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martes, 4 de enero de 2022

LA MUERTE POR CONNY


 Según Conny Méndez (1898-1979), quien nació en Caracas en abril, fue una destacada directora, productora y actriz, celebró muchos de sus actos en beneficio de la Cruz Roja Internacional; tiene una obra musical folklórica, corte romántico, hay un oratorio de inspiración sacra, varias poesías, realizó giras internacionales con conciertos de canto y guitarra en Caracas, Nueva York, Río de Janeiro, Londres, Buenos Aires Santiago, Asunción, Lima y Madrid donde se presentó como Embajadora Cultural de Venezuela, pero donde más se distinguió fue como Metafísica Cristiana para lo que produjo varios libros.

En el libro "Te Regalo lo que se te Antoje" del año 1986, dice así sobre la muerte:

"Cuando una madre ve a su hijo agonizando, o cuando muere un niño pequeño, o cuando desaparece un padre o una madre, dejando una familia entera sin sostén, sin apoyo, viene alguien y por todo consuelo le dice a los adoloridos: -esta es una prueba que manda Dios, hay que resignarse ante la voluntad del Padre. Ya tú sabes que esas son blasfemias que indican fe en el mal y creencia en un Dios cruel, inventado por la mente de los hombres. 

Primeramente, ya saben ustedes que la muerte no existe, sólo se está cambiando de modo de vivir, es sólo una de tantas miles de mudanzas que efectúa el ser humano en el proceso de su evolución. Cuando la familia crece, la casa resulta pequeña y la mudan para una más grande. Cuando un par de zapatos se pone inservible, se dejan y se usan otros nuevos. Ya aquella casa y aquellos zapatos cumplieron su misión, y ésto es la muerte. El término de una misión.

No me dirán ustedes que un niño muere porque se vuelve inservible o porque ha aprendido lo que vino a aprender. No me dirán ustedes que un joven de 24 años está usado, gastado, viejo y que no sirve; ahora es cuando comienza su misión. La voluntad de Dios es que el ser humano termine de cumplir su misión y que llegue a término gozando de todas sus facultades, fuerte y sano. Ni  Dios, ni al hombre le es de ninguna ventaja que uno desperdicie una gran parte de su estancia en la tierra, sordo, medio ciego, feo,  en ese estado innecesariamente desagradable que se llama "la vejez o senilidad"; Dios tampoco quiere que se tronche, se interrumpa o se malogre el propósito de una vida

Habrán notado ustedes que cuando desaparece una persona muy anciana, nadie se hunde en la desesperación; aquella muerte no produce sino una emoción dulce, cariñosa, acompañada hasta de una sonrisa tierna, los hijos del que se va tienen sus vidas desbordantes con sus propios intereses, apenas sienten nostalgia por el viejecito o la viejecita, y al terminar de enterrarla todo el mundo reanuda su vida sin mayor conmoción. Ese es el ideal. Esa sí es la voluntad de Dios, que los seres queridos se separen sin desgarramiento, sin sensación de terrible vacío y que sólo queden los recuerdos gratos, además de ciertos contentos, de que el que se fue pasó a mejor vida

En lugar de desperdiciar poder y energía, temiendo que muera un hijo, una madre o un esposo, hay que emplear esa energía en decir:- Pues yo no quiero que muera ninguno de los míos hasta que termine de cumplir su misión. Hágase la voluntad de Dios. Gracias Padre que ya me has oído. Y cada vez  que la idea se ofrezca a la mente, decirle: -No gracias, no te necesito, conozco la verdad. Ese es el conocimiento de la Verdad que liberta, es lo que se llama fe."






Traigo este título a colación ya que el 31-12-21 a las 11.45, cenando, falleció la esposa de uno de los vecinos, de esta comunidad, en Caracas, lo que me pareció terrible precisamente por el momento que se estaba viviendo o celebrando y que más nunca esos hijos podrán disfrutar porque quedaron marcados para siempre, mientras vivan. Lo siento Douglas.

martes, 15 de junio de 2021

CARTA RECUPERADA

...............


Con rabia, sentada en su escritorio, había terminado de escribir aquellas líneas y sin preocupación la envió, y todos sabemos lo que una rabia puede expresar. 

