos un abrazo y empezamos a contarnos del cómo estábamos las dos en ese lugar después de varios años de no vernos después de la graduación de maestra.
Mi amiga recién encontrada, me ofreció su hogar para quedarme mientras terminaba el año escolar y se secaban las calles del agua que había corrido libremente. Allí estuve una semana, aunque de todas maneras ya casi que estábamos de vacaciones; Nidia tenía una hermana que se llama Lidia, y en la cama de Nidia era que me iba a acostar, al lado de Lidia, separadas como por dos metros, en una habitación aproximadamente de cinco o más metros de largo por dos de ancho y muchos de alto. El encendedor del bombillo de esa habitación quedaba muy lejos para mi y la señora María colocó en una mesita al lado de mi cama, el plagatox encendido para ahuyentar los zancudos, diciéndome: _Aquí está una vela, el plagatox y los fósforos por si necesita algo. Al acostarme, me quedé profundamente dormida por el cansancio que tenía, todo estaba en silencio, todas las luces apagadas y la noche cubría con su manto de estrellas el techo de las viviendas, me desperté bruscamente ya que había una mujer en "salto de cama" transparente de color beige, pelo corto, trigueña, delgada, mediana estatura, más alta que yo, rostro agradable, mirándome fijamente, sentada a los pies de la cama de Lidia, como preguntándose intrigada del por qué de mi presencia ahí. Me levanté para verla bien, no perdiéndola de vista mientras con la otra mano buscaba afanosa la caja de fósforos, sacaba uno lo encendía y se lo ponía en la cara, ¡¡ploof!! cuando la luz la enfocó se desapareció. No había nada, absolutamente nada qué ver, la luz se la había llevado, así como la obscuridad la había traído. Desde ese momento no pude dormir más, encendí la vela, hasta que los gallos despertaron a toda la familia, y yo entre soñolienta y miedosa contaba mi aventura con el más allá.Después qué hicimos?, muchachas al fin, armamos un bochinche porque no queríamos dormir, ninguna, en esa habitación ja ja ja ¡¡¡¡¡ y la señora María regañándonos: ¡¡¡muchachas........!!!!!
Y colorín colorado.........
sábado, 30 de enero de 2021
LA MUÑECA ME MIRABA¡¡¡¡
Así pasó un día, una semana, un mes, todos absolutamente todos con la misma circunstancia; caída, grito y carrera. Y la muñeca sonreía...parece que se burlaba de cada susto que pasábamos con ella. Las niñas la veían y lloraban: ¡llévatela!, ¡llévatela!, ¡no la quiero!, ¡no la quiero!, ¡que no me vea!, ¡que no me vea!, ¡sácala!, ¡sácala!, ¡bótala!. y así era todos los días, pero como había sido un regalo de alguien muy especial y cercano, yo no tenía corazón para botarla, y trataba de colocarla en lugares inalcanzables a la vista para que no se toparan con ella.
Mientras estábamos en esa disyuntiva de la muñeca, le llega a las niñas el regalo de un patico: cuá cuá, de color amarillo, que decía su cuá cuá a cada rato y que con una cuerda era llevado a rodar por la casa con sus rueditas e iba pronunciando su cua cua a medida que paseaba. Un fastidioso cuá cuá, aunque daba la impresión que el patico tendría algún mecanismo de carga interna, porque por el fastidio del cuá cuá, le sacamos las pilas para que no siguiera sonando: _¡Vamos a ver si vas a seguir sonando!, ¡cállate!, que molestas y despiertas a las niñas, Con toda esta precaución, sin pilas de ningún tipo, de repente, a media noche se despertaba el cuá cuá, sólo con el aire de pasar a su lado, lo que lógicamente nos causaba impacto, sobresalto, por el silencio o la oscuridad, o levantarse lentamente para ir al baño, el patico rompía el susto con su patético cuá cuá. Así que sin más contemplaciones, por un lado salía el patico de la casa llevado por el "Aseo Domiciliario" y por el otro era recogida toda la vestimenta de la Dorothy, la vestí, la tomé cargada y la puse en el estacionamiento del preescolar para que alguien se la llevara. Como a la hora de haber consumado su expulsión, me acerqué a ver, y ya no estaba, había sido adoptada por otra familia, que probablemente si la iba a estimar. Del patico ni se diga, había que abrirlo para destruir el mecanismo del cuá cuá.
viernes, 29 de enero de 2021
EL TORNEO
jueves, 28 de enero de 2021
EL LATIGAZO
Un día iba en mi carrito a entregar en Los Teques una proposición de becas de la comunidad Mercedes Rasco, de regreso tuve un accidente de tránsito, y la única persona, aparentemente que quedó completa fuí yo, y la hija mía de cinco años quedó con sendos vidrios uno en cada ojo, los cuales se sacó ella misma: en la actualidad no hay problemas extras en su visión. En ese día sufrí el síndrome del latigazo, que consiste en la flexión y extensión brusca y excesiva del cuello. Recuerdo que llegué al hospital de Coche, conversando sobre lo acontecido con el chofer que nos llevó, porque la ambulancia se había accidentado; como bien me dijo el chofer:_Señora yo la llevo a Ud., porque Ud. está conversando, Ud., está consciente, está despierta.