Luego, arrepentimiento total...y decidida a recuperarla, vivió este drama:

...Llevaba, temblando, la tijera en las manos; escuchó el pestillo de la puerta cuando movió su engranaje, avanzó, sintió una suave brisa en el rostro que alborotó su larga cabellera, un breve tirón, le hizo reaccionar de inmediato. 

Sangre cálida corriendo libre por su frente, cortó rápidamente el mechón atrapado entre las aspas y siguió.... había dolor, ¿Por su piel arrancada?, ¡No!  ¿Por las heridas de sus manos sucias y uñas partidas? ¡Tampoco!, ¿Por el miedo apretujando el corazón?, Quizás ???; adelantó sus pasos en la habitación y pudo  contemplar  bolsas de mezclilla amontonadas en el piso, amarradas con hilos de nylon; empezó a vaciarlas, el corazón le retumbaba en las sienes, las manos tenían una danza frenética, incontrolable, el movimiento del tren las hacía volar por los aires. 


Buscaba… buscaba… una carta con rayones, miraba hacia todos lados. -¡Ahí está!, Su respiración agitada le impedía agarrarla con precisión, ¡romperla! El tren saltó, la tijera y la carta se escaparon. 

Con el pánico reflejado en el rostro, se lanza en su búsqueda, se le esCapa de entre los dedos, la atrapa, respira hondo, la arruga, cruza los brazos con un miedo incontrolable, la lleva a su cara, queda marcado un rastro de sucia humedad rojiza. En esa posición de Dolorosa, no se atrevió a abrirla, a ver si estaba completa, volteó con zozobra y una imagen en el espejo le produjo náuseas, sintió asco por esa extraña......y sendas lágrimas cayeron en su pecho, pero ¡Oh no!. .........  


domingo, 7 de marzo de 2021

MAS PELIGROSO QUE...


 A mi los monos me gusta verlos detrás de una pantalla, o de un vidrio, pero de cerca jamás. Recuerdo un episodio que nos pasó en Santa Capilla de Caracas; la verdad no sé qué edad tenía, si sería 16 o menos de esa edad; mi abuela trabajó en la casa parroquial de Santa Capilla desde 1919, cuando llegaron a Caracas procedentes de Palo Negro o Turmero en el estado Aragua hasta 1967 que el terremoto la mandó a su casa, nada más y nada menos que cuarentiocho años, si mal no recuerdo de lo que oía hablar. Ella ahí tenía una habitación en la parte superior, enfrente estaba el lavandero y la plancha, cerca de ella estaba Rosalía la cocinera, que todos decían guardaba su sueldo en las medias y por eso tenía las piernas bien gordas, ya que no tenía familiares y no contactaba con nadie, ni gastaba absolutamente en nada, mi abuela ganaba 40,00 bolívares mensuales.

En cambio Justina Barreto mi abuela si que tenía familia, una prima y yo nos la pasábamos constantemente con ella, allí las hermanas Pacheco nos hablaban en inglés, para amanecer, servirnos, atardecer, anochecer, despedirnos, entrar y muchos otros etcéteras; a mi me ponían a cantar, bailar, yo era el  mono que las divertía; nosotras servíamos  y recogíamos la mesa, hacíamos los floreros de los altares, mi abuela en la noche limpiaba donde se ponían las velas, también limpiábamos los candelabros; en una ocasión estábamos pasando una tarde muy tranquilas conversando, cuando observamos que en el edificio de enfrente, entre cables y antenas venía bajando un mono, me imagino que entusiasmado por la algarabía que hacíamos con nuestra conversación, venía con una hojilla en las manos, lo que nos aterrorizó grandemente; no sé quién le dió un huevo para que se lo comiera y se fuera, o para agradarlo, lo cierto fue que el huevo nos lo devolvió, vino a caer a nuestras paredes y salimos todas pegando gritos y nos encerramos en una habitación todas asustadas porque el mono se negaba a irse atacándonos con todo lo que podía agarrar.

Este asunto se resolvió cuando alguien llamó a los maravillosos bomberos que se aparecieron en este segundo piso convenciendo al mono de que se fuera con ellos, no sé con qué artilugios, logrando así que la paz volviera a reinar en la casa parroquial de Santa Capilla, sección lavandería. Desde ese día menos me gustan, les tengo miedo por lo silvestres. 



jueves, 28 de enero de 2021

EL LATIGAZO

Un día iba en mi carrito a entregar en Los Teques una proposición de becas de la comunidad  Mercedes Rasco, de regreso tuve un accidente de tránsito, y la única persona, aparentemente que quedó completa fuí yo, y la hija mía de cinco años quedó con sendos vidrios uno en cada ojo, los cuales se sacó ella misma: en la actualidad no hay problemas extras en su visión. En ese día sufrí el síndrome del latigazo, que consiste en la flexión y extensión brusca y excesiva del cuello. Recuerdo que llegué al hospital de Coche, conversando sobre lo acontecido con el chofer que nos llevó, porque la ambulancia se había  accidentado; como bien me dijo el chofer:_Señora yo la llevo a Ud., porque Ud. está conversando, Ud., está consciente, está despierta.

Así llegamos al hospital y una enfermera me salió al encuentro, abrazándome me preguntó, qué me había pasado. Entramos, no había cama disponible, me acostaron, no sé dónde, desde allí contemplaba a mi hija y ví que se la llevó una enfermera frente a mí. Le dieron pollo y comió y comió, serían los nervios, estaba muerta de hambre, mientras, yo estaba en mi camilla, me dormía, me despertaba y preguntaba por ella, siempre pensando que me la podían robar; enfermera que pasaba me decía dónde estaba y lo que estaba haciendo: _No te preocupes, que está bien, está comiendo y tiene mucha hambre. _ Ok. Gracias. Yo me puse como el cuento del zancudo que lo encierran en el congelador y repetía: No me voy a congelar, no me voy a congelar, no me voy a congelar; así estaba yo: No me voy a morir, no me voy a morir, no me voy a morir y así era como me mantenía activa y pendiente de mi hija en manos extrañas.

Bueno al cabo de un rato ya estaba acompañada de familiares y amigos, y despierta. Sé que me pusieron una especie de collarín, hecho de  varios metros de gasa  con que me enrollaron  el cuello; pero yo nunca dejaré de ser quien soy, le dije a mi hermano: _Vamos para el baño, quítame esto que me está asfixiando, caminando con mis tacones Luis XV, nos fuimos al baño y empecé a dar vueltas para que él desenrollara mi cuello. (Sé, que fue una ignorancia total, no sabía lo que hacía). Luego de desenrollar aquellos metros de gasa, puse mi puño en el cuello y él empezó a enrollar otra vez; cuando terminó, subí y bajé la cabeza, suspirando dije: _ Así está bien, muy bien, puedo subir y bajar la cabeza.

Acto seguido me sacaron para mi casa. Me fuí con mi ignorancia a cuestas. La cabeza estaba sobre el cuello, como cuando uno le pone la cabeza a un muñeco roto de  cerámica, mal puesta. Así pasé una semana hasta que una prima (Migue) me consiguió una cita con un traumatólogo, y el medico al verme me dijo que me iba a hospitalizar, porque tenía el cuello roto, estaban  comprometidas las vértebras desde la 4 hasta la 7 inclusive, la médula estaba doblada como al doblar un dedo, lo sentí mucho porque nunca he sentido afecto por hospitales,  medicina, médicos, le tengo miedo. Me fuí al hospital Pérez Carreño de Caracas, me acostaron en una cama de hospital y mandé que me subieran el torso, llegó la enfermera y la bajó para ponerme recta, se fue la enfermera y mandé que la subieran para quedar sentada, llegó otra enfermera y la bajó: Una eterna lucha. Llegó el médico y me llevaron a una habitación donde un trepanador de huesos me abrió sendos huecos en cada sien, por donde metieron unos tornillos y empezaron con algún kilo de hierro para que con el peso se fuera estirando el cuello, hasta que el día 25, llevaba la cuenta, día tras día; el cuello me traqueó, me agarré las manos y se lo dije al médico de guardia. Me felicitó  y me dijo que ahora tendría que ponerme una "minerva". Empecé a ubicar en las salas a ver quién tenía puesta una minerva, para conocer qué era eso. Se me presentó un hombre con una minerva y enseguida dije: _ Yo no me voy a poner eso, será para  que me muera con la tensión.