Así llegamos al hospital y una enfermera me salió al encuentro, abrazándome me preguntó, qué me había pasado. Entramos, no había cama disponible, me acostaron, no sé dónde, desde allí contemplaba a mi hija y ví que se la llevó una enfermera frente a mí. Le dieron pollo y comió y comió, serían los nervios, estaba muerta de hambre, mientras, yo estaba en mi camilla, me dormía, me despertaba y preguntaba por ella, siempre pensando que me la podían robar; enfermera que pasaba me decía dónde estaba y lo que estaba haciendo: _No te preocupes, que está bien, está comiendo y tiene mucha hambre. _ Ok. Gracias. Yo me puse como el cuento del zancudo que lo encierran en el congelador y repetía: No me voy a congelar, no me voy a congelar, no me voy a congelar; así estaba yo: No me voy a morir, no me voy a morir, no me voy a morir y así era como me mantenía activa y pendiente de mi hija en manos extrañas.
Bueno al cabo de un rato ya estaba acompañada de familiares y amigos, y despierta. Sé que me pusieron una especie de collarín, hecho de varios metros de gasa con que me enrollaron el cuello; pero yo nunca dejaré de ser quien soy, le dije a mi hermano: _Vamos para el baño, quítame esto que me está asfixiando, caminando con mis tacones Luis XV, nos fuimos al baño y empecé a dar vueltas para que él desenrollara mi cuello. (Sé, que fue una ignorancia total, no sabía lo que hacía). Luego de desenrollar aquellos metros de gasa, puse mi puño en el cuello y él empezó a enrollar otra vez; cuando terminó, subí y bajé la cabeza, suspirando dije: _ Así está bien, muy bien, puedo subir y bajar la cabeza.
Acto seguido me sacaron para mi casa. Me fuí con mi ignorancia a cuestas. La cabeza estaba sobre el cuello, como cuando uno le pone la cabeza a un muñeco roto de cerámica, mal puesta. Así pasé una semana hasta que una prima (Migue) me consiguió una cita con un traumatólogo, y el medico al verme me dijo que me iba a hospitalizar, porque tenía el cuello roto, estaban comprometidas las vértebras desde la 4 hasta la 7 inclusive, la médula estaba doblada como al doblar un dedo, lo sentí mucho porque nunca he sentido afecto por hospitales, medicina, médicos, le tengo miedo. Me fuí al hospital Pérez Carreño de Caracas, me acostaron en una cama de hospital y mandé que me subieran el torso, llegó la enfermera y la bajó para ponerme recta, se fue la enfermera y mandé que la subieran para quedar sentada, llegó otra enfermera y la bajó: Una eterna lucha. Llegó el médico y me llevaron a una habitación donde un trepanador de huesos me abrió sendos huecos en cada sien, por donde metieron unos tornillos y empezaron con algún kilo de hierro para que con el peso se fuera estirando el cuello, hasta que el día 25, llevaba la cuenta, día tras día; el cuello me traqueó, me agarré las manos y se lo dije al médico de guardia. Me felicitó y me dijo que ahora tendría que ponerme una "minerva". Empecé a ubicar en las salas a ver quién tenía puesta una minerva, para conocer qué era eso. Se me presentó un hombre con una minerva y enseguida dije: _ Yo no me voy a poner eso, será para que me muera con la tensión.
A la mañana siguiente me llevaron a la sala de yeso, le pregunté qué iban a hacer, que yo no me iba a poner una minerva, que debía haber algún aparato que no fuera de la edad media y que surtiera el mismo efecto, (pero eso era aterrorizada, imagínense como gritaría), me llevaron otra vez a mi sala, me dieron un récipe para comprar un tal Corset de Taylor, que no se consiguió y Jazmín me compró otro, que me sostenía la quijada y la cabeza atrás, llegaba hasta la cintura, para usarlo durante seis meses, después usaría por tres meses más un collarín. Al día siguiente de usar el corset, me levanté bien temprano, me puse a caminar por los pasillos agarrándome de las paredes, me devolvía, llegaba hasta la habitación y continuaba mi paseo por otro lado, hasta las 8 am que hacía revisión el médico encargado, yo estaba recién acostada, el médico llegó con dos enfermeras y me dijo: _ Hoy te vamos a levantar de la cama; agárrenla, que no se caiga, puede tener debilidad en las piernas, o sentir mareo, cualquier cosa que sientas me lo dices para suspender de ipsofacto la levantada.
Primero me sentaron: _¿Cómo te sientes? -Bien; ahora lentamente te vas a ir levantando: ¿Cómo te sientes? -Bien. Baja el escalón: ¿Cómo estás? _Bien
Te puedes quedar sentada en la cama agarrándote de los barrotes, eso hice y mañana te llevaremos a caminar ?? Nunca se enteraron estos seres humanitarios lo que yo había hecho....
Cuando salí de ese tratamiento de belleza, quedé derechita, parecía una miss, recibía muchos piropos por eso y por lo tanto explicaba cómo había sido el tratamiento. Desde aqui, en mi escritorio, escribiendo, debo seguir agradeciendo y enviando bendiciones, muchas bendiciones a todos los que colaboraron para que yo haya llegado a esta edad en estas buenas condiciones, desde familiares, enfermeras, médicos, mi comadre que en paz descanse. . Mi cervical nunca ha molestado, la cuido mucho; si sé que tengo un trabajo donde voy a mantener agachada la cabeza me pongo el collarín, duermo boca arriba y en una silla me siento recta.
miércoles, 27 de enero de 2021
EN LA GUAIRA
Hoy, 27 de enero de 2021, cuando la situación con la pandemia está en condiciones críticas en el mundo, no hemos ido más a la playa, no tenemos contacto con nuestros familiares; en Venezuela, en Ocumare donde yo vivo, estamos cubiertos, resguardados, en mi comunidad han salido muy pocos infestados, aunque siempre existe personas que sino hubiera sido porque tienen comunicación con el exterior, seguirían negando la existencia del virus y su reproducción o nuevas cepas. Hasta los momentos estamos benditos.