A la mañana siguiente me llevaron a la sala de yeso, le pregunté qué iban a hacer, que yo no me iba a poner una minerva, que debía haber algún aparato que no fuera de la edad media  y que surtiera el mismo efecto, (pero eso era aterrorizada, imagínense como gritaría), me llevaron otra vez a mi sala, me dieron un récipe para comprar un tal Corset de Taylor, que no se consiguió y Jazmín me compró otro, que me sostenía la quijada y la cabeza atrás, llegaba hasta la cintura, para usarlo durante seis meses, después usaría por tres meses más un collarín. Al día siguiente de usar el corset, me levanté bien temprano, me puse a caminar por los pasillos agarrándome de las paredes, me devolvía, llegaba hasta la habitación y continuaba mi paseo por otro lado, hasta las 8 am que hacía revisión el médico encargado, yo estaba recién acostada, el médico llegó con dos enfermeras y me dijo: _ Hoy te vamos a levantar de la cama; agárrenla, que no se caiga, puede tener debilidad en las piernas, o sentir mareo, cualquier cosa que sientas me lo dices para suspender de ipsofacto la levantada. 

Primero me sentaron: _¿Cómo te sientes? -Bien; ahora lentamente te vas a ir levantando: ¿Cómo te sientes? -Bien. Baja el escalón: ¿Cómo estás? _Bien 

Te puedes quedar sentada en la cama agarrándote de los barrotes, eso hice y mañana te llevaremos a caminar ?? Nunca se enteraron estos seres humanitarios lo que yo había hecho....

Cuando salí de ese tratamiento de belleza, quedé derechita, parecía una miss, recibía muchos piropos por eso y por lo tanto explicaba cómo había sido el tratamiento. Desde aqui, en mi escritorio, escribiendo, debo seguir agradeciendo y enviando bendiciones, muchas bendiciones a todos los que colaboraron para que yo haya llegado a esta edad en estas buenas condiciones, desde familiares, enfermeras, médicos, mi comadre que en paz descanse. . Mi cervical nunca ha molestado, la cuido mucho; si sé que tengo un trabajo donde voy a mantener agachada la cabeza me pongo el collarín, duermo boca arriba y en una silla me siento recta.

 


miércoles, 27 de enero de 2021

EN LA GUAIRA

 En una oportunidad me fuí a La Guaira, con mi hija Mai, nos fuimos en mi carrito, era creo que la primera vez que me iba a quedar a dormir allá; ella estaba pequeña, pero no recuerdo bien los detalles. La población de entrada a Venezuela,es La Guaira, allí está el aeropuerto Internacional Simón Bolívar, allí está el Puerto de La Guaira y es la entrada del comercio mundial, hasta que cierto presidente de una potencia, nos congeló toda entrada de productos para nuestra subsistencia. También podemos encontrar numerosas playas, que son la delicia de chicos y grandes, numerosos hoteles y toda clase de diversiones; hoy La Guaira está realmente remodelada, y hasta el nombre se le ha cambiado, ahora se llama Estado Vargas en honor al Doctor José María Vargas, un ilustre venezolano.
Continuando con la historia de mi mundo que traigo a colación, esa noche nos quedamos en una misma cama las dos,  cada quien arropada con una sábana diferente. A media noche nos despertamos al mismo tiempo, yo sentí que me habían levantado la sábana y me había dado frío, mucho frío, pero analizando lo que pasó, fue que sentí un escalofrío muy intenso, de la cabeza a los pies, un escalofrío pesado; mi hija al mismo tiempo me dice: _¡Mamá abrázame que tengo miedo!. _¡Si!, yo también tengo miedo. Y nos quedamos abrazadas las dos hasta que nos quedamos dormidas y llegó la claridad del día.

Al día siguiente, me levanté bien temprano, y mi criaturita se había quedado durmiendo por el trasnocho, me encuentro a mi prima Rosa en la cocina y le comento lo que nos sucedió en la noche y ella me contó lo siguiente: _"Yo me levanté al baño y pasando por aquí, por la cocina, observo a un hombre de sombrero y abrigo negro, largo, parado en la ventana mirando para el cuarto, específicamente mirando  la cama de ustedes dos.....que me asustó muchísimo, porque es la primera vez que lo veo en mi casa"


Hoy, 27 de enero de 2021, cuando la situación con la pandemia está en condiciones críticas en el mundo, no hemos ido más a la playa, no tenemos contacto con nuestros familiares; en Venezuela, en Ocumare donde yo vivo, estamos cubiertos, resguardados, en mi comunidad han salido muy pocos infestados, aunque siempre existe personas que sino hubiera sido porque tienen comunicación con el exterior, seguirían negando la existencia del virus y su reproducción o nuevas cepas. Hasta los momentos estamos benditos.
Cuídense, 
     Usen el tapaboca, 
           Tengan cuidado con el aerosol.

              Los mayores, no acepten                             cualquier vacuna

lunes, 20 de julio de 2020

CÓMO ME BAJO AL PISO

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Ahora que ya soy grande, que ya camino y 
que me salieron los dientes de leche, puedo decir, que 
yo si era "loquita", ¡que pena!...

En estos momentos en los cuales estamos sacudidos por los depredadores, por la maldad hacia los niños, bendiciones, entregadas a la tierra para que con sus inventos, alegrías, inocencias, podamos los adultos, sencillamente sonreir, sin maldad, sin tapujos, sin doble razón, sin criterios malignos, sencillamente, "hacernos como niños" otra vez para llegar al alma de un niño y compartir con ellos sus sueños e inocencias. Aquí en esta historia podemos ver lo que es un niño, explorando con sus propios medios el ambiente que lo rodea para conocerlo poco a poco en la medida de sus posibilidades, sin aprietos, sin gritos, sin la maldad de algunos demonios que habitan con nosotros en este mundo, y de los que debemos salvar a los niños, y salvarnos nosotros mismos, porque sin pensarlo podemos caer en sus redes malvadas.

                                       LA HUIDA

Mi nombre es Vicki, aquí estoy en esta cama, aburrida, sin saber qué hacer, mi abue está arreglando algo en el escaparate y yo estoy, dónde?: -pues en la cama, sin un juguete, sin nada, solamente almohadas, parece que le quitaron hasta las sábanas a esta cama por lo pelada que está, bien...tengo ganas de bajarme, pero el piso está muuuy lejos...veré..veré..¿qué podré hacer?...







Huy, me da miedo, eso está muy bajo, ayayay, me da miedo...., pero me voy acercando, estoy temblando de miedo.....


Ya sé, me voy a agarrar muy fuerte de la sábana, para poder ir al suelo, ayyy tengo las piernas en el aire ayayay, debo agarrarme fuerte, muy fuerte


Ya, ya toqué la alfombra, pero no me voy a soltar, yo no sé si me resbalo y me caigo, ayayay
estoy asustada, muy asustada





creo que hay alguien detrás de mí, no importa seguiré con mi proyecto



Ajá, esta es la alfombra goajira que tanto nombra mi abuela, es muy linda,  tiene muchos colores y la elaboran en el estado Zulia.



Bieeeen...susto...descanso... para retomar fuerzas; realmente este ejercicio me dejó agotada, ahora me falta otro escalón... ahiii voy, el que no lucha, no vence.


Aquí estoy llegando, ayy ese escalón si es grande. No importa, ya veré qué hago para llegar a donde debo llegar.


Ahhh, ya sé, debo dar la vuelta y tocar el piso con mis pies, porque con las manos me dá miedo irme de boca, que aunque no tengo dientes, me puedo romper la encía


Bien, me puedes ver que logré mi objetivo, ya estoy fuera del cuarto, lo que me falta es bajar este peldaño y al fin LIBREEEE


Viste que pude bajar, que todo en esta vida es determinación, que cuando nos empeñamos en hacer algo lo podemos lograr, que no hay obstáculos, ni subidas, ni bajadas, ni sol, ni sombra, que la voluntad es la que nos impulsa, que debemos obviar las piedras del camino, pasarle por encima y no importa cuántas sean para que podamos llegar a nuestras más preciadas metas



...¡¡Eureka!!..Bien, ya bajé, y ahora tengo que buscar otro proyecto...ahhh ya sé...debo subirme a esa mesa. Voy a buscar en qué silla me puedo montar. Mañana te cuento¡¡¡¡¡

Firma: Vicki


domingo, 8 de abril de 2018

EL BICHO


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EL BICHO
(Historia contada por Nancy Lucena).

Esta experiencia que entrego hoy, nos causó tanto miedo que miles de pensamientos se nos cruzaban por la mente y temíamos volvernos locos.
Era una noche cualquiera, tenebrosa, oscura, los árboles se balanceaban y de sus ramas emanaba un quejido espeluznante, por lo que decidí acostarme luego y terminar esa noche la novela que estaba leyendo; como a las once treinta ya todos dormían y pasé a ver las puertas a verificar si estaban cerradas, y la de mi hijo menor que yo acostumbraba dejarla abierta, que para ese tiempo tendría como cinco años.
A la una de la noche, me sentí indispuesta y le dije a mi consorte que me acompañara afuera, adonde estaban los baños; él me responde que debemos ir rápido, porque tiene que madrugar y no quiere perder las horas de sueño.
De camino por la sala, no veo nada raro, tampoco en los cuartos de mis hijos, llego al baño, lo uso y de regreso me fijo en la habitación de mi hijo menor, ya que yo había dejado la puerta entreabierta y ahora estaba cerrada, y se escuchaba dentro como un forcejeo de algo que trataba de salir o de entrar, que jadeaba, se quejaba, por lo que me asusté muchísimo y llamé a mi mamá.
-Mamá venga, ayúdeme para ver qué le está sucediendo al Flaco, "algo" está pasando allí.
Mi mamá viene y molesta me dice:
-Yo no sé qué maña está agarrando ese muchacho ahora de cerrar la puerta. !Voy a buscar la llave!
Abre.-
Cuando yo entro a la habitación, mi hijo estaba petrificado, desorbitado, sudoroso y no articulaba palabra, sólo hacía movimiento con los ojos y tenía sus manos colocadas en sus partes nobles, a lo que le pregunto:
-!Hijo qué te sucede que estás así!
Él me hace señas hacia el escaparate, pero yo no veía cosa alguna, por lo que decidimos sacarlo del cuarto y llevarlo a la sala; mi mamá como persona mayor que ha vivido muchas cosas espirituales incomprensibles, buscó agua bendita y le echó en la cabeza, rezándole al Dios Todopoderoso, al Ángel de la Guardia y a las Tres Divinas Personas, y me dice:
-Esto no es cosa buena lo que él ve, porque tiene la cabeza demasiado caliente y cuando le echo el agua bendita le sale mucha espuma del cuero cabelludo.
-¿Y qué crees tú que es?, le replico
-Puede ser una mala visión, no ves lo malcriado y grosero que está.
Después de un rato, ya el muchacho estaba más calmado y pudo hablar de lo que había pasado.
-Dentro del escaparate hay un animal, es como un chivo pequeño, que entra y sale, se me coloca en el pecho y trata de acomodárseme en mis genitales.
Por ello decidimos revisar muy bien el cuarto, el escaparate, por todos  los otros sitios que suponíamos pudiera esconderse y no vimos nada; el niño se calmó, se fue a su cuarto y nos volvimos a acostar los demás.
Como a la media hora, se escucha un ruido más fuerte y salimos otra vez a averiguar, lo que estaba pasando, encontrándonos al muchacho como al comienzo, y... dentro del escaparate el ruido continuaba; mi mamá abre la puerta y brota un olor realmente repugnante, que provocaba aasco.
Mi vieja muy pensativa, repite:
-!Aquí hay algo serio mija!, la cosa no es juego, esto que está sucediendo es algo que hay que ponerle atención, porque sino el Flaco va estar en problemas más graves que los que tiene.
-!Búsquenme talco si tiene; hay que averiguar qué es lo que entra y sale de esta habitación, de noche!
Con el talco en las manos, mi mamá lo echó desde el cuarto, el pasillo, la sala, hasta llegar a la puerta de afuera del patio y se dirige otra vez hacia la habitación, gritándome desde allí:
!Quédese donde está! !!No entre!!
Paralizada me quedé ahí, pero de repente sentí la necesidad de mirar lo que había en esa habitación.
-!Tengo que mirar lo que sucede ahí!
Voy apurada y cuando me asomo, me paralizo por completo, ya que en la parte superior del escaparate había un animal con la misma descripción que dio mi hijo: era oscuro, emanaba de su cuerpo un olor nauseabundo; sentí deseos de llorar, desesperada, quería gritar, pero de mi boca no salía palabra, a diferencia de mi vieja, de puro temple, un roble, ella le hablaba y ese bicho trataba de lanzársele encima; ella se defendía con su agua bendita, su rosario y lo insultaba; el animal la miraba fijamente, cuando de repente no lo vimos mas, se escabulló, se desapareció y comenzó a escucharse otra vez el ruido dentro del escaparate.
Con el alma en vilo, salimos todos hacia la sala, ya amanecía, los gallos empezaban a cantar, todo era una santa calma que presagiaba tormenta...pero ella, mi madre, me aseguró:
-Él tiene que irse de esta casa, va salir por algún lado, ese es el momento de cazarlo.
En efecto, el bicho salió, pero no lo vimos, observamos atemorizadas el talco en el piso y unas pisadas de pezuñas pequeñas, en las que faltaba una, y como despedida de la casa pegó un horrible berrido para salir y en nuestra vivienda había quedado un desagradable olor a azufre.
El muchacho que había dormido en otro lugar de la casa, se levantó y nos relató:
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-El bicho me dijo que yo le pertenecía, que él volvería por mí, que no me iba a dejar tranquilo porque yo era de él.
Desde ese momento mi madre, con mucha experiencia empezó a rezar, a cruzar la casa con oraciones antiguas, con palma y agua bendita, a pedirle a Dios que esa mala visión no se repitiera, pero... el bicho volvió... a buscar a su presa...
Pero... nosotras...lo estábamos esperando.
Seguimos sus pisadas, y lo atrapamos, !mi madre lo atrapó!, le lanzó una sábana encima, lo amarró, lo apaleamos, no se le permitió salir, le echó kerosene, le prendió fuego y sus alaridos se escuchaban aterrorizantes, hasta que dejaron de oírse en ese espacio, entre árboles frondosos, entre la penumbra de una noche mas.
Mi hijo ya es un hombre, vivimos donde mismo en los Valles del Tuy; tiene vagos recuerdos de lo que pasó, pero a veces se despierta sobresaltado y no quiere sentir miedo, porque sabe que el bicho no volverá, que sus padres aquí o desde el mas allá van a velar por él para salvarlo
                             CARMEN JOSEFINA BARRETO

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LOS COLORES

Cuánta alegría sentí
manita de mis amores
el día que necesité
pintar un cuadro de
casitas, árboles y camioncitos.

Me vino a buscar mi hermana
por preguntar cualquier cosa
sólo atiné a decir
¿Me prestarás tus colores?
hermanita de mi vida
amor de mi corazón

Y ella, todo desprendimiento
los depositó en mis manos
!Cuídalos! que no se te pierdan
mi hermana
porque de doce colores
ya se me perdieron 6
y de los 6 que me quedan
2 me los mordió Titán
2 me los raspó Mabel.

Así, que no se te pierdan, mi amor
que mi madre si lo sabe
por lo menos las orejas
de sitio las mudará
y aunque ya soy grandecita
mis ojitos llorarán
porque de doce colores
no me quedan sino seis.

Cumpliendo con su pedido
de cuidarle sus colores
me conseguí un sacapunta
que la punta no atinaba
y los colores chiquitos
más chiquitos se quedaban,
pero cumplí lo jurado
a mi hermana le entregué
sus taquitos bien cuidados.
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CARMEN JOSEFINA BARRETO